Opinión

Estrategia de la contención: Estados Unidos y China

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Contactos sinoestadounidenses hasta la apertura de relaciones

La victoria del Partido Comunista Chino (PCCh) en la guerra civil china, reiniciada tras el final de la Segunda Guerra Mundial, trastocó los planes que tenía EE. UU. respecto a China en la conformación del orden mundial naciente.

Esto llevó a la reacción desde Washington de la publicación por parte de la Secretaría de Estado dirigida por Dean Achenson del China White Paper que pondría los pilares de la política estadounidense hacia China. «On January 5, 1950, Truman announced that the United States would not interfere. Acheson placed Taiwan and Korea outside America’s defensive perimeter in Asia. It was only a matter of time before Taiwan would collapse and the administration could accept the reality of communist control in Beijing»1.

Estados Unidos no retiró sus líneas de defensa hasta Japón. Pero sí reconoció la existencia de una China comunista, el abandono de cualquier operación militar de apoyo a Taiwán para la recuperación del terreno continental y la aplicación de una política de aislacionismo total ante esta nueva China.

Relaciones hasta 1960

Las relaciones sinoestadounidenses durante esta década estuvieron marcadas por la guerra de Corea y los choques en el estrecho de Taiwán.

Las declaraciones del White Paper for China2 incitaron a Mao a emprender una campaña de conquista de una serie de islas que formaban la primera línea de defensa de Taiwán. Esto, junto con el inicio de la guerra de Corea, hizo que Truman enviase a la séptima flota al estrecho de Taiwán y frenase en seco la iniciativa China. Así, Estados Unidos demostró una reconsideración de su posición estratégica, tomando como fundamental para su seguridad Taiwán y Corea como primera línea de defensa y como colchón frente a Japón.

Desde Washington se articuló una red de defensa frente al comunismo en Asia siguiendo el concepto de contención de Kenan: «He did not refer to the Korean conflicto as an attack by north Korea upon South Korea but as an attack by communism. Therefore, he concluded —in one of most momentous leaps of logic of the century— the occupation of Taiwan by communist forces would be a direct threat to the security of the Pacific area and American forces»3.

La llegada de Eisenhower a la Casa Blanca, en 1953, provocó una pequeña apertura de Estados Unidos respecto a China debido al reconocimiento de que la política de aislacionismo era contraproducente para los intereses estadounidenses4. Además, el ascenso al poder de Jruschov en Moscú, que supuso un cambio de política en Unión Soviética con la desestalinización y el rechazo a una revolución mundial, inició la fractura de las relaciones sinosoviéticas5, hecho fundamental en la posterior apertura.

Con estos dos factores en el tablero, se llevaron a cabo los primeros contactos entre la República Popular de China y Estados Unidos. Estos fueron bastante efímeros y quedó como resultado el intentar llevarlos a un siguiente nivel de embajada y actualizarlos, algo que no sucedió.

Lo que seguía sucediéndose eran las tensiones en el estrecho de Taiwán que desembocaron en la segunda crisis en el 28 de agosto de 1958. Esta crisis fue provocada por Pekín, no con la intención de conquistar territorio perteneciente a Taiwán, sino por ver hasta qué punto Estados Unidos estaba dispuesto a mantener su compromiso con su estrategia de línea defensiva e incentivar las conversaciones extraoficiales entre ambos países.

El resultado fue que Estados Unidos demostró su compromiso con la línea defensiva que había planteado en Asia, y se reanudaron las conversaciones extraoficiales bajo el mandato de John Foster Dulles, aprovechando la oportunidad estratégica que daba las malas relaciones sinosoviéticas.

Kennedy y la revolución cultural

La llegada de la Administración Kennedy parecía que iba a producir la implementación de una política mucho más firme contra China, ya que normalmente cada vez que hay un cambio de administración es usual que en la campaña electoral se dé un enfoque mucho más duro de la relación que se debe mantener con China y que, al llegar a la Casa Blanca, quede solo en pura retórica. Esto es lo que sucedió con Kennedy que, en un intento de acercamiento, rebajó los aranceles de comercio y, cuando se produjo la tercera crisis del estrecho de Taiwán, se usaron los canales diplomáticos, como la embajada en Varsovia, para garantizar que Estados Unidos no realizaría una invasión del continente y relajar las tensiones6.

Mientras tanto, el cisma en el mundo soviético se hizo cada vez más palpable a partir de 1960 y el temor de la URSS a que China se convirtiese en una nueva Yugoslavia aumentó. Así, Estados Unidos comenzó a ver a China como parte de su estrategia de contención respecto a la URSS, ya que las características del comunismo chino con un fuerte nacionalismo y recelos históricos ante Rusia debido a su pasado conquistador hacían la opción viable7.

El propio Kennedy remarcó la importancia que tendría un cambio de comportamiento en China, «There have been —and still are— compelling reasons for the non- recognition of China; but we must be very careful not to strait-jacket our policy as a result of ignorance and fail to detect a change in the objective situation when it comes. If a low ceiling is placed on criticism, policy tends to rigidity and vested interest harder to the point where established viewpoints cannot be modified»8.

Sin embargo, esta oportunidad de cambio se truncó debido a la incursión militar china contra la India, al mismo tiempo que se producía la crisis de los misiles de Cuba.

