Cristina Font Haro, analista política especialista en China e investigadora en el CSIC, pasó por los micrófonos de “De cara al mundo” para analizar el papel internacional del gigante asiático tras el encuentro entre Xi Jinping y Putin

China, ¿gran mediadora internacional?

AP/NG HAN GUAN - El presidente chino, Xi Jinping, es visto al frente de otros altos funcionarios que prometen sus votos al partido en la pantalla durante una gala previa al centenario de la fundación del Partido Comunista Chino en Pekín, el 28 de junio de 2021

En la última entrega de “De cara al mundo”, en Onda Madrid, contamos con la participación de Cristina Font Haro, analista política especialista en China e investigadora en el CSIC, quien analizó en una entrevista con Javier Fernández Arribas la posición de China como gran mediadora internacional y el uso del yuan como moneda de transacción global.

¿Es China la gran mediadora internacional? Ya ha mediado con éxito en el caso de Arabia Saudí e Irán, ¿cree usted que podrá tener éxito también en el caso de Ucrania?

Lo que acabas de plantear es una cuestión muy delicada porque, además, son contextos muy diferentes que hay que tener en cuenta y analizar. Antes de todo debemos fijarnos en que China es una potencia muy racional, muy inteligente y que encima todo lo hace a largo plazo. Cuando nosotros nos fijamos en cuestiones poniendo mucho el enfoque en el minuto o en el segundo de lo que estamos hablando, China tiene la capacidad de levantar el foco y ver la imagen entera.

Entonces aquí nos tenemos que preguntar por qué Xi ha logrado hacer lo que ha hecho en Oriente Próximo, y entonces entenderemos por qué Ucrania es una cuestión bastante diferente. En este sentido, me gustaría destacar que Riad y Teherán nunca cerraron todas las vías de comunicación porque no les interesaba llegar a un conflicto directo entre ellas. A parte, si atendemos a los medios de comunicación chinos parece que todo ha sido gracias a China, pero China ha entrado en el último momento en estas negociaciones para ayudarles a llegar a un acuerdo, que lo ha hecho y es positivo su impacto en ello – esto no lo voy a discutir – pero debemos tener en cuenta que otros países, como Irak y Omán, llevan años detrás intentado que Irán y Arabia Saudí lleguen a un acuerdo después de 7 años.

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Otra cuestión también muy interesante que destacar es que estos dos países, aun teniendo este conflicto regional porque ambos intentar ser el líder de la región, tienen intereses propios muy objetivos para que esta nueva relación se lleve a cabo. A ellos mismos les interesa, no sólo a China ni al resto de los países. Irán cada vez está mucho más aislada y castigada a nivel internacional, y ahora con los Acuerdos de Abraham para nada le beneficiada que Arabia Saudí forme parte de ese nuevo contacto con Israel y tampoco le interesaba que Arabia Saudí pudiera llevar a cabo el plan ese que tiene de una OTAN árabe, ya que iría en contra de sí misma.

¿Prioridad económica? ¿Está ganando China peso político para tener el papel que está buscando en la escena internacional?

Eso sería interesante contestarlo desde el punto de vista de Estados Unidos. Si China sólo quisiera tener esa capacidad económica, Estados Unidos ahora mismo no estaría temblando con la idea de que tal vez China le quite ese poderío y ese estatus a nivel internacional.

Cierto es que durante muchos años e incluso décadas, China se ha centrado en el desarrollo económico y su política exterior era una herramienta de la política nacional porque la legitimidad gubernamental para ello es un término que para nosotros está muy relacionado con la democracia y la calidad de ésta, pero en el caso de China, no. La legitimidad se da cuando el gobierno hace bien su trabajo. Entonces, hacer bien su trabajo era tener un buen desarrollo económico que permitiera comer y una calidad de vida que fuera en aumento.

En el principio, cuando encontramos a Deng Xiaoping, que hace esa apertura y ese crecimiento económico, ahí sí que se da esa legitimidad. Con Hu Jintao, China ya crece mucho más y ya se empieza a hablar del soft power, el poder blando chino, y se crea ese término de desarrollo económico pacífico para no dar miedo. Pero con Xi en el escenario, todo esto cambia porque no tiene nada que ver con sus antecesores. Xi Jinping quiere que China sea un poder global, por lo que sí encontramos que ahora mismo su política exterior abarca mucho más que el aspecto económico. Ellos tienen exportación de sus valores políticos, de su manera de hacer y de actuar.

¿Qué peso crees entonces que tiene China en la llamada nueva Guerra Fría?

