Argelia teme consecuencias internas por la expansión de la rebelión tuareg en el norte de Mali

Aumentan las tensiones entre Argelia y Mali debido a la actual rebelión de los tuareg en el norte de Mali, ya que Argel teme que esta revuelta inspire a otras minorías étnicas de Argelia a luchar por su autonomía poniendo en riesgo la seguridad nacional.
Argelia apoya un acuerdo negociado que aborde las demandas de los rebeldes y se base en el acuerdo de paz de 2015, mientras que la junta militar gobernante en Mali prefiere una respuesta militar.
Las relaciones entre ambos países se han ido deteriorando en los últimos meses después de que la junta militar maliense acusase a Argelia de interferir en sus asuntos internos al reunirse con los rebeldes.
A pesar de que en la actualidad ambos países no cuentan con relaciones diplomáticas, en el pasado Argelia lideró los esfuerzos para negociar la paz entre los líderes malienses y los grupos tuareg. Esta mediación dio lugar a los Acuerdos de Argel de 2015 entre el antiguo Gobierno de Malí y la Coordinación de Movimientos Tuareg en Azawad
“Argelia apoyó firmemente el acuerdo de paz de 2015 e intentó salvar el acuerdo en diciembre de 2023 debido al temor de que las renovadas hostilidades en Mali movilizarían a la población tuareg en Argelia y provocarían que los refugiados huyeran allí”, señala el analista Liam Carr en el Instituto para el Estudio de la Guerra (Institute for the Study of War).
Además del desplazamiento de miles de personas hacia territorio argelino -con las cargas que ello conlleva en materia de alojamiento y servicios-, la principal preocupación de Argel está relacionada con el surgimiento de tendencias separatistas entre los tuareg de Argelia.

Mali, por su parte, ha acusado a Argelia de respaldar a los rebeldes. En enero de 2024, la junta militar puso fin a la participación de Malí en los Acuerdos de Argel mientras intensificaba sus ataques contra los tuareg.
El pasado mes de julio, el Ejército maliense, apoyado por mercenarios rusos, fue emboscado por rebeldes tuareg cuando se dirigía a atacar el lado maliense de Tinzaoutin, una ciudad en la frontera con Argelia. La emboscada se saldó con la muerte de decenas de soldados malienses y mercenarios rusos.
“La emboscada puso en primer plano las preocupaciones de seguridad de Argelia, revelando la fragilidad de sus fronteras y la profundidad de su dilema diplomático sobre cómo enfrentar a las fuerzas respaldadas por Rusia en el Sahel sin poner en peligro su relación crucial con Moscú”, indica Carr.

Malí y sus aliados rusos siguieron un mes después con un ataque con drones contra la comunidad, matando a 20 civiles y provocando una guerra diplomática entre Argelia y Malí en las Naciones Unidas
Tinzaoutin ha sido una base tanto para los rebeldes tuareg como para el Grupo Nasr al-Islam wal Muslimin, la rama de Al Qaeda en el Sahel, desde que ambos grupos expulsaron al Ejército maliense en 2012.
A pesar de los vínculos históricos entre Argel y Moscú, Argelia pidió a las Naciones Unidas que exijan el fin de la presencia de mercenarios rusos en Mali. No obstante, es poco probable que Moscú los retire, ya que se han convertido en una importante herramienta para expandir su influencia en el Sahel.

“Mali es una parte vital de las ambiciones estratégicas del Kremlin en África. Mali es también un socio crucial para el proyecto político más amplio de Rusia en la región del Sahel”, añade Carr.
Para varios analistas, el continuo apoyo de Rusia a Mali puede tensar sus relaciones con Argelia, que enfrenta la delicada tarea de equilibrar su asociación crucial con Moscú y al mismo tiempo considerar si una intervención militar en Mali es necesaria para proteger sus intereses.