Hay otros 35 heridos; Rusia envía dos fragatas a la costa siria como medida de disuasión

Un bombardeo mata a 33 soldados turcos cerca de Idlib

photo_camera AFP/ARF TAMMAWI - La ciudad de Saraqeb en la parte oriental de la provincia de Idlib en el noroeste de Siria, tras el bombardeo de las fuerzas gubernamentales sirias, el 27 de febrero de 2020

El mundo contiene la respiración por los acontecimientos ocurridos en las últimas horas en el noroeste de Siria. Al menos 33 soldados del Ejército turco han muerto en un ataque aéreo sobre un puesto de control situado en las proximidades de Idlib. La base atacada se ubica a unos treinta kilómetros al sur de la ciudad, a medio camino entre las localidades de Al-Bara y Baluon.

El encargado de ir facilitando las cifras de fallecidos ha sido Rahmi Dogan, gobernador de la provincia turca de Hatay, fronteriza con Siria. En un primer momento, se reportó que habían sido nueve los soldados turcos asesinados. Sin embargo, a lo largo de la noche, ese número ha ido creciendo hasta situarse en el balance actual. 

Dogan, además, ha informado de que hay al menos otras 35 personas que sufrieron heridas de distinta consideración. Todas han sido trasladadas a varios hospitales próximos. El estado de algunos de los militares heridos es bastante grave, de modo que es probable que la cifra de bajas aumente a lo largo de las próximas horas.

Un soldado turco patrulla con tropas en la ciudad de Atareb, en la zona rural occidental de la provincia siria de Alepo, controlada por los rebeldes, el 19 de febrero de 2020
¿Culmen de la escalada?

Se trata del incidente más serio que se ha producido hasta la fecha desde que comenzó la actual escalada de tensión en la región. La intervención turca en la -en teoría- zona desmilitarizada que se encuentra alrededor de Idlib, propiciada por el vacío dejado allí por la retirada de las tropas estadounidenses, ha desestabilizado todavía más la frágil situación. 

En los últimos meses, el Ejército de Bachar al-Asad ha acometido una ofensiva terrestre con el apoyo de la aviación rusa para recuperar la ciudad, último bastión de resistencia contra Damasco en una guerra que dura ya nueve años. Poco a poco, ha ido reconquistando los pueblos que habían caído en manos de los rebeldes, en su mayoría milicias islamistas.

Un convoy militar turco se dirige a la provincia de Idlib, Siria, el sábado 22 de febrero de 2020

Muchos de estos grupos opositores han estado apoyados financiera y logísticamente por Ankara. Erdogan, por tanto, ha hecho sus propios planes para tratar de frenar el avance de las unidades sirias. Turquía ha llevado a cabo su propio despliegue sobre el territorio de su país vecino. Ambas partes se acusan de haber roto los consensos alcanzados mediante los acuerdos de Astaná y de Sochi, que establecen zonas de desescalada por toda la región. Los choques entre soldados turcos y sirios, desde entonces, han sido corrientes.

El primer gran incidente, considerado el desencadenante de la actual escalada, tuvo lugar el pasado mes de enero, cuando un bombardeo de una batería de misiles siria mató a ocho soldados y un civil en un puesto de control próximo a Saraqeb. En los últimos días, se habían producido ya varios choques entre miembros de las Fuerzas Armadas de ambos países -hasta ayer, 19 soldados turcos habían muerto en febrero-, pero ninguno de la magnitud del ocurrido este jueves.

Mapa de la provincia Idlib de Siria. Al menos 33 soldados turcos han muerto en un ataque aéreo atribuido a Damasco
Obra de las Fuerzas Armadas sirias

La autoría del ataque se atribuye al Ejército Árabe Sirio de Al-Asad. El Centro Ruso para la Reconciliación de las Partes en Siria ha negado la implicación directa de Rusia en el bombardeo. Los rusos, sin embargo, han defendido la actuación de los soldados de Al-Asad, alegando que el ataque estaba dirigido contra terroristas pertenecientes al antiguo Frente al-Nusra, la filial de Al-Qaeda en Siria a la que tanto Turquía como Qatar han prestado asistencia.