Si Estados Unidos tuviera un 50% en ese nuevo escenario, entonces China tendría el otro 50%. Esa nueva Guerra Fría es un término que a los chinos les gusta mucho usar, y de tanto usarlo, está en esa narrativa que crea nuestra realidad política del día a día. Pero cuando hablamos de la nueva Guerra Fría es porque nos fijamos en la anterior, en ese choque de bloques, y lo que encontramos sería cómo esa hegemonía americana va cayendo. Sin embargo, aquí los dos bloques enfrentados no se pueden dar como en la Guerra Fría porque están interconectados Estados Unidos y China. Digamos que son como el matrimonio que se lleva muy mal pero que no se puede divorciar, por lo que ambos tendrán que aprender a convivir en esa nueva estructura de orden mundial que se está creando.

Lo que está haciendo China es natural, nos guste más o menos desde Occidente y desde Estados Unidos, pero ellos son una potencia revisionista no revolucionaria, pero sí reformadora. Cuando Estados Unidos llega y tiene esa hegemonía a partir de la Segunda Guerra Mundial, y más a posteriori después de la Guerra Fría, lo que hacen es crear toda una serie de estructuras y de normas que le son propias y naturales de Estados Unidos, y los demás si queríamos jugar a ese juego internacional debíamos aceptar sus normas. China, cuando entra a jugar a nivel internacional, acepta las normas establecidas por Occidente, las juega, pero llega un punto en el que quiere más. Y lo normal es que China, si no puede conseguir más dentro de esas propias estructuras, cree las suyas. De ahí que ahora tengamos, por ejemplo, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras o la Organización de Cooperación de Shanghái. Tendemos a un mundo multipolar.

¿El plan de paz de Xi Jinping para Ucrania es realista? ¿Se puede conseguir la paz con esta propuesta de China?

Cuando China ha logrado mediar – no le quitamos el éxito con el caso de Irán y Arabia Saudí – lo ha hecho porque era un mediador en el que ambos países se fiaban de él. Entonces, lo han aceptado. En este caso, aunque China tiene esa capacidad de ponerse de perfil y ser más o menos neutral y amigo de todo el mundo, hay una parte de esas negociaciones que no se fía de China, y si no se fía, el plan no puede salir adelante.

Ahora bien, cuando nosotros tenemos entre manos una negociación política, no es lo mismo partir de una hoja en blanco que de una hoja escrita, y quien escribe esa hoja, claro está, podrá controlar mejor lo que es la negociación porque ya ha marcado un camino a seguir. Aunque nosotros igualmente lleguemos a una paz, que esperemos que sea pronto, y aunque no tenga mucho que ver con lo que ha dicho China con estos 12 puntos iniciales, quien va a ganar en todos los casos es China, porque siempre podrán decir que gracias al esfuerzo inicial que hicieron intentando mediar entre Ucrania y Rusia se ha llegado a donde se ha llegado.

Cristina, antes hablabas del Banco Asiático y de las estructuras que China está en su beneficio, y el yuan se está constituyendo como una moneda para las transacciones, en este caso, transacciones petrolíferas, como está intentando con Rusia, con Arabia Saudí y con países de América Latina ¿Puede el yuan amenazar al dólar?

El dólar forma parte de esas estructuras y de ese juego global que Estados Unidos creó. Cuando China entra e intenta usar su moneda a nivel internacional, porque es una de las economías más fuertes y potentes del mundo, pues ya está cambiando los estatus de poder que se establecen también a nivel económico. Teniendo en cuenta que China es el país que más consume – tiene una capacidad de compra bestial – lo que le permite es influenciar muchísimo en el mercado y marcar el precio, por lo que también le permite usar el yuan. Esto es interesante porque al tener ese tipo de reglas, ahora que tenemos lo de Ucrania, justamente el dólar se está usando para llevar a cabo represalias, para marcar también y conseguir que el otro acepte, pero si China empieza a usar el yuan, y Rusia, Arabia Saudí y los demás lo usan, hará que Estados Unidos deje de tener tanto poder y ese mundo multipolar en diversos niveles, económico, político, de seguridad, energético, se le vaya dando forma.

¿Debemos temer a China?

Yo debo decir que no puedo ser muy objetiva porque soy un producto de su diplomacia educativa y cultural, porque me dieron beca y fui a estudiar allí casi cinco años. Lo cual ha hecho que hayan usado su soft-power conmigo, pero soy muy crítica con China.

No hay que temerla, pero sí que hay que tener en cuenta que es racional, inteligente, juega a largo plazo y tiene unos intereses propios, como lo tienen en otros países. Xi Jinping tiene claro que lo primero son los objetivos nacionales, y después el resto, por lo que hay que tenerle en cuenta cuando juguemos con ella.  

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