La inestabilidad económica amplía las oportunidades de África en la cadena mundial de suministro

A mediados de agosto, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) publicó su informe sobre la economía africana titulado “Cadenas mundiales de suministro con uso intensivo de tecnología: el potencial de África”. El objetivo del informe es “destacar las oportunidades de África para integrarse mejor en las cadenas mundiales de suministro, contribuyendo a la diversificación de estas cadenas en sectores intensivos en conocimiento y tecnología”.
“Con abundantes recursos y un mercado de consumo en crecimiento, África podría convertirse en un destino manufacturero líder para las industrias intensivas en tecnología y en un eslabón clave de las cadenas mundiales de suministro”, afirmó la secretaria general de la UNCTAD, Rebecca Grynspan.
Durante varias décadas, los mercados africanos no han contribuido significativamente a la economía mundial. Sin embargo, la aparición de la competencia entre los principales países, encabezados por China, Estados Unidos, Francia, Alemania y, más recientemente, Rusia, está haciendo más atractivas las inversiones en África. En un ambiente perturbado por las turbulencias comerciales, los acontecimientos geopolíticos y la incertidumbre económica, África dispone de una baza considerable para atraer inversores al continente y desarrollar su economía: su subsuelo.

Según la organización de la ONU, los países del continente africano pueden convertirse en actores principales de las cadenas de suministro mundiales explotando sus vastos recursos. “La abundancia de importantes minerales en África, entre ellos aluminio, cobalto, cobre, litio y manganeso, ingredientes vitales en industrias intensivas en tecnología, posiciona al continente como un destino atractivo para la industria”, afirmó Rebecca Grynspan.
Según el medio francés Les Echos, la agencia especializada de la ONU explica que la abundancia de recursos esenciales para la tecnología mundial en el continente y el crecimiento de un mercado de consumo local hacen de África una geografía relevante para la implantación de unidades de producción, sobre todo de piezas de automóvil, baterías para smartphones, medicamentos básicos y células fotovoltaicas.
El sector del automóvil, por ejemplo, se ha visto gravemente afectado por las crisis de la cadena de suministro, en particular durante la pandemia del coronavirus. En la actualidad, la producción de automóviles nuevos sigue siendo baja y representa alrededor del 1,2 % del volumen del comercio mundial. En África, la industria automovilística está dominada por Sudáfrica, Marruecos, Argelia y Egipto.

De la misma manera, la necesidad de diversificación en la industria de los teléfonos inteligentes está haciendo que África resulte más atractiva para los inversores. El informe señala que la mayoría de los metales y materiales utilizados en la fabricación de teléfonos inteligentes pueden extraerse en África (cobalto, cobre, grafito, litio, magnesio y níquel). La industria farmacéutica, por su parte, se centra en los medicamentos genéricos, que se caracterizan por un proceso de producción de principios activos sencillo y limitado.
La fuerte demanda de energías renovables también está impulsando a las industrias energéticas hacia África. Al-Arab news calcula que, entre 2000 y 2020, el volumen de inversión en el sector de las energías limpias de África creció a un ritmo anual de hasta el 96 %, gracias al enorme potencial de energía solar de la región. Sin embargo, la UNCTAD ha advertido de que el continente sufre un déficit de inversión, ya que recibe en torno al 2 % del volumen de inversión mundial en el sector de las energías renovables. De hecho, la producción de paneles solares fotovoltaicos es limitada, con algunas oportunidades emergentes en Egipto, Marruecos y Sudáfrica.
En la actualidad, África necesita más inversión en energías renovables para colmar la importante laguna existente y hacer frente a los demás obstáculos a la fabricación de paneles solares en el continente. Además, uno de los principales obstáculos del continente es su falta de infraestructuras adecuadas para una cadena de suministro fluida. Aunque se han tomado una serie de medidas e iniciativas, como el Programa de la Unión Africana para el Desarrollo de Infraestructuras en África, éstas siguen estando condicionadas al aumento de la inversión extranjera en el continente.

Según el informe de la UNCTAD, diecisiete países africanos, entre ellos Angola, Botsuana, Ghana y Sudáfrica, ya han aplicado normativas de contenido local para apoyar el crecimiento de las cadenas de suministro locales, promover la transferencia de tecnología, crear empleo y añadir valor dentro de sus fronteras.
De hecho, la creación de un entorno propicio para las industrias intensivas en tecnología aumentaría los salarios en el continente, que actualmente están fijados en un mínimo de 220 dólares al mes, frente a una media de 668 dólares en América. Una mayor integración en las cadenas mundiales de suministro también diversificaría las economías africanas y las haría más resistentes a futuras perturbaciones. Por último, la expansión de las cadenas de suministro energético en África es también una oportunidad para acelerar la acción por el clima.
El continente africano cuenta además con otra ventaja: su demografía. En 2030, uno de cada cinco consumidores del mundo vivirá en África, y uno de cada cuatro en 2050. Estas poblaciones jóvenes se sienten cada vez más atraídas por la tecnología y están acelerando su gasto: unos 2.100 billones de dólares previstos en 2025 según la UNCTAD, frente a los 1.400 billones de diez años antes.
El informe estima que el valor del mercado africano de financiación de la cadena de suministro aumentará un 40 % entre 2021 y 2022, alcanzando los 41.000 millones de dólares. Sin embargo, esto no es suficiente.
Según la organización de la ONU, el continente puede movilizar más fondos eliminando las barreras a la financiación de la cadena de suministro, incluidos los desafíos regulatorios, las percepciones de alto riesgo y la insuficiente información crediticia. También subraya la necesidad de un alivio de la deuda que proporcione a los países africanos espacio fiscal para invertir en el fortalecimiento de sus cadenas de suministro.
De hecho, África sigue pagando de media cuatro veces más por los préstamos que Estados Unidos y ocho veces más que las economías europeas.