Sudán se ahoga bajo el fuego de artillería y los bombardeos
A pesar de los anuncios y acuerdos de tregua y alto el fuego que fueron sellados en las últimas semanas, los enfrentamientos armados entre el Ejército regular de Sudán dirigido por Abdel Fattah al-Burhan y el grupo paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido a las órdenes de Mohamed Hamdan Dagalo prosiguen en territorio sudanés.
El país africano se ahoga bajo el fuego de artillería y los bombardeos protagonizados por las facciones sudanesas enfrentadas. Unos ataques que se han intensificado en las últimas horas a pesar de las promesas que hubo recientemente para detener las hostilidades.
Las ofensivas aéreas y los enfrentamientos armados se sintieron con fuerza al sur de la capital Jartum y en otros enclaves como Bahri y Omdurman, en el entorno del río Nilo, como afirmaron diversos testigos según informaciones de diversos medios como Arab News. Los enfrentamientos se han extendido sobre todo por Jartum y en la zona de Darfur occidental.
La crisis humanitaria es difícil de atajar ya que los desplazados tanto internos como externos a otros países se cuentan por centenares de miles hasta llegar a más de 700.000 personas, 200.000 de ellos fuera de las fronteras sudanesas, huyendo a otros países como el vecino Egipto. Las autoridades han detallado ya cerca de 700 muertes y más de 5.500 heridos, pero se estima que el número de víctimas sea mayor.
Los esfuerzos mediadores de Arabia Saudí y Estados Unidos no han logrado detener de momento las hostilidades entre las partes enfrentadas, a pesar de que se acordaron diversas treguas, y el enfrentamiento sigue bastante enconado. Las últimas conversaciones propiciaron entendimientos sobre la protección de los civiles y permitir el suministro de ayuda, pero aún se están discutiendo los mecanismos para los corredores humanitarios y acordar un alto el fuego que pueda ser definitivo.
Sudán sigue a la búsqueda de la transición democrática. Un proceso que está teniendo muchas dificultades. Todo arrancó con el derrocamiento de Omar al-Bashir, cuyo férreo régimen terminó en abril de 2019 después de que el dirigente llegase al poder en 1989 gracias a un golpe de Estado. Al-Bashir fue depuesto tras la intervención del propio Ejército que él dirigía después de las revueltas populares masivas que hubo en el país sudanés ante la precaria situación nacional, la opresión política que se padecía y los síntomas de corrupción que mostraba la nación. Unas manifestaciones que surgieron siguiendo la estela de las primaveras árabes, movimientos sociales y políticos que se produjeron en muchos países árabes y que buscaban una mayor democratización.
Tras la caída de Al-Bashir llegaron los contactos entre el estamento militar y la sociedad civil para propiciar una transición democrática, pero hubo bastantes diferencias y se llegó incluso a la dimisión del primer ministro Abdallah Hamdok en enero de 2022 por el estancamiento político existente y tras un golpe militar de octubre de 2021 que descarriló la frágil transición democrática sudanesa en medio de protestas y enfrentamientos populares. Abdel Fattah al-Burhan siguió ejerciendo como hombre fuerte del país, pero ha dejado muchos mensajes sobre la intención de las Fuerzas Armadas sudanesas de apartarse de la vida política y propiciar una transición hacia un Gobierno dirigido por civiles favoreciendo la instauración de la democracia. Aunque esto todavía no se ha producido en la nación africana.
Ahora llega la división entre grupos armados nacionales y el choque militar entre el Ejército dirigido por Abdel Fattah al-Burhan y las Fuerzas de Apoyo Rápido de Mohamed Hamdan Dagalo. Unas Fuerzas de Apoyo Rápido que constituyen un grupo paramilitar que fue creado en su día por el expresidente Omar al-Bashir y que dependen de la inteligencia sudanesa. Desde su reconversión en 2013 estás lideradas por Dagalo, quien tras el golpe de Estado de 2021 se convirtió en el número dos del Ejército, por detrás del Al-Burhan. La situación existente en estos momentos denota las luchas internas por el poder y el control económico de la nación que existen en la influyente cúpula militar y que no están favoreciendo de ninguna manera la estabilización del poder, ni el tan anhelado proceso de transición democrática.
