Opinión

Ya no importa que nadie nos quiera

soledad-atardecer

Un poema del poeta palestino 

Samer Abu Hawwash

Traducción de María Luisa Prieto

Ya no importa 

que nadie nos quiera. 

Basta con que nos quiera el gran Arcángel 

en su cielo brillante.  

Nuestros hijos lo ven erguido a lo lejos  

con las manos juntas formando un corazón 

y sonríen. 

Nuestras mujeres lo ven ondeando un jazmín blanco 

y entornan los ojos para siempre. 

Nuestros hombres ven sus alas azules 

claras como el cielo  

y con los corazones arrebatados 

viajan hacia él.  

Ya no importa que nadie nos quiera. 

Las bombas nos han liberado de nuestros oídos 

con los que oíamos palabras de amor, 

los misiles nos han liberado de nuestros ojos 

con los que veíamos miradas de amor 

y las palabras negras nos han liberado de nuestros corazones 

en los que guardábamos hechizos de amor. 

Ya no importa que nadie nos quiera 

en este mundo. 

“De todos modos, parece que era un amor unilateral” 

dicen nuestros mayores, cansados de la idea de la tierra 

y nuestro poeta 1, erguido en el lejano horizonte 

exclama: “¡Libradnos de este amor cruel!” 

luego susurra, excusándose 

del fugaz optimismo infantil: 

“En esta tierra no hay nada 

por lo que valga la pena vivir”2.  

Ya no importa que nadie nos quiera. 

Estamos cansados de palabras que se dicen y no se dicen, 

de manos que se extienden y no se extienden 

y de ojos que ven y no ven. 

Estamos cansados de nosotros mismos 

en esta larga noche, 

cansados de que nuestras madres se aferren  

a lo que queda de nosotros 

y de la roca que portamos en nuestras espaldas 

cual maldición eterna, 

ir con ella de abismo en abismo 

y de muerte en muerte 

y no llegar. 

Ya no importa que nadie nos quiera  

ni que nadie nos acompañe en nuestro funeral.  

Caminamos en silencio hacia un deambular final, 

nos tomamos de la mano 

y avanzamos solos en el desierto del mundo. 

En algún momento 

un niño mira hacia atrás, 

echa un último vistazo a los escombros 

y dice derramando una lágrima: 

Ya no importa que nadie nos quiera.

  1. Se refiere al gran poeta palestino Mahmoud Darwish 
  2. Aquí Samer Abu Hawwash cita las primeras líneas del poema de Mahmoud Darwish “Ala hadhihi al-ard” (En esta tierra), perteneciente al poemario Wardun aqallu (Menos rosas), pero añadiendo laysa para darle forma negativa, suprimiendo así cualquier atisbo de esperanza.

Samer Abu Hawwash es un escritor refugiado palestino, nacido en Beirut en 1972. Publica desde 1991 en varias revistas y periódicos libaneses. Se licenció en Periodismo y Comunicación por la Universidad Libanesa en 1996. Publicó su primer poemario, titulado La vida se imprime en Nueva York, en 1977, al que han seguido otros nueve, entre ellos: Así no se hace la pizza, en 2016. Residió y trabajó desde 2004 en Emiratos Árabes Unidos, ejerciendo una actividad de traductor de poesía estadounidense y obras de ficción en lengua inglesa. En la actualidad, reside en Barcelona. Ha traducido al árabe a más de veinte poetas estadounidenses, entre ellos Charles Buckowski, Langston Hughes, Kim Addonizio, Robert Bly, además de más de cuarenta obras de los más importantes escritores estadounidenses, entre ellas: On the Road, de Jack Kerouac, Life of Pi, de Yann Martel y Buddha of Suburbia, de Hanif Kureishi. En 2009 fue uno de los 39 autores árabes elegidos para el proyecto Beirut39, que tuvo lugar en Beirut en 2009-2010 con motivo de ser la Capital Mundial del Libro.  

María Luisa Prieto es licenciada y doctora en Filología Árabe por la Universidad Autónoma de Madrid, con premio extraordinario de licenciatura y de doctorado. En la actualidad es profesora titular de Lengua y Literatura árabes en la Universidad Complutense de Madrid. Ha realizado numerosas investigaciones dentro del campo de la literatura árabe contemporánea y ha publicado más de treinta obras literarias traducidas del árabe, la mayoría de ellas del premio Nobel Naguib Mahfuz, y también de otros autores como Mahmoud Darwish, Nizar Qabbani, Adonis, Jabra Ibrahim Jabra, Gassán Kanafani o Hanan al-Shaykh. También ha traducido poemas de Abd al-Wahhab al-Bayati, Badr Shakir al-Sayyab, Fadwa Tuqan, Muhammad al-Magut, Muin Basisu, Nazik al-Malaika, Samih al-Qasim, Wadih Saadeh, Abu l-Qasim al-Shabbi, Sargon Boulus, y de poetas clásicos, entre ellos al-Jansá, Abu Firás al-Hamdani, Ibn Zaydún, Ibn Hani, Ibn Hazm, Ibn Jafaya, Ibn Arabi e Ibn Zamrak. Es editora de la página de poesía árabe poesiaarabe.