La invasión rusa de Ucrania sigue después de 17 meses y la situación sigue enquistada. Rusia no es capaz de avanzar e incluso está llegando la contraofensiva ucraniana, aunque a un paso un poco lento en sus primeros compases.
La periodista y corresponsal en el país ucraniano María Senovilla volvió a participar en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid para explicar los nuevos detalles de la guerra y para denunciar la brutalidad del régimen del presidente ruso Vladimir Putin.
María, acabas de estar en una posición en primera línea del frente en Klishchiivka, en Bajmut, donde algunos tienen quizá información un tanto cambiada, que si ha empezado o que si no ha empezado la contraofensiva. ¿Qué te has encontrado en esa posición artillera en primera línea?
He tenido la ocasión de compartir con ellos que esto es extraño, un día completo, desde la mañana a la noche, esperando esos avisos de radio para que pusieran a trabajar el lanzacohetes múltiple tipo GRAD que operaban en esa posición.
Entonces he tenido también la oportunidad de hablar con el capitán que comanda toda la sección de GRAD, que desde unos 10-12 kilómetros en los alrededores de Klishchiivka dan cobertura a la infantería ucraniana que está ahora mismo presionando en ese punto del frente de combate.
Hablando con el comandante me decía que ahora mismo la contraofensiva va despacio, esto no es ninguna sorpresa, no estamos dando ninguna noticia, ninguna exclusiva, va extremadamente despacio, pero van manteniendo esa presión sobre todo hacia el frente, hacia el flanco sur de Bajmut, porque siguen, esto es increíble, pero siguen intentando reconquistar esa ciudad.
Y hablando con él me decía que están también preparados para cuando, y empleaba estas palabras, empiece la verdadera contraofensiva. Imagínate con qué cara me quedé. Yo le dije que la contraofensiva arrancó hace dos meses, que llevan dos meses en los que se aprecia claramente la diferencia cuando estás en el terreno, cuando estás en las posiciones de primera línea, que antes de mayo todas las unidades estaban en modo defensivo y ahora son ellos los que llevan el peso de la ofensiva.
Entonces me explicaba este comandante que sí, que la contraofensiva había empezado en algunos sitios, pero que aún estaban esperando la llegada de armas, de armamento pesado que todavía falta por venir desde Occidente y faltaba organizar una contraofensiva a gran escala.
Eso me decían en el frente de combate de Bajmut, que están preparándose para cuando realmente arranque la contraofensiva. No sabemos si esto, como me decía el comandante, va por zonas, va por distintos frentes o si están recalculando la estrategia, pues a medida que van avanzando las semanas de contraofensiva, que también puede ser y que es una cosa muy inteligente, si ven que no funciona algo, se para, se retrocede y se planifica mejor el siguiente paso.

Y cuando volviste de Klishchiivka, te encuentras con que durante toda la semana Moscú ha estado machacando ciudades ucranianas. Responde así a los ataques con drones que sufre por parte de los ucranianos, machacando objetivos civiles. Un nuevo método, lo que se llama doble bombardeo para cazar a los que rescatan a las víctimas del primero.
Un método que ya empezó en la guerra de los Balcanes hace tres décadas, pero que luego lo puso de moda el ISIS, el Estado Islámico, los terroristas yihadistas, que lo que hacían era poner un coche bomba normalmente en lugares muy concurridos por la población civil, como por ejemplo un mercado, y cuando la gente iba a socorrerlos, pues normalmente se hacían inmolar algunos terroristas suicidas con la carga explosiva adherida a su cuerpo, matando a los que iban a ayudar y a salvar vidas.
Y esa es la nueva estrategia que ha adoptado el Kremlin. Dos nuevos bombardeos contra hoteles y restaurantes frecuentados por la prensa internacional, por trabajadores de ONG y por voluntarios que se dedican a llevar ayuda humanitaria en lo que va de semana. Uno ha sido en Pokrovsk, en la provincia de Donetsk, muy cerca de donde me encuentro yo, y el otro en la ciudad de Zaporiyia.
Y, además, recordemos que se producen un mes después del atentado contra la pizzería RIA de Kramatorsk, y digo atentado porque este tipo de bombardeos dirigidos contra lugares donde sabes que está la prensa internacional, Naciones Unidas, voluntarios, son ataques bárbaros, no son un objetivo legítimo en una guerra, para mí son ataques terroristas. En aquella ocasión, a finales de junio, el Kremlin asesinaba a 13 civiles, entre los que había varios menores y también se encontraba una conocida escritora y poeta ucraniana que, desde que empezó la invasión a gran escala, se estaba dedicando a documentar crímenes de guerra y, precisamente, en un crimen de guerra, perdió la vida a finales de junio.
Y respecto a los atentados de esta semana, el de Pokrovsk ha sido el más grave, ha habido nueve muertos y más de 80 heridos. Era un bombardeo en dos fases, se lanzaba un primer misil, se esperaba 20 minutos y cuando ya todos los rescatistas, bomberos, policía y ciudadanos de a pie, que al ver la explosión corrieron hacia el edificio para ayudar a las víctimas a salir de entre los escombros, estaban ahí reunidos, lanzaron un segundo misil. Las imágenes aéreas vistas desde los drones que grabaron a periodistas y policías que estaban ahí son aterradoras.
Redujeron prácticamente a escombros una manzana entera. 80 heridos, entre los que había 29 policías, una docena de rescatistas y también varios menores de edad. En ese edificio donde lanzaban el primer misil, había un hotel frecuentado por periodistas y justo debajo, en la planta de abajo, otra pizzería, como la del RIA, donde también la prensa internacional solía darse cita con oficiales de prensa, con voluntarios y con más gente expatriada que está aquí trabajando en esta guerra.
Y dos días después de Pokrovsk, este mismo miércoles, se repetía la gesta. Rusia bombardeaba otro hotel en la ciudad de Zaporiyia, también otro hotel de periodistas, y en esta ocasión también era donde se alojaban, cuando trabajaban en la ciudad, los trabajadores de Naciones Unidas, que, por cierto, ya han emitido un comunicado denunciando la gravedad de los hechos. Esta vez han sido dos muertos y nueve heridos, y también ha sido una declaración de guerra por parte de Rusia contra los periodistas internacionales que estamos cubriendo este conflicto armado. Para mí esto es una auténtica guerra contra la prensa libre por parte del Kremlin y por parte de Rusia.