Esto supuso un ataque a un país que Estados Unidos consideraba fundamental en su estrategia de contención contra la URSS e hizo que se tambalease la posibilidad de una apertura oficial de relaciones y que volviese a considerar a China como una amenaza.

Junto a los dos factores clave expuestos anteriormente se sumó el inicio de un proceso que produjo una enorme convulsión en el interior de China: la Revolución Cultural9. La función de esta revolución era desideologizar a los cuadros del partido y supuso la purga de cientos de dirigentes e intelectuales. Esta situación, y pese a la intención de la Administración Johnson de continuar con una política de puertas abiertas, supuso un parón en la posibilidad de una apertura de relaciones y de la utilización de China como contrapeso en la región a la URSS. Aun así, el presidente Johnson en sus discursos seguía dejando la puerta abierta a una negociación con China. «A peaceful mainland China is central to a peaceful Asia. A misguided China must be discouraged toward understanding of the outside world and toward policies of peaceful cooperation. For lasting peace can never come Asia as long as the 700 million people of mainland China are isolated by their rulers from the outside world. We have learned in our relations with other such states that the weakness of neighbors is a temptation, and only firmness that backed by power can really deter power that backed by ambition»10.

Así, sin duda alguna podemos ver dos claros puntos en la estrategia respecto a China durante este periodo:

  • Utilización de China como contrapeso a la URSS, fracasado debido a cuestiones internas chinas
  • La apelación a que China entrase a formar parte de la sociedad de naciones como método de contención para la propia China. Sin embargo, esto no se podía producir sin una apertura de relaciones.
Apertura de relaciones 1973
Inicio de la apertura

Los primeros pasos fueron cautelosos ya que ambos países atravesaban momentos difíciles, Estados Unidos estaba enfangado en la guerra de Vietnam y China salía de la Revolución Cultural. Además, esta apertura provocaría enfrentamientos con sus aliados.

Un punto clave para el inicio de esta apertura fue el artículo que escribió el presidente Nixon en Foreign Affairs11. Dicho artículo, más allá de suponer una llamada indirecta al Gobierno chino para el inicio de negociaciones, sentó parte de las bases de lo que luego sería la política estadounidense en el Pacífico.

El contenido de este documento se puede basar en cuatro puntos:

  • El establecimiento de Estados Unidos como una potencia del Pacífico; algo novedoso, ya que Estados Unidos había enfocado su política y sus prioridades hacia la costa atlántica.
  • Establecimiento de Estados Unidos como fuerza de contrapeso en Asia; articulando un discurso amistoso, alejándose de todo lo que pudiese recordar al sufrido pasado imperial en Asia.
  • Contención de China, se refiere a los países que se sitúan alrededor de las fronteras chinas como aliados de Estados Unidos exponiendo la necesidad de colaboración con dichos países para frenar los intereses de Pekín.
  • Reconocimiento de China y su introducción en la sociedad internacional. Nixon reconoce la realidad existente que China es una potencia regional y que la política de contención en Asia de Estados Unidos debe girar en torno a este país.

Como podemos ver se repite el patrón anteriormente visto, intento de apertura a China evocando la necesidad de su entrada en la sociedad internacional y existencia de una contención realizada por Estados Unidos con ayuda de otros países de la zona.

El empujón necesario para la apertura hacia China vino dado por el establecimiento de la Doctrina Brezhnev en la URSS12. Esta doctrina exponía que, ante cualquier injerencia para cambiar el sistema socialista, se debía intervenir para frenarla.

Dicha doctrina fue tomada por los chinos como el inicio de una justificación para la invasión o, como mínimo, a una mayor presión soviética en la frontera con China. Esto, junto con la reciente invasión de Checoslovaquia justificada como aplicación de la doctrina, suponía un punto de inflexión para la política sinosoviética.

Además, las tensiones en la frontera ya habían tenido como consecuencia algún que otro choque armado, siendo el más importante el de la isla Qiliqin que acabó con varias muertes del bando chino13.

Ante el posible conflicto, Nixon se posicionó estratégicamente, «Presento entonces la sorprendente tesis de que, en las circunstancias de aquellos momentos, la Unión Soviética era la parte más peligrosa y que una guerra chino-soviética en la que China quedase aplastada iría contra los intereses estadounidenses»14.

A partir de ese momento, se intentaron reanudar las conversaciones a través de la ya tradicional embajada en Varsovia, pero también a través de diplomáticos franceses en Pekín. El objetivo que tenían los chinos era la visita de un alto cargo de la Administración a China. Esto demuestra lo interesados que estaban en reanudar las conversaciones diplomáticas.

Tanto Estados Unidos como China sabían de su necesidad mutua. Por una parte, Washington necesitaba tener unas buenas relaciones con China, ya que era un actor fundamental en su estrategia de contención. China, por otra parte, necesitaba a Estados Unidos para disuadir la amenaza de ataque soviético y para abrirse al mundo occidental ya que Estados Unidos abría la puerta a China de los países europeos e incluso Japón, lo que le supondría el despegue de su economía15.

Inicio de las relaciones, visita de Nixon y semialianza

Las negociaciones previas a la visita de Nixon se realizaron en secreto debido a lo que podía suponer en el ámbito político nacional en EE. UU. Henry Kissinger fue el encargado de realizar la toma de contactos.

