La caída de la lira impulsa el auge del comercio de intereses en el mercado turco

Las autoridades monetarias de Turquía buscan generar mayor confianza entre los inversores extranjeros para que inyecten capital, un factor crucial para el impulso de la economía. Para lograrlo, han adoptado políticas dirigidas a mantener la moneda local dentro de un rango estrecho de depreciación.
La nueva administración económica, liderada por el presidente Recep Tayyip Erdoğan tras su victoria en las elecciones presidenciales del año pasado, ha implementado una estrategia centrada en la 'apreciación real', es decir, en el poder adquisitivo. Esto implica permitir que la lira se debilite, pero a un ritmo controlado y por debajo de la tasa de inflación.
Esta medida tiene como objetivo aliviar las presiones inflacionarias derivadas de la débil cotización de la lira frente al dólar estadounidense, en uno de los mercados emergentes más vulnerables a las fluctuaciones regionales y globales.
Aunque el año pasado la moneda turca perdió un 16% de su valor nominal, al evaluar el poder adquisitivo, logró sus mayores ganancias desde 2007. Esto benefició a los inversores extranjeros, quienes pudieron obtener rendimientos superiores al 50% sobre los bonos denominados en lira.
Los inversores locales suelen ver el tipo de cambio de la lira frente al dólar estadounidense como un barómetro clave de la fortaleza económica de Turquía.
Tras haber sido una de las monedas más volátiles en los mercados emergentes, la lira ha experimentado una recuperación gradual en términos reales desde su fuerte caída en 2021, cuando perdió casi la mitad de su valor frente al dólar.
A través de la estrategia de apreciación en términos reales, el banco central busca limitar las pérdidas de la lira por debajo de la tasa de inflación, con el objetivo de reducir las presiones inflacionarias y minimizar la transmisión de la debilidad de la moneda a los precios.

En su informe sobre política monetaria para 2025, el Banco Central de Turquía afirmó que los activos denominados en lira seguirán siendo atractivos para los inversores, lo que sugiere que el control de los precios al consumidor continuará siendo un pilar clave de las políticas destinadas a reducir la inflación.
Aunque es aún prematuro evaluar la viabilidad de este enfoque, algunos expertos lo consideran una buena señal para los inversores en activos turcos.
Peter Kinsella, jefe de estrategias de divisas de Union Banker Brief, aseguró a Bloomberg que, en términos de negociación de intereses, “esta es una estrategia altamente rentable”.
Kinsella señaló que, en los últimos seis meses, se ha mostrado optimista respecto al comercio de intereses en la lira. Para el experto, el verdadero desafío está relacionado con la rapidez con la que reducirá el Banco Central de Turquía las tasas de interés.

El comercio de intereses implica pedir prestado en países y monedas con tasas de interés relativamente bajas, como Estados Unidos, Europa y Japón, para luego invertir esos fondos en países con tasas de interés más altas, como Turquía.
Al asegurar que el tipo de cambio de la lira sea relativamente estable y predecible, el Banco Central de Turquía ha incrementado el atractivo de esta estrategia, al reducir el riesgo de pérdidas monetarias inesperadas.
En los últimos seis meses, los inversores que tomaron prestados dólares e invirtieron en bonos denominados en liras lograron un rendimiento promedio del 15%, según datos recopilados por Bloomberg.
Este rendimiento es casi el doble del obtenido por las inversiones en el peso argentino, considerado el principal competidor de la lira turca.

Es poco probable que el Banco Central de Turquía permita una aceleración de la devaluación de la lira en el corto plazo, incluso después de haber comenzado a recortar las tasas en diciembre, según afirmaron este mes Kevin Daly y Clemens Graf, analistas económicos de Goldman Sachs.
Subrayaron que la estabilidad monetaria es aún más crucial, dado que la reducción de las tasas de interés disminuye en cierta medida el atractivo de los activos locales.
A pesar de que los analistas anticipaban una serie de recortes más agresivos en las ocho reuniones que el Banco Central tiene previstas para 2025, los funcionarios han advertido sobre los posibles efectos negativos de un ciclo continuo e ininterrumpido de recortes en la economía.
Según Víctor Sabo, director senior de inversiones de Aberdeen Investments, el comercio de intereses en la lira sigue siendo atractivo en la actualidad, aunque advirtió que se debe controlar la velocidad con la que el Banco Central turco reduce las tasas de interés.

Sabo explicó que, aunque los últimos datos de inflación y actividad económica en Turquía justifican una reducción de tasas a un ritmo acelerado, optar por un 'ciclo gradual' parece ser una estrategia más sensata.
Los datos muestran una desaceleración en la tasa de inflación anual en el mercado local al cierre de diciembre, que se ubicó en 44,4%, frente al 47,1% registrado en noviembre.
No obstante, existe un aspecto negativo. Una de las consecuencias no deseadas del aumento del poder adquisitivo de la lira podría ser un aumento en la demanda de importaciones, lo que representaría una amenaza para la balanza por cuenta corriente.