Opinión

Israel en guerra contra Hamás

PHOTO/AFP/MOHAMMED ABED -
photo_camera PHOTO/AFP/MOHAMMED ABED - El 7 de octubre de 2023, tras una serie de ataques con cohetes lanzados de madrugada desde la Franja de Gaza contra Israel, el humo ondea sobre el lado israelí de la frontera con Gaza, visto desde la ciudad de Gaza

Este sábado se cumplen cincuenta años de la guerra del Yom Kippur – una fiesta sagrada para los judíos – que en 1973 enfrentó a Israel y otros países árabes y, - en una prueba elocuente de que aquellos duros combates no terminaron con el conflicto llamado del Oriente Próximo - es que las milicias de la Franja de Gaza, conocidas como Brigadas Al-Qassam, están intentado recordarlo con un ataque masivo y por sorpresa contra diferentes ciudades del Estado hebreo. 

El cuestionado y enérgico primer ministro, Benjamín Netanyahu, anunció que “Israel está en guerra”, pero “ganaremos”, añadió, mientras el ministro de Seguridad Nacional, Ben-Gvir, declaraba el estado de emergencia.

Los incidentes entre los terroristas de Hamás – la organización que gobierna en Gaza al margen del Gobierno legítimo palestino, que encabeza Mahmoud Abbas desde Ramallah, capital del territorio – son frecuentes, comienzan por ataques desde la Franja contra localidades próximas a la frontera, para acabar siempre con una respuesta vengativa de las Fuerzas Armadas israelíes. El resultado se repite: concluye con víctimas que se van sumando a una lista interminable y a una vuelta a la normalidad relativa que se viene manteniendo entre nuevos incidentes periódicos desde hace cinco décadas. En esta ocasión Hamás ha lanzado un ataque más potente, por tierra mar y aire, que, aún sin terminar, ya contabiliza 23 muertos, centenares de heridos y de israelíes prisioneros en las cáceles de la propia Gaza.

Hamás cuenta con el apoyo de Irán, el enemigo irreconciliable de Israel que no cede ni en estos tiempos en que Jerusalén ya mantiene relaciones diplomáticas, además de con Egipto y Jordania desde hace bastantes años, con Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos, y están a punto de establecerlas con Arabia Saudí. 

Es significativo que Arabia Saudí haya sido de los primeros países, adelantándose incluso a algunos europeos, condenado el ataque de los activistas que Hamás lanzaron contra la población civil. Egipto se apresuró a pedir que la paz se restablezca. Algunos grupos armados atacaron ciudades como Ashkelon o Nativof y la propia Jerusalén, donde han realizado secuestros. Pero el grueso de su ofensiva fue con cohetes y bombas lanzadas desde parapentes.

En total, 2.200 cohetes fueron lanzados contra las principales ciudades, empezando por Jerusalén y Tel Aviv. Uno de ellos alcanzó una fiesta pública al sur de la Franja y causó diez heridos. En algunas localidades próximas a la frontera el Gobierno ha recomendado a la población que evite salir a las calles. 

El ataque comenzó en la madrugada del Sabat, el día sagrado de los judíos, durante la cual incluso la actividad familiar se reduce al mínimo. La sorpresa del ataque causa extrañeza tanto entre la diplomacia como en la prensa, ya que no fue detectado en sus preparativos por los servicios israelíes de inteligencia, considerados como uno de los mejores del mundo. El líder de Hamás que gobierna en Gaza, Ismail Haniye, justificó la operación militar como una defensa de la dignidad nacional.

En Israel esta nueva agresión de las brigadas se produce en unos días de fuerte tensión política. El complejo Gobierno, que en su segunda etapa convierte al polémico primer ministro en el decano de los que ha tenido Israel, añade una inestabilidad cada vez es más compleja. La popularidad de Netanyahu, está por los suelos. La precariedad de su Gabinete es evidente y la incertidumbre está frenando muchas actividades. Por eso ya se escuchan opiniones que consideran que, ante esta tensión, que sin duda será reprimida con mano muy dura, el incombustible Netanyahu la aprovechará para recuperar el respaldo popular que estaba perdiendo.