Los dos temas que obstaculizaban la negociación y que parecían insalvables a corto plazo eran Vietnam y Taiwán. En lo que respecta a Taiwán, todos los contactos diplomáticos estadounidenses se situaban allí, no existía ningún tipo de funcionariado en Pekín. Además, China exigía que se diese la política de una sola China, mientras que Estados Unidos exigía una resolución del conflicto de una manera pacífica. Respecto a Vietnam, al igual que el viaje podía suponer un terremoto en la política nacional estadounidense, China sabía que el mero hecho de que se iniciasen negociaciones con Estados Unidos sería un duro golpe para Hanói.

La solución resultó ser que tanto Estados Unidos como China apartaron dichos problemas de forma sutil. China exponiendo indirectamente que no iba a intervenir en Vietnam y Estados Unidos mostrándose receptivo en que Pekín fuese la capital de una China unida.

La visita de Nixon el 21 de febrero de 1972 cambió para siempre la relación entre estos dos países. Este viaje cimentó la base de la relación, basándose en la búsqueda de intereses comunes, y recurriendo a los mismos cuando pasa por dificultades. Además, se expresó la intención de llevar a cabo una política exterior de reconciliación de intereses políticos dejando de lado la ideología.

Por último, al finalizar la visita se acordó y publicó el comunicado de Shanghái16 el cual plasmaba la idea de evitar la confrontación que se dio durante todas las conversaciones y tiene una importancia capital al sentar las bases sobre el conflicto de Taiwán.

Estados Unidos en este comunicado:

  • Declara su compromiso con la libertad individual y el progreso.

  • Respecto a Corea del Sur y Japón sigue considerándolos como férreos aliados e incluye la intención de rebajar la tensión en la península de Corea.

China, por el contrario:

  • Declara su apoyo a Corea del Norte pidiendo la abolición de la comisión de la ONU para la unificación y rehabilitación de Corea
  • Se opone frontalmente a un Japón expansionista y militarizado.
  • Tras marcar sus posiciones, se llegó a un acuerdo de mínimos muy abstracto. Esto era necesario debido a la posición de cada uno y la necesidad de tener un amplio espacio para maniobrar.

Los acuerdos mínimos fueron:

  • Progresar en las relaciones entre los dos países.

  • Reducir la posibilidad de un conflicto militar en el mundo.

  • Evitar la hegemonía de cualquier país o grupo de países en la región de Asia- Pacífico.

El punto más importante es el último, ya que muestra un acuerdo tácito entre China y Estados Unidos por evitar que exista una hegemonía de la URSS en esta zona del planeta.

En la última parte del comunicado se crean las bases de la interacción entre EE. UU. y China respecto a Taiwán, China exponía:

  • Que solo existe un Gobierno en China, que es el de la República Popular y que la liberación de Taiwán es un asunto interno en el cual ningún país tiene derecho a interferir.
  • Exigía la retirada de tropas estadounidenses de Taiwán.
  • Se oponía a la creación de otra opción política que no fuese una única China.

Mientras que Estados Unidos exponía:

  • La pertenencia de Taiwán a China.

  • El mantenimiento de su posición en el desarrollo de la cuestión de Taiwán de manera pacífica y entre ambos actores.

  • El objetivo de la retirada progresivamente de las fuerzas estacionadas en Taiwán al igual que las instalaciones militares cuando la tensión en el área vaya disminuyendo.

  • Así se establece un acuerdo marco que permite a ambos firmantes una flexibilidad necesaria y el pacto de una postura en temáticas conflictivas para ambos que podían asumir.

Tras el comunicado de Shanghái se instauró una semialianza entre estos dos países bajo objetivos geopolíticos de contención inclinándose China hacia Estados Unidos.

Relación triangular, dimisión de Nixon y estancamiento de las relaciones

La estrategia de contención llevada a cabo por Washington para iniciar las relaciones con China evolucionó hacia una estrategia de balance de poder. En esta nueva estrategia, Estados Unidos usaba su flexibilidad diplomática para contener tanto a la URSS, con el apoyo de China, como a China con la desconfianza de este país hacia la URSS. James Dougherty y Robert Pfaltzgrff lo resumen a la perfección: «The United States adopted a balance-of-power approach, especially during Henry Kissinger tenure as U.S National Security Advisor and Secretary of State, vis a vis the People’s Republic of China and the Soviet Union. What evolved was a better relationship with both China and Soviet Union tan either Beijing or Moscow could have had with each other. In other words, the United states attempted to exploit the Sino-Soviet rift to develop a de facto alignment with China, the weaker of two sides, against the Soviet Union as a means of restraining Moscow´s hegemonic strategies and ambitions»17.

La dimisión de Nixon y el nombramiento de Gerald Ford como presidente de Estados Unidos no modificaron esta estrategia. Por el contrario, la relajación de tensiones con la URSS hizo que las relaciones sinoestadounidenses empeoraran debido a que los chinos pensaron que se les estaba utilizando como medio para mejorar las relaciones entre las dos superpotencias.

Los dos actos que provocaron este empeoramiento fueron:

  • Los acuerdos Salt I de diciembre de 1974.
  • El acuerdo de Vladivostok de 1977 en el cual se intercambiaba tecnología entre ambos países.

