El sábado 11 de noviembre, un comunicado de prensa del presidente de la República anunciaba el nombramiento de Nadir Larbaoui (74 años) como primer ministro, en sustitución de Aymen Benabderrahamne (57 años), 17 años menor que él, que había sido destituido sin motivo aparente; un cambio de primer ministro que cae como una losa en un país donde el debate político está prohibido. Sin embargo, este cambio es inconstitucional

Cambio de primer ministro argelino: un acto inconstitucional

PHOTO/FILE - Presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune
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Aunque el párrafo 5 del artículo 91 de la Constitución adoptada en noviembre de 2020, a pesar del boicot generalizado al referéndum, otorga al presidente de la República el poder de “nombrar al primer ministro o al jefe de Gobierno, según el caso, y poner fin a sus funciones”, el artículo 103 del párrafo 2 del capítulo 3, título 1, de la misma Constitución especifica que el cargo de primer ministro será ocupado por la fuerza política mayoritaria en el Parlamento. Esta fuerza política mayoritaria es el FLN, que cuenta con 105 escaños en la Asamblea Nacional de 407 escaños tras las elecciones legislativas del 12 de junio de 2021.  

Estas elecciones fueron boicoteadas por la población, al igual que todas las contiendas electorales que las precedieron (elecciones presidenciales y referéndum sobre la Constitución). 

La Constitución distingue entre mayoría presidencial y mayoría parlamentaria. Tebboune se presentó a las elecciones presidenciales del 12 de diciembre de 2019 como candidato independiente, e incluso después de su nominación tras unas elecciones tormentosas que se vieron perturbadas en gran medida por manifestaciones contra el escrutinio, no pensó en formar un partido político para apoyar su programa de acción. Por consiguiente, en Argelia no existe la mayoría presidencial.  

PHOTO/FILE - Abdelmadjid Tebboune
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Sin embargo, el sistema político vigente, dirigido por fuerzas ocultas que acechan en las alturas de Argel, precisamente en los Tagarains, sede del Ministerio de Defensa Nacional y del Estado Mayor del Ejército, se burla de los textos de la ley fundamental del país para privar al FLN, aunque haya obtenido su apoyo, del derecho a designar un jefe de Gobierno forjando alianzas con los partidos que pueden ayudarle a asegurarse una mayoría holgada. Nada de esto está ocurriendo.  

Incluso arrogándose la prerrogativa de nombrar al primer ministro, el presidente de la República, actuando en nombre de esas fuerzas ocultas, no respeta las formalidades. El artículo 105 dice claramente: “Si las elecciones legislativas dan como resultado una mayoría presidencial, el presidente de la República nombra un primer ministro y le encarga que proponga un Gobierno y elabore un plan de acción para la aplicación del programa presidencial, que presenta al Consejo de Ministros”. Este no fue el caso del nombramiento de Nadir Larbaoui el sábado 11 de noviembre. 

Abdelmadjid Tebboune se limitó a nombrar al frente del Gobierno a Nadir Larbaoui, llegado de Nueva York hace apenas ocho meses, donde era representante de Argelia ante la ONU, tras haber pasado menos de ocho meses en la sede de la Presidencia de la República como jefe de Gabinete del presidente. 

Nadir Larbaoui fue lanzado en paracaídas para encabezar el mismo Gobierno que su sucesor. Esto llevó a un observador de la escena política argelina a afirmar que “Tebboune ha actuado como el presidente de un club de fútbol que cambia de entrenador, pero mantiene el mismo equipo”.  

PHOTO/FILE - Bandera de Argelia
PHOTO/FILE - Bandera de Argelia

Al actuar así, Tebboune ha pisoteado la Constitución. En particular el artículo 105 (citado anteriormente) y el artículo 106, que establece: “El primer ministro somete el plan de acción del Gobierno a la aprobación de la Asamblea Nacional Popular. Esta abrirá un debate general a tal efecto”. 

“El primer ministro puede adaptar este plan de acción a la luz de este debate, en concertación con el presidente de la República. El primer ministro presenta una comunicación al Consejo de la Nación sobre el plan de acción del Gobierno aprobado por la Asamblea Nacional Popular. El Consejo de la Nación puede emitir una resolución en este marco". 

En un país donde el debate político es totalmente inexistente, los responsables que no se han preocupado de estos detalles tienen sin duda cosas más serias e importantes en la cabeza que un cambio de primer ministro en cumplimiento de la ley fundamental del país. Dan la impresión de actuar con precipitación. Y con razón, ante la proximidad de las elecciones presidenciales. Lo más probable es que este cambio, que ha sido una gran sorpresa para los observadores, forme parte de la preparación de las elecciones presidenciales. 

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