El cambio climático: una realidad actual

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Pocas veces un informe tiene tanto impacto como el que ha tenido el sexto informe de evaluación elaborado por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). El pasado lunes se dieron a conocer las primeras conclusiones de este, y todos los medios se hicieron eco. Por una vez, el cambio climático pasó a ser portada en todos los periódicos. No es para menos. El documento no deja lugar a dudas: el cambio climático ha dejado de ser un problema del futuro, y es ya una realidad del presente. 

El IPCC fue creado en 1988 para evaluar de manera integral los conocimientos científicos, técnicos y socioeconómicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta. En este último informe han participado 234 expertos de 66 países, que en los últimos ocho años han analizado más de 14.000 artículos académicos sobre el cambio climático. El resultado es un extenso documento que no solo analiza las causas y las repercusiones actuales del cambio climático, sino que además propone distintos escenarios a los que podría enfrentarse la humanidad en las próximas décadas. 

Los datos que presenta el informe no son nada favorables. Se prevé un incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero, que podrían duplicar el nivel de dióxido de carbono en la atmósfera. También un aumento de las temperaturas globales, y la consiguiente subida del nivel del mar, así como una mayor probabilidad de sufrir situaciones climáticas extremas, como la ola de calor que sufrió Canadá y que dejó temperaturas de 50 grados, o la que actualmente ha dejado a Grecia en manos de las llamas. 

Según el informe, en el 2050 ya podríamos haber superado el límite acordado hace seis años en París, según el cual los países firmantes se comprometían a evitar que la temperatura global subiese más de 1,5 grados centígrados. El escenario más probable, sin embargo, es que se superen incluso los 2 grados. A partir de entonces, la temperatura no logrará controlarse “a menos que se produzcan reducciones profundas en las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero en las próximas décadas”. En el peor de los casos contemplados por el IPCC, según el cual las emisiones se mantienen constantes en los próximos años, a finales de este siglo la temperatura global podría incrementar hasta 4,4 grados. 

En cualquiera de estos escenarios, las perspectivas no son buenas: en las próximas décadas se seguirán sucediendo las catástrofes climáticas que se han empezado a ver desde hace unos años. El clima será cada vez más inestable, y el futuro de las próximas generaciones no estaría asegurado. Las evidencias son irrefutables. Afirmaba el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, que “las emisiones de gases de efecto invernadero están asfixiando nuestro planeta y poniendo a miles de millones de personas en peligro. El calentamiento global está afectando a todas las regiones de la Tierra y muchos de los cambios son irreversibles. Debemos actuar ya para evitar una catástrofe climática”. 

Este llamado a la acción afecta a todos: a los gobiernos, las empresas, y a los ciudadanos de todo el mundo, que según el informe son los únicos responsables de esta situación. "Es un hecho inequívoco que la actividad humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra. Se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, los océanos, la criosfera y la biosfera”, sentencia el informe. Por lo tanto, es imperante que los gobiernos actúen de manera urgente. Sin embargo, la voluntad política para hacer cambios drásticos que realmente puedan tener un impacto sobre el cambio climático ha estado ausente en los últimos años. Ahora, podría utilizarse este informe, que evidencia la responsabilidad de la acción humana, para llegar a juicio a todos aquellos gobiernos que se nieguen a dar pasos para mitigar (que no revertir, que para eso ya es demasiado tarde) el problema. 

Por eso, todas las miradas estarán puestas sobre la reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que tendrá lugar en noviembre de este año en Glasgow, Escocia. La presión para que los gobiernos tomen responsabilidad y propongan acciones robustas es ahora más evidente que nunca.