El año 2025 será decisivo para el Sáhara
El primer secretario del Movimiento Saharaui por la Paz, Hach Ahmed, analizó en el programa “De cara al mundo” de Onda Madrid las condiciones del pueblo saharaui y el momento crucial en el que nos encontramos para una solución definitiva. Además, consideró una posible tercera negociación por parte de Naciones Unidas.
Señor Ahmed, ¿por qué consideran ustedes en el Movimiento Saharaui por la Paz (MSP) que el año 2025 puede ser decisivo para la solución definitiva del problema del Sáhara? ¿Trump puede ser un factor clave además de todo lo que está ocurriendo?
Efectivamente. Nos estamos acercando a una encrucijada en la que cada vez más prevalece el sentido común y la sensatez al menos en lo que respecta a los saharauis. Ha llegado el momento de salir de este bucle que observamos en el proceso político auspiciado por Naciones Unidas, que lleva 30 años para resolver pacíficamente este problema.
El tiempo transcurre y parte de la población saharaui sigue esperando y subsistiendo en condiciones extremas en el exilio en la región argelina de Tinduf.
¿Hay que evitar la violencia como ha ocurrido recientemente?
Ha quedado probado que la vía militar es imposible y no conduce más que un reguero de sangre inútil.
La pasada semana varios jóvenes saharauis y otros tantos perdieron la vida a raíz de la intervención de un dron marroquí tras el hostigamiento con obuses de Mahbes, noreste del Sáhara Occidental. El día anterior en una acción similar hubo otras víctimas, entre ellas un amigo de la infancia, Mohamed Ali, quien dejó varios niños y niñas huérfanos. Y así casi todos los días desde 2020 cuando el Frente Polisario decidió, irresponsablemente, renunciar al alto el fuego decretado en 1991 por la ONU. Me parece incompresible, tal y como le manifesté al Sr. De Mistura en una carta, que estando los cascos azules presentes y un alto el fuego decretado por la ONU en vigor sigan sucediendo estos lamentables hechos.
Se puede insistir en la propuesta del MSP de un acuerdo con Marruecos.
Habida cuenta que la solución militar está descartada y que el proceso político llevado por Naciones Unidas no ha podido progresar tal y como se contemplaba hace 30 años lo lógico es abrir otra puerta y proporcionar una oportunidad a la propuesta del MSP en cuanto a la solución de compromiso anunciada en la Conferencia de Dakar en octubre de 2023. Creemos que nuestro enfoque el cual aboga por una solución sin vencidos ni vencedores y por consiguiente un acuerdo político con el Reino de Marruecos no sólo es viable, sino el único a estas alturas que puede abrir una etapa de tranquilidad y prosperidad para los saharauis y de paz y estabilidad para el conjunto de la región.
En las últimas semanas se han registrado importantes acontecimientos sobre el Sáhara.
El momento es adecuado por la confluencia de una serie de acontecimientos como son la última reunión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y el informe del enviado especial del secretario general de la ONU para el Sáhara Occidental, Staffan de Mistura. Por cierto, aprovecho la ocasión para saludar y acoger con satisfacción en nombre del MSP la aprobación de la resolución 2756 del Consejo de Seguridad prorrogando por seis meses el mandato de la MINURSO y alentando al enviado especial a continuar sus esfuerzos como facilitador.
En el curso de estos debates en Nueva York quedó evidente la compleja encrucijada en la que está instalado el asunto del Sáhara, situación que, de modo particular, emplaza a los saharauis a una reflexión serena y responsable y esforzarse por encontrar una salida del túnel.
¿En esa reflexión, que opciones tienen los saharauis que no sea la autonomía bajo soberanía de Marruecos?
Después de cincuenta años de sufrimientos y de espera, nuestras opciones como saharauis son escasas: continuar persiguiendo espejismos en el exilio de Tinduf soñando con victorias militares imposibles, lo que equivale a un viaje hacia el suicidio colectivo; o tomar la senda del sentido común apostando por la solución política posible propuesta por el MSP.
La autonomía bajo soberanía marroquí es apoyada por los principales países del mundo, con el colofón de la visita del presidente francés Emmanuel Macron a Rabat.