No obstante, durante el resto de la presidencia de Ford y hasta que murió Mao las relaciones sinoestadounidenses siguieron estables. Incluso siguieron las conversaciones de cómo evitar la hegemonía soviética, pidiendo la colaboración China en África. La muerte de Mao y las elecciones presidenciales en Estados Unidos se enfriaron las relaciones nuevamente18.

Relaciones hasta el final de la Guerra Fría
Deng Xiaoping y la Administración Carter

Tras la vuelta de Deng Xiaoping de su segundo destierro en 1977, las relaciones entre EE. UU. y China pasaron a una fase de diálogo operativo. El líder chino veía como un peligro directo el posible conflicto fronterizo con la URSS. Así que, cuando se hizo con el poder, acabó con la posible ambigüedad que podía aun tener Mao hacia Estados Unidos19.

Aunque en un principio la Administración Carter tardó en poner como objetivo principal la normalización de las relaciones con China, el avance de la URSS en África y Oriente Próximo hizo que la normalización pasase a ser un objetivo fundamental.

Se creó un marco de trabajo con los puntos principales que implicaban la política hacia China20:

  • Analizaba las opciones respecto a la República Popular de China.
  • Analizaba las posibles opciones de retirada de las tropas estacionadas en Taiwán.
  •  Analizaba las posibles ventas y transferencias de tecnología defensiva a la República Popular de China.

Tras la creación de este marco estratégico respecto a la normalización de la situación con China hizo que se reafirmaran las bases de la relación de EE. UU.-Taiwán utilizando el mismo marco usado por las anteriores administraciones.

Poco tiempo después, Zbigniew Brzezinski viajó a Pekín con los objetivos de conseguir ayuda de parte de China para regiones como África, Corea y Cuba, como se menciona en el documento del NSC21, pero con los objetivos principales de:

  • Usar la visita para seguir progresando en la normalización construyendo unas relaciones más profundas con la República Popular de China.
  • Utilizar la ventaja de tener buenas relaciones tanto con Moscú como con Pekín.

Durante el viaje, Brzezinski encontró a las autoridades chinas dispuestas a negociar y abiertas  a  la  normalización  que  se  concretó  cuando  Jimmy   Carter   invitó   a Deng Xiaoping a Washington. Además, Pekín no reaccionó con virulencia ante la venta de armas por parte de Estados Unidos a Taiwán, lo que significaba la aceptación por parte de China, por lo menos de momento, de la realidad de Taiwán. No obstante, China seguía proclamando que Taiwán era un asunto interno y que no permitirán injerencia. A su vez, Estados Unidos dio un paso adelante trasladando la embajada a Pekín, lo que reconocía la preponderancia de la República Popular China.

Deng Xiaoping planteó, en su visita a Estados Unidos, algo similar a lo que había planteado Mao, una oposición en todos los frentes. Sin embargo, Carter siguió con la política de equidistancia y de buenas relaciones tanto con la URSS como con China. «El propio presidente escribió a mano un carta a Deng, en tono moderado, de contenido grave, en la que subrayaba la importancia de la contención y resumía las posibles consecuencias adversas a escala internacional»22.

No obstante, con la tercera guerra de Vietnam a las puertas, Deng Xiaoping no tenía mucho margen para negociar dado que necesitaba el apoyo indirecto de Estados Unidos, ya que Vietnam contaba con un tratado de alianza con la URSS y China se planteaba la opción militar para frenar lo que ellos consideraban una amenaza.

Así, Estados Unidos por una parte llego a la normalización de relaciones con China y por otra completó los acuerdos Salt II con la Unión Soviética. La estrategia de una relación triangular estaba funcionando a la perfección.

La llegada de Reagan

Tras la aplastante victoria electoral de Reagan, se abría un periodo de incertidumbre para las relaciones sinoestadounidenses debido a la retórica anticomunista y el apoyo que el dirigente profesaba a Taiwán. Sin embargo, toda esta retorica electoral quedó olvidada en cuanto Reagan llegó a la Casa Blanca. Esta Administración adquirió un fuerte compromiso con el marco estratégico existente y sobre todo con la idea de evitar una hegemonía de la URSS en el área Asia-Pacífico, punto vital en del Comunicado de Shanghái de 197223.

En 1982, se realizó el que sería el tercer comunicado conjunto24 cuyo contenido se podía basar en 4 puntos:

  • Se plasman los intereses de Estados Unidos y su posición respecto a Taiwán junto a su política de una sola China.
  • La venta de armas a Taiwán supone un problema para las relaciones sinoestadounidenses debido a las diferentes posiciones que tiene cada parte. Aun así, Estados Unidos se vuelve a comprometer en reducir el envío de armamento y a poner un límite en la cantidad de ventas tanto cuantitativo como cualitativo.
  • Las relaciones entre China y Estados Unidos se basan no solo en el interés de los dos países, sino también en construir una paz y la estabilidad además de la intención de estrechar lazos culturales, científicos etc.
  • Reafirman la oposición a la agresión y a la expansión territorial de otras potencias, refiriéndose a la URSS, y su compromiso con el comunicado de Shanghái de 1972 y su intención de seguir manteniendo consultas periódicas.

