La Armada española ultima su Visión 2050 y detalla sus planes hasta 2030

El jefe de Estado Mayor de la Armada española, almirante Antonio Piñeiro, ha desvelado que “Visión 2050”, el nuevo documento prospectivo que recoge las expectativas a largo plazo de la transformación a la que aspira la Marina de Guerra nacional para mediados del siglo XXI “está en sus últimas fases de revisión” y que “su presentación oficial está prevista en el plazo aproximado de un mes”.
El jefe de la Armada desde abril de 2023 lo ha hecho público en la inauguración de las Jornadas Técnicas Armada-Industria que se han celebrado el 25 y 26 de septiembre en Madrid, en el marco de la XIV Semana Naval. El AJEMA ha aprovechado la ocasión para dejar sentado que la velocidad de los avances tecnológicos y del ritmo de transformación “nos permiten imaginar una Armada del futuro más fuerte, más ágil y mejor preparada” para cumplir su gran objetivo que es “siempre, llegado el caso, ser decisivos en el combate”.
Al encuentro han asistido los altos mandos del Cuartel General de la Marina relacionados con la logística y la ingeniería, así como los principales directivos y ejecutivos de la industria naval de defensa. Desde la empresa se ha ofrecido una panorámica sobre los retos de innovación tecnológica que tiene ante sí la Armada. Se han centrado en la fotónica, que mejora las capacidades de comunicación, detección y vigilancia; las autopistas de la información, que ofrecen altas velocidades de transmisión de datos y latencias ultra bajas; y la computación en la nube, que permite el acceso rápido y seguro a grandes volúmenes de datos.

También han hecho hincapié en la explotación del ciberespacio vinculado con las tecnologías emergentes y los protocolos para mitigar los riesgos; la automatización de sistemas y equipos embarcados y en tierra; la computación cuántica; los desafíos que presenta la implantación del llamado gemelo digital, “cuyo desarrollo debe ser progresivo e incremental”, se puntualiza en la Armada, así como en el devenir de la robótica avanzada, los vehículos autónomos y las aplicaciones de las armas de energía dirigida.
El almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada ‒conocido en el ámbito castrense por su acrónimo, AJEMA‒ ha hecho especial referencia a la utilización de la Inteligencia Artificial genera¬tiva, de la que ha asegurado que “la necesitamos para ampliar nuestras capacidades de combate, tomar decisiones más rápidas y más precisas, facilitar el análisis predictivo y aumentar la vida útil de nuestros barcos y unidades, a la vez que reducimos los costes de operaciones”.

Once nuevos barcos en los próximos ocho años
El subdirector de Ingeniería de la Armada, contralmirante Francisco Antón Brague, ha pasado revista a las tecnologías “que tenemos obligación de conocer, porque aportan cambios a nuestras capacidades militares”, a la vez que ha ofrecido una visión de conjunto de “cómo está la Armada hoy y cómo se pretende evolucionar en el corto plazo”.
Al frente de los aspectos tecnológicos de la logística naval desde noviembre del 2023, el contralmirante Antón ha resumido que la Armada “está bastante equilibrada, pero envejecida”. Ha reconocido que “la edad media de las unidades de la Fuerza es de 31 años” y ha expuesto que “en los últimos diez, en el periodo comprendido entre la recepción en 2012 de la fragata F-105 Cristóbal Colón ‒ultima de la clase Álvaro de Bazán‒, y el año 2023, en que se ha recepcionado el submarino S-81 Isaac Peral … “la Armada sólo recibió tres nuevas unidades”.
Fueron el buque Escuela de Cooperación Pesquera A-41 Intermares (julio de 2018) y dos Buques de Acción Marítima (BAM) clase Meteoro: el P-45 Audaz, también en julio de 2018, y el P-46 Furor, recepcionado en enero de 2019. En los últimos 12 meses se han dado de alta en la Lista Oficial de Buques de la Armada otros dos barcos, pero ambos de transporte o auxiliares: el buque logístico del Ejército de Tierra A-05 Camino Español y el buque multipropósito A-61 Carnota.

