El alto representante de la Unión Europea (UE) para la Política Exterior, Josep Borrell, lamentó este martes junto a los ministros de Exteriores de Italia, Francia, Alemania y el Reino Unido acciones que puedan suponer una "interferencia externa" en el conflicto en Libia, tras la llegada de tropas turcas. "Enfatizamos la necesidad de evitar acciones unilaterales como la firma de acuerdos que exacerben más el conflicto o acciones que creen un pretexto para interferencias externas que son contrarias a los intereses del pueblo libio, así como a los intereses europeos", indicaron en un comunicado conjunto.
La declaración la respaldaron Borrell y los jefes de la diplomacia de Francia, Jean-Yves Le Drian; Alemania, Heiko Maas; Italia, Luigi Di Maio, y el Reino Unido, Dominic Raab, que se reunieron en Bruselas para abordar la situación en Libia. "Todos los miembros de la comunidad internacional necesitan respetar estrictamente y cumplir con el embargo de armas de la ONU" decretado a ese país, recalcaron, a la vez que consideraron que "la continuada interferencia exterior está alimentando la crisis". "Cuanto más confían las partes libias en guerra en la asistencia militar extranjera, más otorgan a actores externos una influencia indebida en las decisiones soberanas libias, en detrimento de los intereses nacionales y la estabilidad regional", subrayaron.
El contingente de tropas aprobado por el Parlamento turco comenzó a desembarcar este lunes en Libia, con el objetivo de sostener al Gobierno reconocido por la ONU en Trípoli y ampliar la misión de las unidades de drones turcos clase "Bayraktar TB2", que combaten en el país desde que el pasado abril el mariscal Jalifa Haftar lanzó su ofensiva contra la capital.
En una rueda de prensa, Borrell recordó que no ha podido viajar por razones de seguridad a Libia, donde "la situación empeora día a día". "Libia es prioritaria para la UE", recalcó el alto representante, que dijo comprometerse con todas las partes en favor del diálogo político y dejó claro que "no hay solución militar" para ese conflicto. Según el político español y los ministros, es necesario "detener inmediatamente" los combates que se libran entorno a Trípoli y en otros puntos del país. "Pedimos un alto el fuego y detener la escalada de tensión y la interferencia externa, que se ha ido incrementando en los últimos días. Es obvio que esto hace referencia a la decisión turca de intervenir con sus tropas en Libia, que es algo que rechazamos y que incrementa nuestras preocupaciones sobre la situación", indicó Borrell.
El alto representante hizo referencia a la misión naval comunitaria "Sofía" contra las mafias migratorias en el Mediterráneo central, que actualmente se encuentra sin barcos ante la falta de acuerdo entre los Estados miembros sobre los desembarcos de náufragos que rescatan del mar."Volver a dar a la misión Sofía nuevos elementos operacionales siempre ha estado sobre la mesa", apuntó.
Libia sufre desde el pasado abril los enfrentamientos entre las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar (LNA) y las milicias afines al Gobierno de Acuerdo Nacional sostenido por la ONU (GNA, por sus siglas en inglés), que se ha recrudecido en torno al antiguo aeropuerto internacional de Trípoli, en desuso desde 2014 pero de alto valor estratégico para la conquista de la ciudad. El Ejecutivo sustentado por la ONU en Trípoli cuenta con el apoyo de Turquía, Qatar y de forma discreta Estados Unidos, además de la UE, mientras que Haftar, por su parte, cuenta con el respaldo económico, militar y político de Arabia Saudí, Francia, Rusia, Egipto y Emiratos Árabes Unidos.

Marruecos dijo hoy rechazar "toda intervención extranjera, incluida una intervención militar" en Libia, horas después de que se anunciara el desembarco de los primeros soldados turcos llegados en apoyo del gobierno de Trípoli, atacado desde el este por las fuerzas del mariscal Jalifa Haftar.
El ministro marroquí de Exteriores, Nasser Bourita, no citó en ningún momento a Turquía, pero dejó claro su rechazo "sean cuales sean los fundamentos, los motivos y los actores" de esa intervención. Marruecos se ha alineado hasta el momento con el gobierno de Trípoli reconocido internacionalmente, e incluso ha apadrinado una conferencia internacional en Skhirat (sur de Rabat) para apoyarlo, pero se ha opuesto a las injerencias sobre el terreno. Las intervenciones extranjeras no hacen sino complicar la situación en Libia, alejar la perspectiva de una solución política, profundizar los conflictos internos y amenazar la paz y la seguridad en la región del Magreb, dijo el ministro, quien abogó por "un consenso entre las diferentes facciones libias".
El Consejo de Ministros de Arabia Saudí condenó este martes la escalada militar y las "injerencias" de Ankara en el conflicto libio, después de que las tropas turcas desembarcaran ayer en Libia para prestar apoyo al Gobierno reconocido por la ONU en Trípoli. En una reunión en el palacio de Yamena, presidida por el rey Salman bin Abdulaziz al-Saud, el Gabinete expuso su "rechazo a la escalada militar y a las injerencias turcas en los asuntos libios", que "infringe los principios de los reglamentos internacionales", indicó la agencia de noticias oficial saudí SPA.
Según la fuente, el despliegue de tropas de Ankara y el envío de más drones clase "Bayraktar TB2" para hacer frente a la ofensiva del mariscal Jalifa Haftar sobre Trípoli representan una "violación" del embargo de armas impuesto por la ONU a todas las partes beligerantes libias. Asimismo, "socava los esfuerzos de Naciones Unidas para resolver la crisis libia y constituye una amenaza para la seguridad del país, árabe y regional", añadió. Las tropas, según el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, viajan con un mandato de paz, para ayudar en labores de instrucción, asesoramiento y cooperación humanitaria, aunque suponen la entrada directa de Turquía en la guerra civil libia.
Por su parte, Arabia Saudí apoya a Haftar, que tutela el Parlamento elegido y no reconocido en Tobruk y domina la mayor parte del territorio y los recursos energéticos, y que también es respaldado por Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Francia y Rusia. Por su parte, el GNA, con base en Trípoli y menor influencia sobre el terreno, tiene el respaldo de Qatar, alineado con Erdogan y otros Gobiernos y movimientos islamistas de Oriente Medio.