La recomendación del Banco Mundial para América Latina: liberalizar la economía para crecer

El Informe Semestral de la región de América Latina y el Caribe del Banco Mundial se ha presentado este lunes en la Casa América de Madrid. El debate que ha acompañado a la presentación del documento bajo el título de ‘Integración comercial como camino hacia el desarrollo económico?’ ha querido ahondar en las previsiones económicas de futuro de América Latina, así como los efectos de los acuerdos comerciales como el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (NAFTA, por sus siglas en inglés) y el firmado entre la Unión Europea (UE) y Mercosur.
América Latina se está enfrentando actualmente a un periodo de crisis económicas y poco crecimiento después de unos años de bonanza: antes de 2012 la región latinoamericana crecía de forma estable manteniéndose a medio camino entre los Estados con economías más desarrolladas y entre las regiones emergentes del mundo como África. Sin embargo, ahora el crecimiento latinoamericano es escaso y sus proyecciones se aproximan a cero, teniendo tasas de crecimiento incluso por debajo de las africanas.
“Este es el motivo de inquietud del informe, el crecimiento neto de América Latina”, sostenía Martín Rama, economista jefe para América Latina del Banco Mundial. “El crecimiento rápido de América Latina estuvo asociado a un periodo de altos precios en los ‘commodities’ y de las materias primas, cuando estos fueron altos el gasto público y social de varios países aumentó y eso permitió aumentar la igualdad. Actualmente los países de América Latina tienen un gasto social totalmente comparable al de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), excepto que los ingresos no son como los de la OCDE”, añadía.

Ante esto, el Informe del Banco Mundial afirma a que una de las causas detrás de la falta de crecimiento en la región se debe a la pobre apertura que tienen los Estados latinoamericanos al libre comercio. “No es un problema geográfico, es político; países igual de lejos del resto del mundo comercian más”, apuntaba Martín. Y es que Argentina y Brasil, dos Estados miembros del Mercosur, una unión de libre comercio que se plantea como prometedora en la región, son los dos países del mundo con más aranceles, y del mismo modo es así para América Latina que se postula como la menos abierta al comercio exterior, según el informe de esta institución internacional.
Además, el informe apunta que para el crecimiento no vale cualquier acuerdo. Las conclusiones del Banco Mundial han determinado que un acuerdo entre América Latina y los países de la conocida como zona norte del mundo, tradicionalmente más desarrollada, tiene un impacto positivo en el desempleo, la complejidad y diversificación económica y en definitiva, del crecimiento económico de los países del sur. Y al compararlo con los resultados de los acuerdos sur-sur, es decir, entre países latinoamericanos, los resultados son mucho más reducidos que en los acuerdos norte-sur. Así los acuerdos UE-Mercosur y NAFTA se han posicionado como grandes oportunidades de crecimiento para América Latina, especialmente por que van más allá de la política arancelaria y ahondan en temas como la regulación de competencia, las licitaciones públicas, el medio ambiente, la lucha contra la corrupción o las regulaciones laborales.
El Banco Mundial ha querido conocer las posibles consecuencias del Mercosur una vez acabe su proceso de ratificación en ambos hemisferios, especialmente en materia de medio ambiente y la creación o destrucción de empleo. Las conclusiones de la institución han sido halagüeñas: “las consecuencias para el empleo son moderadas, los cambios son de no más de un par de porcentuales por año de los tamaños de los sectores, por lo no tenemos una situación de la que se pueda esperar episodios dramáticos de desempleo”, comentaba el mandatario de la organización internacional.
Sin embargo, las consecuencias en el medio ambiente pueden variar en función de las voluntades políticas, y es que el incremento de la producción de la agricultura y la ganadería amenaza con aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero especialmente en Brasil y su gran industria de vacuno que amenaza, además la superficie forestal del país y potencialmente la selva amazónica. “Para que estos acuerdos sean buenos para el medio ambiente y para el mundo hay que crear políticas de desarrollo territorial ambientales y de conservación de áreas forestales para que estos acuerdos sean ventajosos para todos”, afirmaba el economista.
Además, los ponentes coincidían en que América Latina tenía que hacer frente además a los vaivenes ideológicos y sobre la economía política que podían poner en jaque un acuerdo de libre comercio con el surgimiento de barreras de carácter no arancelario o directamente poner en peligro la actividad de una organización multilateral entera, aunque se mostraban positivos esta vez: el Acuerdo de libre comercio UE-Mercosur crea obligaciones a los cuatro estados de la organización en bloque respecto a sus socios europeos por lo que será más complicado poner trabas al acuerdo.
En resumen, América Latina, una región impredecible para hacer proyecciones, tiene que hacer frente a un panorama internacional de incertidumbre y cambios, pero también se presenta como una oportunidad para conocer los nuevos escenarios que su economía puede aportar al mundo y con ellos, hacer despegar el crecimiento económico.