Claro que en esta coyuntura pesa y mucho la influencia de países y potencias como Francia cuyo presidente en su reciente visita a Rabat dejó clara su postura a favor de la propuesta autonómica de Marruecos de 2007 la cual se suma a la de otro país no menos influyente como es España y hace poco la de Alemania y otros. Y, por si fuera, poco el acceso a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump cuya posición es muy conocida.
¿Es usted optimista?
Me gustaría ser optimista y creer que a lo mejor está sucesión de acontecimientos puede resultar positiva para quienes apostamos por la solución pacífica, la solución en la que no haya vencidos ni vencedores, la cual ha de ser justa, duradera y ajustada al derecho internacional tal y como rezan todas las resoluciones de la ONU y reconocen estas mismas potencias.
Tengo el presentimiento que el año 2025 será un año decisivo y, quién sabe, a lo mejor milagroso.
Y, señor Ahmed, es la realidad de una amplia autonomía bajo soberanía marroquí, como dice el rey de Marruecos, lo que es el mundo real y el mundo legal, porque, mientras Naciones Unidas no reconozca esta realidad, se pueden dar casos que afecten negativamente a los saharauis que viven en Dajla, en El Aaiún o en Guelmim, que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea anule los acuerdos comerciales, en definitiva, cuestiones que afecten negativamente también a los intereses de los saharauis.
La experiencia ha demostrado que el mundo de la realidad es lo que al final se impone. Hasta ahora hemos estado moviéndonos en el mundo de la fantasía y de que los organismos internacionales son la varita mágica de la legalidad básica.
Al final queda probado que la realidad es tozuda y es la que hay que asumir y asimilar para no perder el tiempo y las energías en proyectos imposibles. Estas conclusiones y enseñanzas son las que nos llevaron apostar por la fórmula de compromiso estimando que la propuesta de autonomía presentada por Marruecos en 2007 puede ser un punto de partida en la búsqueda del arreglo.
Ese camino es por el que apuestan muchos países relevantes.
Hemos de explorar ese camino. Este planteamiento es lo que ha hecho que cada vez hay más confianza en nuestro proyecto entre los saharauis.
Ese es el camino correcto, el de la solución posible, en la que, por supuesto, se tengan en cuenta los altos intereses de Marruecos y un gran margen para que los saharauis encuentren condiciones para dirigir sus propios asuntos a través de un Estatuto Especial y una entidad propia con suficientes competencias, recursos e instituciones.
Ahora mismo, señor Ahmed, se dan las condiciones para que Naciones Unidas pueda intentar por tercera vez la mesa de negociación. Veremos a ver qué dice Argelia, qué dice el Polisario, pero, ahí, el Movimiento Saharaui por la Paz también debería ser reconocido por Naciones Unidas. Debería poder sentarse en esa mesa para poder alcanzar la solución definitiva que la realidad impone, como usted bien ha dicho, una amplia autonomía del Sáhara bajo soberanía marroquí.
Para que el trípode pueda sostenerse necesita esa tercera pata y esa es el Movimiento Saharaui por la Paz, por sus posturas realistas, por su sentido común, por su pragmatismo y ese es el elemento que falta para que ese proceso político pueda avanzar.
El Frente Polisario no es el único representante de los saharauis.
Está claro que el Polisario cincuenta años después de su fundación en la época de la Guerra Fría ha sufrido un gran desgaste.
Desde aquellos tiempos ha llovido mucho y muchos vientos soplaron. Cayo el Muro de Berlín, sucedió la primavera árabe. Es razonable que los saharauis busquen, se integren y acepten ser representados por otras fuerzas políticas y dejen de creer en el “representante único y legítimo” encarnado por el partido único
Urge una solución.
Es muy interesante recordar que a pesar del apoyo sustancial que ha obtenido Marruecos para su propuesta autonómica, se sigue insistiendo en la necesidad de una solución política justa, duradera y ajustada al derecho internacional y ese es el margen en el que nosotros queremos movernos y lograr que, efectivamente, la solución sea aceptable para los saharauis y que, sobre todo, tenga como referencia el derecho internacional a través de garantías sólidas.
Este es el propósito del Movimiento. Esperamos que en la próxima etapa se tenga en cuenta nuestra propuesta como la tercera vía y tengamos el espacio que nos corresponde en el proceso político y en el nuevo formato que debe implementarse para salir del estancamiento.
