Con el conflicto estancado en todos los frentes de combate y la mesa de negociación bloqueada, ponemos la mirada en los hitos que han marcado los últimos doce meses para entender qué va a pasar

Ucrania un año después: la guerra impredecible

photo_camera PHOTO/MARÍA SENOVILLA - Dos militares ucranianos muestran un carro de combate ruso T72B3 capturado durante la contraofensiva de otoño, cerca de Shevchenkove (Járkiv)

Ha quedado atrás la resaca del primer aniversario de la invasión rusa de Ucrania. La guerra que ahoga a este país desde hace un año volvió a ser portada en los periódicos y abrió de nuevo todos los telediarios, como aquel 24 de febrero de 2022.

El día del aniversario, todos los que estábamos en alguna ciudad ucraniana cerca del frente de combate nos despertamos temprano para mirar las redes sociales –donde se notifican los ataques rusos casi en tiempo real–. La incertidumbre nos acompañó durante toda la jornada, y cada vez que las sirenas antiaéreas bramaban mirábamos al cielo esperando lo peor.

Muchos residentes de ciudades importantes, como Kiev, salieron de las urbes por temor a una masacre. Los homenajes a los caídos, que se celebraron por todo el país, se organizaron con discreción y sin la presencia de la prensa en muchos casos. Y los chats de mensajería echaban humo con las conversaciones entre los refugiados –que ahora viven en otros países de Europa– y sus familiares en Ucrania: “¿Estáis bien?” “¿Ha sucedido algo?” “Escríbeme dentro de un rato, otra vez”.

Era una fecha simbólica, de las que el Kremlin no deja escapar. Pero no hubo –por fortuna– ningún ataque significativo más allá del esfuerzo diario que hace la artillería rusa para mantener sus posiciones en lugares como Donetsk, el sur de Járkiv o Jersón. ¿Qué lectura se puede hacer del hecho de que no sucediera nada?

La guerra estancada

No es la única pregunta que cabe plantearse un año después. Porque, aunque la guerra se esté librando en los frentes de combate que desgarran el este y el sur de Ucrania, es la población civil de todo el país la que sufre los daños colaterales. ¿Cuánto tiempo pueden seguir los ucranianos con su vida en pausa?

¿Cuánto más se puede sostener la pérdida de puestos de trabajo y la falta de comercio exterior? ¿Qué pasa con la inflación que ha hecho al país dependiente de la ayuda humanitaria? ¿Y la falta de enseñanza presencial? ¿En qué momento podrán regresar los millones de refugiados que han huido de la guerra?

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Aunque parezca contradictorio, todas estas cuestiones se pueden responder en el campo de batalla, si uno de los dos Ejércitos en liza logra una ventaja significativa. Porque, aunque todas las guerras terminan en una mesa de negociación, el adversario que lleve la ventaja militar cuando esa mesa se reúna, será el que gane la guerra.

Los 10 hitos de la contienda

En estos momentos, cabe recordar que Rusia reclutó –de manera forzosa– a cientos de miles de hombres y que sus cambios de estrategia han sido habituales desde que lanzó la invasión a gran escala. Por eso es posible que se esté gestando la anunciada ofensiva de primavera. También es posible que, desde el lado ucraniano, se lleve a cabo una nueva contraofensiva, en esta ocasión centrada en el sur de Zaporiyia.

El Estado Mayor de Zelensky, por su parte, no desvela detalles al respecto. Pero sí ha recopilado “Los logros militares del Ejército ucraniano durante el primer año de guerra” para explicar cómo se ha llegado a la situación actual. Son 10 puntos y arrancan con el cerco de Kiev, que se mantuvo durante las primeras semanas de la invasión, sin que el Kremlin lograra capturar la capital.

“La defensa exitosa de Kiev, Cherniguiv, Sumy y Járkiv desde las primeras horas de la invasión permitió que se llevaran a cabo todas las acciones militares que vinieron después”, aseguran desde el Estado Mayor, que apunta a la “resistencia masiva de cientos de miles de civiles a los ocupantes rusos, que entraron en las ciudades de Jersón, del sur Járkiv o de Zaporiyia” como el segundo gran hito que tuvo lugar en 2022.

“A pesar del terror, llevaron a cabo acciones de desobediencia pública en territorios ocupados temporalmente. Los ucranianos han sido una poderosa resistencia desde el comienzo de la agresión”, subrayan. Cortar la cadena logística de las tropas rusas en el norte del país es el tercer hecho destacado, y la destrucción del buque insignia de la Armada rusa –el “Moscú”– en aguas del mar Negro es el cuarto.

