La moneda se debilitó un 3% y llegó a alcanzar las 8,88 liras por dólar tras el comentario del presidente Erdogan sobre la reducción de los tipos de interés

La lira turca alcanza un nuevo mínimo histórico

Presidencia turca vía AP - El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan

La lira turca ha registrado este miércoles un nuevo mínimo histórico. La caída viene precedida por las declaraciones del presidente Erdogan, en las que anunciaba una nueva reducción de los tipos de interés por parte del Banco Central de Turquía. La moneda se debilitó un 3% y alcanzó las 8,88 liras por dólar, aunque después se estabilizó hasta cotizar en torno a 8,59 al cierre de los mercados. 

“Es un imperativo que bajemos los tipos de interés. Para ello, llegaremos a julio y agosto más o menos para que los tipos empiecen a bajar”, reveló Erdogan el pasado martes a la emisora TRT. “Si quitamos la carga de los tipos de interés de las inversiones y los precios, entonces entraremos en una atmósfera más tranquila, ya que son los tipos de interés los que provocan la inflación de los precios”, añadió. 

Las palabras del presidente insuflaron el nerviosismo a los mercados y provocaron la debilitación de la moneda. La repentina modificación de los tipos de cambio de la lira, una de las divisas con peor comportamiento en los mercados emergentes, ha sido una reacción directa a las últimas declaraciones de Erdogan. Además, sus últimas decisiones en materia económica han preocupado a los inversores, que denuncian la falta de independencia del Banco Central. 

Erdogan reconoció haber estado en contacto con el jefe de esta institución, Şahap Kavcıoğlu, para discutir sobre el tema. Sin embargo, el propio Kavcıoğlu trasladó a los inversores después de la caída que las conversaciones sobre una pronta relajación de los tipos de interés “no tenían sentido” y que la inflación se calmaría en el tercer o cuarto trimestre de este año, todo ello con el objetivo de mitigar el nuevo revés a la economía otomana.

El gobernador del Banco Central de Turquía, Sahap Kavcioglu

La postura tradicional respecto de la subida de los tipos de interés por parte de los bancos alega que estos conducen a una menor inflación, ya que la gente estaría menos dispuesta a solicitar préstamos. Los expertos coinciden, además, en que Turquía debe mantener los tipos altos para evitar que los precios se descontrolen, más aún tras el estancamiento de la inflación en los dos dígitos desde hace más de tres años. 

No obstante, el presidente turco sostiene que unos tipos de interés más altos provocarían un aumento de la inflación. Según esta versión, cualquier recorte de los tipos disminuiría los costes de producción y haría bajar los precios al consumidor. Aunque los recortes prematuros de los tipos acometidos en el pasado se tradujeron en un debilitamiento de la lira, que trajo consigo el aumento de los precios al consumo y obligó a las autoridades a desplegar importantes subidas de tipos.

En cualquier caso, la lira ha perdido un 16% de su valor desde marzo, cuando Erdogan cesó al entonces jefe del Banco Central, Naci Ağbal, el cuarto al frente de la institución en dos años. La nueva caída ha hecho saltar las alarmas en un país que enfrenta una dura crisis económica. Las consecuencias generadas por la pandemia, más la debilidad de la lira, han aumentado la situación de vulnerabilidad de Turquía ante factores externos. 

Una vista muestra el logotipo del Banco Central de Turquía (TMB) en la entrada de su sede en Ankara, en esta foto de archivo del 20 de noviembre de 2012

El país registra 34 millones y medio de personas endeudadas a través de entidades bancarias, y otros 2,3 millones de turcos solicitaron préstamos por primera vez durante este último año, según arrojan las estadísticas oficiales. Además, se ha producido el encarecimiento de las importaciones y de los productos básicos. Hoy, una lira equivale a 0,12 dólares. 

Las autoridades otomanas revelarán este jueves los datos actualizados de la inflación. Esta aumentó un 17,3% anual en mayo frente al 17,1% del mes anterior, según la estimación publicada por Bloomberg. Se trataría de una nueva aceleración por octavo mes consecutivo, por lo que el Banco Central de Turquía ha mantenido conversaciones con inversores y expertos extranjeros con el fin de inyectar credibilidad a las perspectivas económicas del país.

Oficina de cambio de moneda, en un mercado abierto de Estambul, el lunes 22 de marzo de 2021
La economía: el reto de Erdogan

El Partido de la Justicia y el Desarrollo, la formación política del presidente, perdió hace dos años las elecciones locales en la mayoría de los municipios en los que el desempleo rondaba los dos dígitos, incluidas la ciudad más importante, Estambul, y la capital del país, Ankara. Por este motivo, reducir la tasa de desempleo es una de las prioridades del Gobierno turco si quiere mantener el respaldo de la calle.

El desempleo se sitúa en el 13,1%, y la tasa entre los jóvenes del país se aproxima al doble. No obstante, el principal problema es la inflación. El objetivo oficial es reducirla hasta el 5%, sin embargo, los registros actuales multiplican por tres las aspiraciones. Este ha sido el motivo principal que ha llevado a Erdogan a sustituir a cuatro gobernadores del Banco Central en dos años, pero el escenario actual hace imposible que Kavcıoğlu se embarque en un ciclo de relajación. 

Su predecesor en el cargo, Naci Ağbal, una figura de prestigio y favorable para el mercado, fue cesado en marzo tras subir los tipos de interés como respuesta a los mercados mundiales. Los inversionistas interpretaron entonces la decisión de destituir a Ağbal como una muestra de su intención de tomar el control de la política monetaria y acometer su plan de bajar los tipos ante la elevada inflación.

Contra todo pronóstico, la llegada de Kavcıoğlu no ha supuesto grandes cambios. El actual jefe del Banco Central de Turquía, señalado como un títere de Erdogan, ha resistido la presión del presidente y ha mantenido los tipos de interés estables en el 19%, donde lo había establecido el propio Ağbal.