Este comunicado sigue el camino iniciado por los anteriores, haciendo de su ambigüedad su fortaleza para permitir una evolución en las relaciones bajo un sentido práctico sin comprometer internamente a ninguno de los países.

Junto con este comunicado, se desarrolló la que se llamaría Doctrina Reagan para hacer frente a la URSS. Esta doctrina, como explica Stephen Rosenfeld25, estaba enfocada a la ofensiva y era aplicada en particular en países del tercer mundo donde la influencia marxista era débil. No obstante, en esta doctrina también influyó a China. Pese a no ser todavía una potencia como tal, jugaba un rol estratégico debido a que, a pesar de no poder frenar sola la expansión soviética, sí que podía influir en la toma de decisiones militares de la URSS, haciendo que reculase o cambiase de objetivos.

Esta estrategia provocó que la fortaleza que había tenido la URSS una década antes se convirtiese en una posición de debilidad. Esta nueva posición de debilidad respecto a la alianza tácita entre Estados Unidos y China, junto con las retiradas soviéticas y la llegada de Gorbachov hicieron que las relaciones entre China y la URSS mejoraran, entrando en una nueva etapa.

Como se expone en el informe de la CIA de 198626, China utilizaba la situación actual de la relación triangular para ganar autonomía y, en cierta manera, enfriar su relación con Estados Unidos. Pekín volvió a tener relaciones más estrechas con la URSS, incluso manteniendo reuniones de alto nivel o refiriéndose a los altos mandos soviéticos como «camaradas» cosa que no sucedía desde 1960.

Como vemos poco a poco, Estados Unidos y China dejarían de ser socios estratégicos enfrentados a la URSS para pasar a ser socios de conveniencia en cuestiones donde sus intereses coincidían.

EE. UU. como única superpotencia mundial y ascenso de China
Administración G. H. W. Bush y la llegada de Clinton

Nada más ganar las elecciones a G. H. W. Bush le tocaría gestionar dos grandes hechos, la masacre de la plaza de Tiananmen y la caída de la URSS.

Respecto a la primera cuestión, la relación sinoestadounidense fue atacada por todo el espectro político. La problemática de este hecho era cómo debía de actuar Estados Unidos ante esta situación, ya que era el país abanderado de la defensa de los derechos humanos y la libertad. Reaccionar mediante la confrontación contra un país con una importancia tan grande para la seguridad estadounidense y que cada vez tenía una mayor libertad de acción debido a la decadencia de la URSS, no parecía ser la mejor opción. Finalmente, como cuenta Brzezinski, la decisión tomada «consistió en una combinación de cautela, diplomacia secreta, palabras tranquilizadoras y continuidad, evitando al mismo tiempo cualquier identificación altisonante con la causa de los manifestantes. Combino una represalia pública con un viaje a China del que era su consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft para tranquilizar a los chinos»27.

A los sucesos de Tiananmen hay que añadirle la sucesión de liderazgo que se estaba produciendo en China, Deng Xiaoping cedía su puesto a Jiang Zemin que aceleraría su programa de reformas. La relación entre Pekín y Washington había sufrido un intercambio de papeles, Mientras China defendía una sociedad internacional en la cual no se expandieran los valores propios de cada país. Estados Unidos, viéndose ganador del contencioso histórico contra la URSS, pretendía la expansión de los derechos humanos y la democracia en todo el mundo.

Esto supuso una situación de tensión entre estos dos países, ya que China recelaba ampliamente de cualquier inferencia en sus asuntos internos. La situación volvió a la normalidad basándose en el interés mutuo al que tanto han apelado estos dos países en sus relaciones y con una visita del que era secretario de Estado, James Baker.

El otro gran evento fue la desintegración de la URSS. Esto provocó que el enemigo común que habían tenido tanto China como Estados Unidos, por el cual habían iniciado relaciones diplomáticas y el causante de la alianza tácita que había entre estos dos países desapareciese de la ecuación; lo que creó un nuevo contexto geopolítico y una nueva etapa en las relaciones entre Estados Unidos y China.

Estados Unidos quedaba como única superpotencia y veía la desintegración de la URSS como la victoria de democracia que se establecería poco a poco en el mundo.

China rechazaba totalmente esta visión, pero aún era una potencia en ciernes y necesitaba de la ayuda económica de Estados Unidos para terminar de implementar su plan de reformas.

Con la llegada a la Casa Blanca de la Administración Clinton, el objetivo en política exterior quedó muy marcado: extender las democracias por el mundo. En la conferencia que dio Anthony Lake28, marcaba claramente los cuatro puntos principales de esta Administración en estrategia exterior.

  • Fortalecer la comunidad de democracias y de libre mercado incluida la de Estados Unidos.
  • Fomentar las democracias y el libre mercado y consolidarlas, sobre todo en países de esencial importancia.
  • Combatir la agresión de los países contrarios a la democracia y los mercados.
  • Llevar acabo la agenda humanitaria no solo proporcionando ayuda sino llevando la democracia y el libre mercado a estos países.

Estos objetivos chocaban directamente con China y podríamos decir que una de sus intenciones era debilitar al Gobierno chino, sin la intención principal de intromisión directa en sus asuntos internos. Ante esto, el primer ministro chino Li Peng29 respondió planteando la iniciativa de trabajar por un mundo multipolar para contrarrestar la supremacía de Estados Unidos. Además, la posición respecto a los derechos humanos es muy contundente, planteando las diferencias culturales que engloba el concepto al igual que los distintos valores filosóficos y morales que incumbe.

