El país pierde alrededor del 60% asociado al petróleo por ser incapaz de canalizarlo, algo que le salvaría más de 6.000 millones de dólares anuales que gasta en comprar combustible

Terrorismo, corrupción y política dejan a Irak sin energía

PHOTO/REUTERS - Fotografía de archivo. Un técnico iraquí trabaja en un poste de electricidad dañado durante los combates entre las fuerzas iraquíes y los combatientes del Estado Islámico, en el este de Mosul, Iraq, el 26 de abril de 2017

Casi 20 años después de la invasión estadounidense que destrozó su infraestructura, conflicto, corrupción, atentados terroristas, política exterior y nacional confluyen como causas de la precaria red eléctrica como una suerte de alegoría de los males de Irak.  El resultado es, dependiendo del lugar del país, una media de 15 horas diarias de apagones que ya forman parte de la cotidianidad de los ciudadanos de un país que produce 4,5 millones de barriles de petróleo diarios.

“Red dilapidada, más vieja que las guerras, los asedios y las cuotas; consumida por suburbios y abusos; una sangría de 12.000 millones de dólares anuales de apoyo gubernamental. Despedazada en 1991 por la coalición, las bombas terroristas y Daesh”. No es un poema, así habló de la red eléctrica el 29 de abril Luay Alkateeb, en ese momento y hasta el pasado día 9 de mayo ministro de Electricidad, en la red social Twitter. El ya exministro se quejaba del “chantaje” de la intervención de políticos y poderes económicos y los ataques de los “medios miserables y el consumidor irresponsable”.

Cables sueltos procedentes de un generador que suministra electricidad
Ataques terroristas

La red eléctrica ha sido uno de los blancos preferidos por el grupo Daesh, que llegó a declarar un califato en partes de Irak y Siria en 2014 que se extendió hasta las proximidades de Bagdad. Oficialmente derrotado a finales de 2017, Daesh sigue aún activo y uno de los blancos favoritos de sus ataques es la red eléctrica para provocar cortes de suministro en las provincias de Bagdad y Diyala, Saladino, Ninive, Kirkuk y Anbar.

En la última acción de envergadura, hace tres semanas, 33 líneas de alta tensión saltaron por los aires cuando un artefacto explotó en Kirkuk. En el último mes se han producido además ataques contra la red en Diyala (los días 27 y 29 de abril) y Bagdad (28 de abril). Según el Ministerio de Electricidad, dos líneas vitales para el país, la línea de alta tensión que van del este de Bagdad y Amin fueron blanco de este último atentado dejando amplias partes del país a oscuras.

Una vista del caos de cables de la distribución de electricidad del generador

El diputado Hammam al Tamimi, miembro del Comité de Energía del Parlamento, dijo a Efe que “las torres de la red eléctrica son saboteadas cada año por los terroristas”. “Hay muchas razones por las que la mano de los terroristas llega a las torres de electricidad, la más importante de ellas es el escarpado terreno en el que están situadas y la falta de seguridad allí”, precisó, afirmando que hace falta reforzar la protección y la vigilancia.

Corrupción

La capacidad de producción de energía quedó reducida a poco más de 9 megavatios tras la invasión estadounidense. Hoy, los estudios muestran que teóricamente Irak tiene una capacidad instalada de 17 megavatios, pero fuentes del Ministerio de Electricidad indicaron a Efe que la capacidad actual es de 13,5 megavatios. Esa capacidad, insuficiente para responder a los más de 20 megavatios que puede llegar a demandar la red han llevado a un sin fin de proyectos y contratos internacionales en un país con las instituciones repartidas en base a un sistema sectario y tribal. 

Un estudio de la firma Hakluyt & Co para la estadounidense General Electric, una de las operadoras en Irak, indicó que hay “sobornos y una corrupción ampliamente extendida” en el sector energético iraquí, según informó en noviembre de 2019 el diario Wall Street Journal.

Un trabajador opera válvulas en el campo de Nihran Bin Omar al norte de Basora, Irak

Irak pierde alrededor del 60% asociado al petróleo por ser incapaz de canalizarlo, algo que le salvaría más de 6.000 millones de dólares anuales que gasta en comprar combustible, de acuerdo con un informe del Banco Mundial de 2019. En él se señala que solo un 30% de la electricidad producida y un 50% de la electricidad facturada es cobrada por falta de medidores y sistemas comerciales. El total de lo recaudado apenas cubre el 10% del costo operativo de la red.

El hartazgo

El 1 de octubre del año pasado miles de iraquíes comenzaron a salir a las calles de forma espontánea cansados de la corrupción y de que el gobierno no pudiera garantizar el suministro de servicios básicos, uno de ellos la electricidad. 

Los manifestantes siguen exigiendo respuestas y aseguran que los terroristas de Daesh no son los únicos que se ensañan con la red eléctrica. Ahmed Abbas, uno de los manifestantes que se mantiene acampado desde hace meses en la histórica plaza Tahrir de Bagdad, dijo a Efe que “la esencia del problema del sector eléctrico es que es uno de los más corruptos del país”.

Manifestantes ondean banderas y sostienen un cartel del Teniente General Abdul-Wahab al-Saadi

“Algunos partidos no quieren mejorar la red eléctrica en el país porque sería un problema para su corrupción y los miles de millones en contratos y proyectos ficticios que consiguen”, manifestó. Además, añadió, “la mejora del suministro de energía eléctrica supondría detener o reducir la importación de energía desde Irán que no es lo que quieren los partidos leales a Irán”.

Hamza Salah, otro de los manifestantes en Tahrir, subrayó que “hay partidos que se benefician de volar torres eléctricas, especialmente los grupos armados que controlan los generadores con los que hacen millones”.

La falta de suministro eléctrico ha generado un opíparo negocio de venta de energía de generadores para complementar el suministro del Estado o directamente suplir en su ausencia. De los 5.000 megavatios que se generan en el Kurdistán iraquí (norte) más del 90 % están en manos de privados, según el Banco Mundial. “Los políticos y la corrupción en Irak son más peligrosos que el terrorismo”, consideró Salah. 

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