La RFEF pidió al Barça y a ElPozo que jugaran sin calentar. Luis Rubiales no acompañó a Joan Laporta en la final

Inter gana la Copa clandestina en plena devaluación del fútbol sala

Inter Movistar

El fútbol sala ha perdido toda la inercia que tuvo durante 30 años de la mano de la RFEF y de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS). 

La RFEF utilizó pólvora del rey para alquilar el Wizink Center de Madrid y todos los extras que tiene uno de los recintos más importantes de Europa, pagar el hotel Eurostars Madrid Tower a los ocho clubes participantes y pagar los premios por la participación de los equipos. El retorno es de cero euros. Una competición que ha servido históricamente para poner en valor al fútbol sala nacional dentro y fuera de España ha acabado en un torneo molesto que no agrada ni a los equipos que se han ganado el derecho de disputarlo. 

Teledeporte

Los problemas televisivos empezaron cuando los clubes participantes que pertenecen a la LNFS, es decir, todos menos Movistar Inter, enviaron un escrito a la RFEF advirtiendo de que los partidos debían emitirse en Gol porque sus derechos estaban suscritos con la productora de ese canal. La Federación no escuchó a los clubes y puso la Copa en manos de Teledeporte. El canal público hizo lo que pudo. El jueves no emitió el primer choque entre Jimbee Cartagena y Viña Albali Valdepeñas. El viernes cometió el grave error de no dejar tiempo entre los dos partidos de cuartos de final. El Levante-Zaragoza terminó poco antes de las 21:00, momento en el que debería empezar el Barça-ElPozo. Desde la RFEF se pidió a los dos clubes que saltasen a la pista sin calentar o lo hiciesen en el interior de las instalaciones del Wizink para no demorar el comienzo. Los dos equipos se negaron y la posibilidad de no disputar el encuentro estuvo presente hasta que la organización cedió. Casi a las 21:30 comenzó el partido que incluyó una tanda de penaltis y finalizó casi dos horas después. Sobrepasado el toque de queda que hay en Madrid y que puso en riesgo a los aficionados que había en la grada. 

Telemadrid

La RFEF intentó ofrecer los partidos de la Copa de España a las televisiones autonómicas. Un producto interesante, entre otras cosas, porque las aficiones no se habían podido desplazar por los cierres perimetrales. Las redes sociales no tardaron en comentar que Telemadrid emitiría los partidos del representante madrileño, Inter Movistar. Cuando las cadenas conocieron que esos clubes habían vendido hasta 2023 sus derechos de televisión decidieron no aceptar la oferta de la RFEF. 

El desastre mediático de la Copa acabó en un apagón informativo. La RFEF no pudo emitir los videos de los goles en las redes sociales porque las imágenes de esos clubes no les pertenecen. Twitter o Twitch conocen los términos del contrato de imagen y suprimen cualquier video que haga referencia a los equipos que representa la LNFS. Fotos y más fotos. Es lo único que se puede ver de la última Copa.

Teledeporte cumple órdenes y produce y emite estos partidos de Copa de España, aunque sabe que hay demandas en los juzgados. El próximo mes de abril habrá una sentencia en la que se conocerá si debe dejar de retransmitir partidos de fútbol sala. Los clubes que abandonaron la patronal de manera unilateral también conocerán si se quedan o no en el limbo audiovisual. 

Hotel y entrenamiento

La RFEF instaló a los equipos en un lujoso hotel al norte de la capital. Una de las cuatro torres de la antigua ciudad deportiva del Real Madrid albergó a jugadores, cuerpos técnicos y directivas de ocho equipos de fútbol sala. Diez kilómetros separan ese hotel del Wizink Center y 25 kilómetros extras tuvo que hacer ElPozo Murcia el jueves por la tarde para entrenar en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas. La RFEF no les permitió ejercitarse en la pista donde iban a jugar contra el Barcelona al día siguiente.

Público

Las medidas sanitarias de la Comunidad de Madrid permitieron 1.500 espectadores en el Wizink Center. El único alivio económico que podía tener la RFEF lo saldaron poniendo precios imposibles. El aficionado que quería ver toda la competición no podía comprar un abono y la suma de las entradas llegaba a los 80 euros. Sin contar con una posible sanción del viernes por saltarse el toque de queda. 

Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol
Retorno

La Copa salió porque se pagó. Si en Málaga el gasto fue de 450.000 euros, en Madrid ha podido superar esa cantidad. La ciudad no ha sabido que se celebraba el torneo más importante del fútbol sala español. No ha habido conexión con el público de los alrededores de las instalaciones. La Minicopa que enfrentaba a las canteras de los equipos no ha existido. La RFEF alega que para eso tiene sus campeonatos territoriales. Ese principio de intenciones da a entender que si ya existe la Copa del Rey de fútbol sala quizá no sea necesario alagar la agonía de organizar una Copa de España. Ocho clubes de los que la mayoría no apoyan a la propia RFEF y sufren sus severas sanciones económicas y deportivas. 

Laporta

Joan Laporta vio la primera final de su club tras llegar al cargo. El nuevo presidente del Barça mandaba un mensaje a la RFEF con su presencia en el Palco. Y Luis Rubiales lo recibía con su ausencia. El Barça es el impulso que necesita la RFEF para hacer más suyo el fútbol sala. Pero hay que buscar entre los avalistas de Laporta para encontrar el principal motivo por el que el club catalán no seguirá los pasos de los clubes que un día traicionaron al fútbol sala. Históricos que están por encima de gestores mediocres y que siguen levantando trofeos gracias a su verdadero motor: el fútbol sala. 

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