Durante la Administración Clinton, hubo dos puntos de tensión: el intento de condicionar el título de «nación más favorecida» y la tercera crisis del estrecho de Taiwán. En el primer caso mencionado, Clinton intentó presionar y condicionar a China con la concesión del título a cambio de que realizase ciertas reformas para liberalizar sus instituciones. Sin embargo, estas condiciones no fueron aceptadas por el Gobierno chino y lo único que crearon fueron tensiones que llegaron a romper sus relaciones entre los departamentos de economía de ambos países. Clinton tuvo que recular y ampliar un año el estatus de «nación más favorecida» y abandonar la política de condicionamiento. En cuanto a la tercera crisis del estrecho de Taiwán, fue provocada por las acciones de Lee Teng-hui debido a su iniciativa de buscar apoyo internacional para la independencia30. China respondió con la realización de pruebas  militares, lo que llevo a Estados Unidos a desplazar parte de su armada al estrecho. El conflicto se solucionó como en las anteriores crisis, con la confirmación por parte de Estados Unidos de su política de una sola China y su compromiso de no intervención en asuntos internos.

G. W. Bush y Hu Jintiao

La llegada de Bush a la Casa blanca coincidió con la llegada al Gobierno chino de una nueva generación de dirigentes, que no había vivido la Revolución Cultural, liderada por Hu Jintiao.

La Administración Bush estuvo marcada por el atentado del 11 de septiembre de 2001 que influyó en las relaciones con China y en el cambio de prioridades de la administración31. Como hechos de importancia, incluido el ya mencionado, podemos destacar la competición económica que se da entre ambos países y el diálogo para la no proliferación que incluye la temática de Corea del Norte.

Los atentados del 11S promovieron la renovación en la colaboración entre Pekín y Washington y, al igual que hizo la mayoría de la comunidad internacional, China ofreció todos sus recursos disponibles para la lucha contra el terrorismo32. No obstante, los hechos sucedidos y la invasión de Irak dieron una ventaja estratégica a China, ya que Estados Unidos desvió sus intereses estratégicos hacia Oriente Medio favoreciendo el suministro de petróleo que obtiene China de esa zona del mundo.

Respecto a la economía, el auge de China se convirtió en una preocupación constante. Su crecimiento al 9 % y la relación de interdependencia que existe con Estados Unidos siendo al país que más exporta y uno de los mayores compradores de deuda hizo que las relaciones comerciales se tensionasen frecuentemente. Durante esta Administración, se acusó a China de devaluar el precio del yuan conscientemente y no respetar los derechos de los trabajadores. No obstante, como explica Neil Hughes33, casi el 60 % de las exportaciones chinas a Estados Unidos pertenecen a empresas estadounidenses localizadas en este país y la política monetaria de china está determinada a mantener una estabilidad a largo plazo. Sin embargo, podemos decir que esta decisión de Estados Unidos, exigiendo la revaluación del yuan, denunciando ante la OMC34 la supresión de derechos de trabajadores y llevando a 120 compañías chinas a juicio por decisión del departamento de Comercio de Estados Unidos son decisiones políticas, destinadas a controlar y contener la economía China y entorpecer en cierto grado su desarrollo.

En cuanto al desarme nuclear de Corea del Norte, China adoptó una posición ausente, expresando que era un asunto que concernía a ambos países, ya que Corea del Norte poseía armamento nuclear debido a que era la única forma de defenderse de Estados Unidos35. Pero las consecuencias de la posesión de armamento nuclear por parte de Corea del Norte en la región, crearía tarde o temprano un efecto domino, haciendo que tanto Japón como Corea del Sur se planteasen poseer su propio arsenal nuclear lo que afectaría directamente a la seguridad de China. Por lo tanto, Pekín se unió a las Conversaciones a Seis Bandas con Corea del Norte convirtiéndose en un factor clave y siendo el único con capacidad para desbloquear la situación debido a su relación privilegiada con Corea del Norte36.

De Obama a Trump

La llegada de Obama a la Casa Blanca produjo un cambio en las prioridades de Estados Unidos, dando un giro hacia Asia como región prioritaria abandonando Oriente Medio, es lo que se llamó «el pivote hacia Asia».

Esta política se basaba en varios puntos como expone Jeffrey Bader37:

  • Respecto a China: se la considera la segunda potencia mundial, este crecimiento se considera una oportunidad para estrechar lazos y fortalecer, a través de este auge, el sistema de normas internacionales al mismo tiempo que se asegura de que este auge sea una forma de estabilizar la región.
  • Alianzas clave: las alianzas clave en esta región son con Japón, Corea del Sur y Australia con los cuales se trabajará para establecer un marco de estabilidad en la región. Estas alianzas serán ampliadas con países como India, Vietnam o Indonesia.
  • Corea del Norte: es considerado un desafío para la Seguridad Nacional de Estados Unidos, es necesario plantear un programa de desnuclearización serio y sacar a Corea del Norte de la comodidad en la que se encuentra en el Diálogo de los Seis.
  • Necesidad de una presencia de Estados Unidos en la zona de manera sostenida y de forma política, económica y militar. Esta presencia es recibida por los países de la zona como una forma de estabilización.
  • La participación de Estados Unidos en esta zona del globo está obligada a ser multilateral participando en las organizaciones de la región que permiten este tipo de dialogo, sobre todo la ASEAN.