Ahora lo que ocurre es que atacan directamente porque están viendo, dentro de lo que es el relato internacional, todo lo que estáis contando los periodistas que lleváis ahí tanto tiempo no es nada positivo para sus intereses. Y utilizan tácticas como tú bien recordabas. Con nosotros, por ejemplo, en Sarajevo, los francotiradores no tiraban a matar cuando la gente estaba en las calles, tiraban a herir a esa persona y cuando otras personas iban a ayudar, como tú bien has contado. Ahora lo que pasa es que, en lugar de ser francotiradores que cazan a personas que van a ayudar a un herido, ahora los rusos lo hacen con misiles. Pero, María, la respuesta de los ucranianos con ataque a puertos está causando daño y yo creo que muchas veces la reacción de Moscú es porque está sufriendo más de lo que pensaba.
Yo creo que también Moscú ha calculado mal la repercusión que esa guerra iba a tener en prensa. Mira, esta misma semana también se cumplían 15 años de la guerra que Rusia llevó a cabo en Georgia, la guerra de los cinco días, después de la cual Rusia está ocupando de facto dos provincias autónomas en ese país, en Georgia, donde tiene bases militares, donde controla de facto esas dos provincias desde hace 15 años.
Y aquella guerra también es verdad que fue muy corta, pero tuvo muy poca repercusión mediática y muy poca reacción por parte de Occidente y del resto de la comunidad internacional. Creo que con Ucrania pensaban que iba a ser exactamente lo mismo y no se esperaban que 17 meses después esta guerra siguiera en los periódicos, siguiera ocupando, aunque sea poco, espacio en los informativos de televisión, en los programas de radio.
Además, todas las informaciones que llegan 17 meses después de que comenzara la invasión a gran escala apuntan al Kremlin, documentan, relatan, detallan los crímenes de guerra que se están cometiendo aquí, sobre todo en los territorios ocupados en los que por desgracia no tenemos acceso, pero que cada vez que nos llegan informaciones hablan de cámaras de tortura, hablan de maltratos, hablan de prisiones para ucranianos a los que detienen por la calle por el mero hecho de hablar ucraniano, en fin, de barbaridades que se están cometiendo sin que la prensa internacional pueda estar allí poniendo sus ojos y contándolo. Pero, aun así, las noticias están trascendiendo y todas las noticias que siguen llegando desde Ucrania 17 meses después ponen cada vez más contra las cuerdas al Kremlin porque están detallando lo que se está haciendo aquí.

María, y ya incluso algún magnate u oligarca como Arkady Volozh, cofundador del motor de búsqueda Yandex, ha condenado públicamente una invasión que ha descrito como bárbara, o sea que poco a poco hay algunas voces que van surgiendo a pesar de que luego no van a poder pasar cerca de una ventana abierta.
Sí, o a lo mejor se van resbalando con una cáscara de plátano por la calle, pueden pasar muchas cosas, pero recordemos también que en junio el propio Prighozin antes de alzarse en rebelión, decía que esta guerra era un sinsentido y relataba algunas de las cosas que habían sucedido en Bajmut.
Cuando voces de dentro de Rusia se contrastan, confirman lo que estamos contando los periodistas internacionales desde este lado de Ucrania, la situación ya es más difícil de mantener. Aun así, el Kremlin lleva trabajando el relato de la propaganda desde hace diez años, lleva invirtiendo en propaganda para blanquear este tipo de acciones durante diez años y hay países y hay mandatarios a los que, por mucho que la prensa contemos lo que está sucediendo y se lo mostremos con imágenes, no les vamos a convencer.