El equipo nacional de fútbol de Marruecos ilusionó y emocionó a todo un país, a África y al mundo árabe en general gracias a la gesta lograda en el pasado Mundial de Qatar. El combinado dirigido por Walid Regragui logró llegar a semifinales de una Copa del Mundo, algo que no había logrado ninguna selección africana, ni árabe. Y para rendir el merecido homenaje, el rey Mohamed VI recibió a toda la plantilla y al cuerpo técnico en un acto oficial en Rabat, con la presencia también de unas figuras muy importantes: las madres de los jugadores del combinado nacional.
Mohamed VI, acompañado por el príncipe heredero Moulay El Hassan y el príncipe Moulay Rachid, recibió en la Sala del Trono en el Palacio Real de Rabat a los miembros de la selección tras la gran actuación desarrollada en la Copa del Mundo de Qatar.
El evento significó una muestra más del apoyo del soberano marroquí al deporte y al fútbol del país norteafricano en general. Desde que accedió al trono en 1999, el proceso de modernización nacional emprendido por el rey marroquí ha englobado a todos los ámbitos, desde el político al social pasando también por el deportivo. El fútbol no ha permanecido ajeno a este proceso de evolución y desde las altas instancias nacionales se fomentó el desarrollo de academias e instalaciones que han propiciado el desarrollo deportivo y académico incluso de los jóvenes marroquíes.
Durante la audiencia real, Mohamed VI condecoró con Ouissams Reales (también conocidos como Orden de la Soberanía u Orden del Trono), la más alta distinción otorgada por el Reino de Marruecos, al presidente de la Real Federación de Fútbol de Marruecos, Fouzi Lekjaa, al seleccionador, Walid Regragui, y a los jugadores de la selección, que estaban acompañados por sus madres.
Su Majestad el Rey condecoró así con el Ouissam Al Arch de 2ª clase (Comendador) a Fouzi Lekjaa y a Walid Regragui y condecoró con el Ouissam Al Arch de 3ª clase (Oficial) a los jugadores de la selección nacional: Ghanem Saïss, Yassine Bounou, Achraf Hakimi, Noussair Mazraoui, Sofyan Amrabat, Nayef Aguerd (laureado de la Academia Mohammed VI de Fútbol), Hakim Ziyech, y Azzedine Ounahi (laureado también de la Academia Mohammed VI de Fútbol), Abderrazak Hamdallah, Anass Zaroury, Abdelhamid Sabiri, Mounir El Kajoui, Ilias Chair, Zakaria Aboukhlal, Selim Amallah, Abdessamad Ezzalzouli, Sofiane Boufal, Jawad El-Yamiq, Youssef En-Nesyri (laureado de la Academia Mohammed VI de Fútbol), Achraf Dari, Walid Cheddira, Ahmed Reda Tagnaouti (laureado de la Academia Mohammed VI de Fútbol), Bilel El Khanouss, Badr Benoun, Yahia Attiat-Allah El Idrissi y Yahya Jabrane, como informó la agencia de noticias marroquí MAP.
El rey de Marruecos también dio también sus altas instrucciones para la entrega de condecoraciones reales a todo el cuerpo técnico y médico del equipo nacional en reconocimiento al excepcional trabajo realizado.
La Orden del Trono es una condecoración otorgada a los compatriotas que prestan servicios distinguidos de naturaleza civil o militar y solo puede ser concedida por el monarca marroquí. La medalla apareció por primera vez durante el reinado del rey Hassan II el 16 de mayo de 1963, cuando se emitió la orden para su establecimiento.
Tras este acto protocolario de entrega de enseñas, Mohamed VI, acompañado por el príncipe heredero Moulay El Hassan y el príncipe Moulay Rachid, posó para una foto histórica con los miembros del equipo nacional y las madres de los jugadores presentes. Mientras, por su parte, los futbolistas entregaron a Su Majestad el Rey diversos recuerdos en gratitud por el soporte otorgado al deporte y al fútbol durante todo este tiempo y por el apoyo concedido durante la celebración de la Copa del Mundo de Qatar, en la que el combinado nacional marroquí logró finalmente una histórica cuarta plaza.
El hecho de recibir solemnemente a las madres de los jugadores fue un gesto de homenaje y reconocimiento a estas mujeres marroquíes que han inculcado a sus hijos los valores de patriotismo, sacrificio y respeto por la familia y por su país. La figura de la mujer es considerada como un pilar básico en la familia y la sociedad en general en el país norteafricano y, desde luego, han tenido un papel determinante en la formación personal de los integrantes del equipo nacional que fueron un ejemplo de trabajo, compañerismo y esfuerzo por defender los colores nacionales para lograr este hito deportivo.
Mohamed VI ya había lanzado mensajes y discursos de agradecimiento y reconocimiento a la selección nacional por el logro conseguido en el Mundial de Qatar antes de la recepción real. El rey de Marruecos elogió el “logro histórico y sin precedentes” de la selección marroquí en Qatar. El monarca alauí destacó que los integrantes de la selección marroquí lograron “con brillantez y mérito alcanzar las semifinales”. Además, resaltó su “gran profesionalidad, la alta competitividad, el patriotismo sincero y los nobles valores humanos” que llevaron al equipo norteafricano a lograr una de las mayores “hazañas” para “el fútbol marroquí, árabe y africano”.
Los miembros del equipo nacional regresaron al Reino el martes y tuvieron un baño de masas en diversas ciudades marroquíes como Rabat y Salé, donde los ciudadanos marroquíes pudieron ver de cerca a los héroes de Qatar. Los Leones del Atlas fueron ovacionados por un público que acudió en masa a aclamarlos y reconocer su valor y su combatividad. Decenas de miles de marroquíes se concentraron para dar la bienvenida al equipo nacional. Los componentes de la selección marroquí de fútbol se mostraron al público subidos a un autobús descapotable que mostraba la bandera marroquí y el lema "Dima Maghrib", desde el que pudieron contemplar a la enfervorecida afición marroquí que quería reconocer el gran papel desempeñado por el equipo en el Mundial.
Los aficionados marroquíes salieron a las calles de la capital, Rabat, con fuegos artificiales y ondeando banderas, en homenaje a los jugadores que iban en el autobús con uniformes y corbatas bajo fuertes medidas de seguridad. Los jugadores intercambiaron saludos con los aficionados marroquíes que vestían camisetas de la selección en su gran mayoría.
Los jugadores y su entrenador Walid Regragui saludaron a la multitud y quisieron inmortalizar el momento con numerosas fotos y videos. El autobús que llevaba al equipo nacional se dirigió al Palacio Real de cara a la recepción especial del rey Mohamed VI enfocada a felicitar al equipo y celebrar la gran gesta deportiva.
Todo se desarrolló con orden y una gran organización, en contraposición con la vuelta del campeón del mundo, Argentina, que no tuvo un dispositivo especial que permitiese esa cercanía de los jugadores con el público. Desde diversos sectores y medios del país argentino se reconoció de hecho el buen hacer organizativo en el recibimiento dispensado a la selección marroquí de fútbol.