En un comunicado del Ministerio de Defensa, el Kremlin ha explicado que, previamente, los mandos rusos habían solicitado a sus homólogos turcos la posición de todas sus tropas, como suele ser habitual antes de cada operación. Por tanto, si esa información era verídica, no tendría que haber habido ningún soldado turco en el lugar del bombardeo. El texto añade que, en todo caso, en cuanto se supo que había militares entre las víctimas, se dio orden de detener los disparos.

En cualquier caso, el ataque perpetrado este jueves ya ha importantes consecuencias tangibles, más allá de los daños humanos. El bombardeo ha sentado bastante mal a la divisa nacional. La lira turca ha amanecido en sus niveles más bajos en casi un año y medio, desde septiembre de 2018. En lo que va de 2020, la moneda ha perdido un 5% de su valor, según los cálculos ofrecidos por la agencia Reuters. Asimismo, los mercados de valores del país, especialmente la bolsa de Estambul, han sufrido caídas bastante significativas.

Rebeldes sirios apoyados por Turquía en un tanque en la ciudad de Saraqeb en la parte oriental de la provincia de Idlib en el noroeste de Siria, el 27 de febrero de 2020
Diatribas y búsqueda de aliados

Por el momento, la respuesta turca se ha concretado de dos formas: de palabra y de acción. En el plano retórico, el director de Comunicaciones de Ankara Fahrettin Altun ha advertido de que Turquía no piensa dar un paso atrás: “Todos los objetivos conocidos del régimen han sido y continuarán siendo atacados con nuestros elementos aéreos y terrestres”. Ömer Çelik, portavoz del partido Justicia y Desarrollo (AKP, por sus siglas en turco) del presidente Erdogan, ha avisado, igualmente, de que “el régimen asesino y los que lo alientan darán cuenta de esta traición de la manera más severa”, en referencia al régimen de Al-Asad y sus aliados.

En el plano práctico, inmediatamente después de que se conociese la noticia, la maquinaria gubernamental turca se puso en marcha. El ministro de Asuntos Exteriores turco Mevlut Çavusoglu mantuvo una conversación telefónica con Jens Stoltenberg. El secretario general de la OTAN ha anunciado que la Alianza Atlántica se reunirá este mismo viernes ante la demanda turca de la activación del artículo 4 de la Carta, que autoriza consultas con la organización en caso de que uno de los Estados miembros haya sido atacado. 

El secretario general de la OTAN Jens Stoltenberg y el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan en la cumbre de líderes de la OTAN en Watford, Reino Unido, el 4 de diciembre de 2019

Del mismo modo, el ministro de Defensa Hulusi Akar dialogó con el secretario de Defensa estadounidense Mark T. Esper, que, posteriormente, describió en su cuenta de Twitter la “agresión” de Al-Asad como “brutal” y acusó a Rusia e Irán de estar detrás. “Estamos explorando maneras para que Estados Unidos pueda trabajar junto con Turquía y la comunidad internacional”, añadió Esper. Por su parte, el presidente Recep Tayyip Erdogan, convocó una reunión de urgencia con otros altos mandatarios del Gobierno para evaluar la situación. 

Como medida disuasoria, ante la previsión de que Ankara pueda responder con haciendo uso de la fuerza, Moscú ha enviado a la costa siria, donde dispone de la base de Khmeimim, dos fragatas equipadas con misiles de crucero de modelo Kalibr. Se trata de unos proyectiles que combinan un largo alcance, de hasta 2600 kilómetros, con una precisión bastante certera. Cabe recordar que Ankara dispone en su arsenal de misiles S-400 de fabricación rusa.

Mientras el mundo se mantiene a la expectativa, Naciones Unidas, por el momento, ha pedido a las partes en conflicto un cese inmediato de la violencia. “Si no se toman medidas urgentes, el riesgo de una escalada todavía mayor se incrementa cada hora”, ha manifestado el secretario general António Guterres, que ha insistido en que un alto el fuego inmediato es primordial para prevenir un conflicto generalizado y para frenar la situación de emergencia humanitaria que atraviesa la zona.

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