A lo anterior se suma el plácet del Consejo de Ministros del 10 de septiembre pasado, que autoriza el inició del proceso de adquisición de un segundo Carnota y la contratación en diciembre de 2023 de dos buques hidrográficos costeros, que se contemplan para 2027 y 2028. Todo lo anterior tiene su importancia, pero supone que en 12 años ni se ha modernizado ni ha entrado ninguna nueva fragata en servicio, barcos que constituyen la espina dorsal de la Flota.
Entonces, ¿cuáles son las previsiones para lo que resta de década? Respecto al programa del submarino S-80, el contralmirante Antón no ha detallado el alcance de las demoras que se barajan. Se ha limitado a exponer que, “de acuerdo con el calendario en vigor, esperamos nuevas entregas en 2025, 2026 y 2028” y que el buque de intervención subacuática “se espera para 2026”. Respecto a las nuevas fragatas F-110, ha corroborado que están previstas “a partir de 2028, a un ritmo aproximado de una cada 11 meses”, todo lo cual le permite afirmar que “en un periodo de 8 años, la Armada contará con 11 nuevas unidades”.

Compromiso, competitividad y experiencia tecnológica
A lo anterior se suma que hay importantes programas en distintas etapas de activación: la urgente modernización de media vida de las cinco fragatas F-100, que acumulan entre 12 y 24 años de servicio; la de los cinco caza minas clase Segura, con edades comprendidas entre 20 y 27 años; y la de los buques de asalto anfibio L-51 Galicia y L-52 Castilla, ambos con más de 24 años.
También está a la vista el programa de los nuevos Buques de Protección Marítima, que es la denominación nacional de la futura corbeta europea, que deben relevar en el horizonte de 2030 a cuatro barcos de la clase Serviola, cada uno de los cuales acumula más de 32 años de servicio. Y hay que dar el espaldarazo cuanto antes a un nuevo barco de aprovisionamiento de combate para sustituir al Patiño A-14, que lleva cerca de 30 años operativo. La lista continúa con la necesidad de nuevos patrulleros, una embarcación de apoyo a buceadores…

En el plano de las amenazas, a la Armada se le plantea el dilema de cómo combatir los vehículos aéreos y navales no tripulados, “ya que no siempre van a estar de nuestro lado”, puntualiza el contralmirante Antón. Una tecnología emergente son las armas de energía dirigida, por lo que se trabaja en un Demostrador Instrumental de Arma Laser (DIAL) de hasta 75 kilovatios, y en el sistema de guiado de laser pulsado de alta potencia para el ámbito militar, este último en el marco del proyecto SIGILAR.
Bajo el paraguas de las futuras fragatas F-110 se acumulan una notable cantidad de programas tecnológicos avanzados. Es el caso del sistema de vigilancia en 360º denominado i110, que proporciona capacidad automática de búsqueda, seguimiento y detección de blancos y que en su etapa de I+D+i está a cargo del grupo Oesia e Indra.

Otro de los muchos es el sistema de servicios integrados de monitorización y control para la gestión de activos, la seguridad en tiempo real y la toma de decisiones, un desarrollo en manos de Navantia y la Universidad de Vigo. Existe un “mock-up”, prototipo “de cuyas capacidades me ha quedado gratamente impresionado”, destaca el responsable de ingeniería de la Armada.
El contralmirante Antón ha puntualizado que para cumplir las misiones y operaciones de la Armada resulta clave una industria de defensa nacional “sólida, competitiva y con experiencia tecnológica”. Y el AJEMA ha subrayado que Visión 250 “es inalcanzable” sin el apoyo de un tejido industrial “comprometido, avanzado tecnológicamente, solvente y con la suficiente autonomía estratégica para atender las exigentes necesidades de una fuerza naval desplegada en cualquier tipo de escenario regional o global”.