Durante 24 horas, los sudaneses retomaron la normalidad gracias a la tregua alcanzada entre los paramilitares y el Ejército

La violencia vuelve inmediatamente a Sudán tras un día de alto el fuego

PHOTO/AFP - La escasez de productos básicos ha llevado a miles a abandonar Jartum
PHOTO/AFP - La escasez de productos básicos ha llevado a miles a abandonar Jartum

En repetidas ocasiones, Arabia Saudí y Estados Unidos han reafirmado su papel de mediadores para poner fin a los conflictos militares en Sudán entre los paramilitares de las FAR y el Ejército. Los esfuerzos de mediación de estadounidenses y saudíes han estado marcados por la búsqueda incesante de un alto al fuego que, por desgracia, nunca se llegaba a cumplir. Esto ocasionó que el 1 de junio los diálogos indirectos entre los dos bandos, patrocinados por Washington y Riad, se suspendieran y trajeran consigo la imposición de sanciones económicas y de visado de Estados Unidos contra los paramilitares, el Ejército y las empresas afiliadas que posibilitan el rearme.  

No obstante, el pasado viernes los mediadores anunciaban que las partes enfrentadas habían acordado una tregua de 24 horas para facilitar la entrega de ayuda humanitaria vital tras ocho semanas de fuertes enfrentamientos y que ha dejado alrededor de 25 millones de personas, es decir, más de la mitad de la población sudanesa, necesitada de ayuda y protección, según afirma la ONU.  

AFP/ASHRAF SHAZLY - Fuerzas de seguridad sudanesas hacen guardia en la capital de Sudán, Jartum
AFP/ASHRAF SHAZLY - Fuerzas de seguridad sudanesas hacen guardia en la capital de Sudán, Jartum

El sábado a primera hora de la mañana se levantaron los controles militares en Sudán que permitieron la apertura de muchos comercios, la libre circulación por la capital para aquellos ciudadanos que querían adquirir víveres y que se retomase el tráfico de vehículos. Pese a que ninguna de las partes ha informado del transcurso de la tregua, ambos se comprometieron a “abstenerse de realizar movimientos prohibidos, ataques, uso de aviación y drones, bombardeos, artillería y rearme de sus fuerzas”, como recoge el comunicado emitido por EE. UU. y Arabia Saudí, aunque los dos bandos militares avisaron que responderían si encontraban alguna acción que durante la tregua les amenazara directamente.  

Los mediadores aseguraron que el objetivo de la tregua era “romper con el ciclo de violencia, ya que, si las partes no observaban la pausa, estarían obligados a considerar posponer las conversaciones de Yeda”. Además, era una oportunidad para fomentar la confianza entre ambos, aunque los saudíes y estadounidenses consideran que “no existe una solución militar aceptable para el conflicto”.  

Una hora después del fin de la tregua, se reanudó la violencia con fuertes enfrentamientos y ataques aéreos en la capital de Sudán, Jartum, y fuego de artillería en el norte de Omdurman. Un comunicado conjunto de los mediadores anunciaba la decepción de estos por la reanudación inmediata de la violencia intensa. Por esta razón, en las últimas horas varios medios saudíes informaban que “Arabia Saudí y Estados Unidos afirmaban estar dispuestos a reanudar las conversaciones tan pronto como las dos partes en conflicto demuestren su adhesión a lo acordado en la Declaración de Yeda”, en la cual las FAR y el Ejército se comprometieron a negociar treguas breves mientras aunaban esfuerzos para alcanzar un alto al fuego permanente.  

PMA/Jacques David - Refugiados sudaneses llegan a Chad
PMA/Jacques David - Refugiados sudaneses llegan a Chad

Desde que los combates empezaron, el 15 de abril, se han acordado más de seis treguas que han sido violadas a excepción de esta última. El aumento de violencia ha obligado a más de un millón de sudaneses a abandonar su hogar, según informa el portavoz de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Matthew Saltmarsh, de los cuales casi 500.000 han buscado refugio en países vecinos como Sudán del Sur, Chad, Libia o Etiopía, que tienen sus propias dificultades de seguridad alimentaria, sequía e incluso conflictos armados. Uno de los principales países receptores de refugiados sudaneses ha sido Egipto, que ha recibido a 200.000 personas que llegaron por tierra a sus fronteras, sumando la migración a la lista de problemas que tiene El Cairo. Para limitar la entrada de sudaneses, el Gobierno de Egipto ha recrudecido los requisitos de entrada de mujeres, niños menores de 16 años y personas mayores de 50 años que habían estado anteriormente exentos de visas, con el fin de “detener las actividades ilegales de individuos y grupos en el lado sudanés de la frontera, que falsifican la documentación para entrar”.