Como podemos ver en los objetivos, durante los 8 años de la Administración Obama, el objetivo central de su política en Asia era crear una alianza para contrarrestar el poder de China en la región.

En este periodo, China presionó y tuvo litigios con sus vecinos por conflictos de soberanía y aunque Estados Unidos mantuvo la posición de la resolución multilateral a través de la ASEAN y conforme a las leyes internacionales. Por ejemplo, en el litigio entre Japón y China por las islas Diaoyu/Senkaku38 mandó un mensaje directo exponiendo, «The United States reiterated its long-standing policy toward the islands: it makes no position on their underlying sovereignty but recognizes Japan’s administrative control, and so Article 5 of the US-Japanese defense treaty applies there»39. Junto con esta declaración, Estados Unidos mandó bombarderos B-52 a la zona para garantizar la libre navegación.

Esto mandaba un mensaje más que claro a China respecto a las intenciones de Estados Unidos si presionaba más de la cuenta a sus aliados e incitaba a ver los beneficios que tendría China si rebajaba el nivel de agresividad.

Obama también puso en juego el TPP40 (Trans-Pacific-Partnership), el cual era un acuerdo de comercio entre varios países de la cuenca del Pacífico y que indirectamente pretendía formar un bloque económico excluyente con China.

Aunque Obama estuviese aplicando una política de contención velada respecto a China, al mismo tiempo incluía a China en la toma de decisiones mundiales. Ejemplos de ello fueron la iniciativa del acuerdo por la lucha del cambio climático, la implicación en planes de paz de la ONU como la lucha contra la piratería en Somalia o como influyente mediador en la renovada mesas de los seis respecto a Corea del Norte. Esta implicación en el sistema internacional sin duda también era una estrategia para que China acabase apoyando y perteneciendo plenamente al orden mundial existente creado por Estados Unidos al final de la Guerra Fría.

La llegada de Trump a la Casa Blanca revirtió la tendencia multilateralista aplicada por la Administración Obama en esta región del mundo y opto por una política más asertiva respecto a China. De hecho, antes de acceder al cargo mantuvo una llamada de teléfono con el líder de Taiwán, Tsai Ing-wen, y puso en duda la política de una sola China. Además, ya durante la campaña electoral expresó sus reservas respecto a las condiciones comerciales que recibían las empresas estadounidenses en suelo chino y respecto a las relaciones comerciales41.

Por otra parte, la nueva Administración Trump rechazó de base el acuerdo TPP saliéndose del tratado, prefiriendo un enfoque bilateral, en el que puede tener una mayor capacidad de maniobra.

La Administración Trump se ha encontrado varios desafíos en sus relaciones con China, todos ellos provocados principalmente por la creciente asertividad de Pekín que podemos observar por ejemplo con la iniciativa diplomática One belt one road, junto con la perpetuación en el poder por parte de Xi Jinping.

El primero de los desafíos fue la construcción de islas artificiales por parte de China en el sur del Mar de China. La construcción de estas islas viene dada por la reclamación de esas aguas como soberanía China. Algo que confronta con varios gobiernos de la región como son Malasia, Taiwán o Vietnam. La militarización de estas islas y el comportamiento abusivo de China ha obligado a cambiar la neutralidad con la que Washington habían afrontado las reclamaciones de soberanía para erigirse como protector del libre comercio y la libertad de circulación en la zona, enfrentándose a las ambiciones chinas42.

Otro punto importante de esta Administración han sido las relaciones con Corea del Norte, llevando a cabo varias reuniones con el líder norcoreano Kim Jong-Un en una estrategia de máxima presión contra el régimen con el objetivo de reducir sus actividades militares y la desnuclearización. Históricamente, China ha sido el gran defensor de Corea del Norte, que no actuaba sin el consentimiento de Pekín. Estas relaciones se han enturbiado desde la llegada al poder de Xi Jinping, el cual tiene en poca consideración al líder norcoreano, habiendo retirado su apoyo incondicional a este país y exponiendo que China tiene la esperanza de que ambas Coreas mejoren sus relaciones, apoyando una eventual reunificación de la península43. Este cambio de posición puede hacer confluir los intereses de Pekín y Washington para dar solución al problema norcoreano.

Por último, la guerra comercial ha sido el auténtico protagonista en la relación de Trump con China. Uno de los objetivos de esta Administración era acabar con el robo de propiedad intelectual y con las tarifas proteccionistas que imponía el gigante asiático a las empresas estadounidenses.

Así, en 2018 se comenzaron a imponer sanciones a las importaciones del hierro y el aluminio. Poco después se añadieron estas sanciones a productos industriales, transporte o sanitarios. Lo que llevó a que Pekín estableciese sanciones como respuesta, exponiendo que Estados Unidos estaba usando una política comercial de bullying.

El discurso que daría el vicepresidente Pence nos mostraría que Washington había optado por la vía dura. Pence expuso que se priorizaría la competición sobre la colaboración usando las tarifas impuestas a productos chinos para combatir la agresión económica y el robo de propiedad intelectual por parte de Pekín. Además, condenó la política asertiva china en el sur del Mar de China y acusó al país asiático de haber intentado interferir en las elecciones estadounidenses44.