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Tras el hundimiento del Moscú, el Ejército ucraniano recuerda la victoria sobre Isla Serpientes –también en el mar Negro– en junio del año pasado. El sexto hito de las Fuerzas Armadas ucranianas pasó por cortar el suministro de las tropas rusas en el noroeste del país.

El siguiente logro fue volar varios arsenales de armas rusos, y eso les permitió llegar a una de las gestas más reconocidas a nivel internacional: la contraofensiva de otoño y la liberación de los territorios ocupados en la provincia de Járkiv y en la orilla norte del río Dnieper en Jersón.

Las dos últimas gestas que destacan desde el Estado Mayor hacen hincapié en el buen trabajo de la defensa antiaérea ucraniana durante los últimos meses, así como la resistencia del Ejército en el sur de Járkiv –donde las tropas de Putin no han logrado avanzar en dirección a Kupyansk, a pesar de los esfuerzos de su artillería–.

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Las ciudades de la muerte

A día de hoy, los esfuerzos bélicos siguen centrados en la ciudad de Bajmut, un dique de contención para el avance ruso por el norte de la provincia de Donetsk –el último bastión ucraniano en el Dombás–.

La férrea defensa que está llevando a cabo allí el Ejército de Zelensky ha costado miles de vidas –y la cifra de bajas rusas sería aún más demoledora–. Pero no es la primera vez que asistimos a algo similar: ya sucedió en Severodonetsk, en junio del año pasado; y en la ciudad de Soledar, vecina a Bajmut y que finalmente cayó este mismo enero.

Durante el mes de febrero, se han contabilizado más de 400 enfrentamientos e intentos de asalto por parte de las tropas rusas en este enclave, y marzo ha arrancado con el cierre de la ciudad, donde de momento ya no pueden acceder los periodistas –un indicativo de que la situación se ha deteriorado–.

En palabras del general de brigada Oleksiy Hromov, jefe adjunto de la Dirección Operativa Principal del Ejército ucraniano, Bajmut se ha convertido en "la situación más difícil" para Ucrania.

Queda por ver si Kiev da finalmente la orden de retirada –la evacuación de civiles ya se ordenó, hace dos semanas–, y sus Fuerzas Armadas se atrincheren en Kramatorsk para cortar el paso a las tropas rusas desde ahí. Y mientras eso sucede, continúa creciendo el reguero de vidas rotas que se ha producido desde que Putin lanzó sus tanques contra el país vecino.

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Vidas reducidas a números

Un año después de que empezara la invasión rusa de Ucrania, las cifras son escalofriantes: 14 millones de ucranianos se han visto obligados a huir de su hogar. Casi 8 millones viven hoy como refugiados en otros países –separados de los hombres de su familia que tienen entre 18 y 60 años, y que no pueden abandonar el país por la Ley Marcial–.

Otros 5 millones son desplazados internos, realojados en casas prestadas, alquiladas e incluso en escuelas que, cerradas por los bombardeos, han sido reconvertidas ahora en una especie de albergues. Además, 18 millones de ucranianos dependen de la ayuda humanitaria para poder comer, vestirse con ropa de abrigo o atender a sus bebés. Y se estima que 10 millones de almas van a tener problemas de salud mental causados por la guerra.

Motivos tienen. Los testimonios sobre las cámaras de tortura y las imágenes de las fosas comunes, que han ido apareciendo en los territorios que estuvieron ocupados por las tropas rusas, están en el imaginario de todos los ucranianos –tal vez para toda la vida–. También la experiencia traumática de los bombardeos, o de perder a un ser querido en el frente de combate.

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Vivencias que van a pasar factura a un país que también asumirá una dura lacra en lo económico: la economía de Ucrania se contraerá un 45% este año, y el 90% de sus ciudadanos corre el riesgo de caer en la pobreza. Estas son algunas de las cifras que ha publicado la ONU, y que dibujan el triste paisaje que deja un conflicto armado en todos los ámbitos de la vida, incluso después de acabar.

Lo peor de una guerra es, la mayoría de las veces, la posguerra que lastra a todas las generaciones durante años e incluso décadas. Pero para que comience la posguerra en Ucrania, primero tiene que terminar el conflicto armado. ¿Cuándo? Es imposible responder a esa pregunta hoy. La de Ucrania se ha convertido en la guerra impredecible.

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