A esto se sumó el conflicto con la empresa china Huawei. Este conflicto se basa en la competencia tecnológica con Pekín por la tecnología 5G y en la acusación de espionaje por parte de esta compañía. Como parte de esta competencia, la Administración Trump lanzó una agresiva campaña, prohibiendo el uso de productos de esta compañía en agencias federales, presionando países aliados para que no usasen la red 5G de esta compañía, añadiendo a Huawei a la Entity list, lo que prohibía a las empresas norteamericanas hacer negocios con la compañía y finalmente pidiendo una orden de arresto a Meng Wanzhou, directora de finanzas de Huawei45.

Este conflicto comercial se siguió recrudeciendo hasta la firma, a principio del año 2020, de la primera fase del acuerdo comercial en el que Estados Unidos rebajaría sus tarifas y China se comprometía a comprar productos estadounidenses y a reforzar la defensa de la propiedad intelectual46. No obstante, esta primera fase del acuerdo no incluye el principal objetivo que buscaba la Administración Trump, la liberalización del mercado chino frente al proteccionismo aplicado por Pekín a las empresas chinas.

Esta última etapa ha sido la de mayor tensión entre estos dos países. Pese a que el conflicto comercial ha derivado en un acuerdo que la Administración Trump blande como un triunfo, la economía china ha demostrado ser más resistente de lo que en un principio podía parecer47 y la estrategia de la Casa Blanca de desvincular la economía norteamericana de la China mientras que a la vez se incentiva la inversión en el país asiático parece ser contradictoria48. Además, Washington se ha encontrado con la dificultad añadida de que muchos de sus aliados no han secundado su política evitando verse obligados a elegir entre dos supuestos bloques49.

Conclusiones

El enfrentamiento entre una primera potencia mundial en decadencia y una segunda potencia mundial en ascenso no es algo nuevo en la historia. No obstante, este choque entre China y Estados Unidos tiene características peculiares. La primera es que nunca antes en la historia una potencia ha tenido el poder económico, social y militar que tiene Estados Unidos pese a estar en una supuesta decadencia. La segunda es la existencia de un armamento totalmente destructivo al igual que pasó en la Guerra Fría, la amenaza de destrucción mutua frena la posibilidad del conflicto.

No obstante, esta situación de enfrentamiento con otra potencia no es nueva para Estados Unidos, pero dista mucho de ser parecida al enfrentamiento que tuvo con la URSS. Esto es debido a que China no representa una ideología contraria que quiere acabar con el libre mercado, sino que, como hemos visto, China transformó su economía planificada hacia una economía plenamente integrada en el sistema económico internacional. También, el contexto dista mucho de ser parecido al vivido en la Guerra Fría donde existían dos bloques enfrentados y bastante encorsetados. Dirigiéndonos hoy en día hacia a un mundo multipolar.

Como hemos visto, históricamente Estados Unidos ha considerado a China un actor regional necesario para la contención de la URSS y a la vez un actor que podía poner en peligro sus intereses. El cisma en el mundo comunista dio la oportunidad de abrir relaciones con China y a la vez mejorar las relaciones con la URSS. Esta situación cambió con la caída de la URSS, y el auge del gigante asiático.

Las consecuencias fueron que China dejó de ser un actor regional y pasó a ser un actor mundial, creando la necesidad de una nueva estructura marco para las relaciones sinoestadounidenses. Necesidad que se da aun hoy en día.

Por lo tanto, podemos definir la contención de China en dos estadios:

1º estadio: referido a una actuación regional, basada en la teoría de balances, englobada en la contención de la URSS.

2º estadio: referido a una actuación global, basada en la dependencia económica de China, el intento de penetración en la sociedad china con un discurso proderechos humanos y democracia, la introducción de China en las organizaciones internacionales como stakeholder y la creación de alianzas con actores regionales asiáticos e intervención en conflictos, sobre todo de matiz soberano, de estos actores con China.

La actual crisis sanitaria global de la COVID-19 no ha hecho más que agudizar la competitividad entre ambos países. Mientras que Pekín parece haber superado la crisis sanitaria y se dispone a realizar una gran campaña diplomática, Estados Unidos se comienza a afrontar la crisis sanitaria que podría dejar maltrecho su liderazgo global50.

El resultado de esta crisis sanitaria redefinirá el mundo y posiblemente redefina las relaciones entre China y Estados Unidos. Pese a que existe una competencia en ciertos ámbitos, ambos países comparten intereses comunes como puede ser la lucha contra el terrorismo, el cambio climático, la lucha contra la proliferación nuclear y podríamos añadir, la lucha contra futuras pandemias. Es necesario que Washington siga articulando la estrategia de contención que tan buen resultado le ha dado, incentivando que Pekín se convierta en una pata fundamental del sistema internacional que se creó tras la Segunda Guerra Mundial, pero presionando cuando sus intereses se vean amenazados, adaptándose a los nuevos escenarios y dejando espacio de maniobra a Pekín. Esta será la forma de vencer la profecía de la trampa de Tucídides.


Pablo Andrés Gutiérrez
Politólogo especializado en Relaciones Internacionales y Seguridad

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