La guerra en Siria continúa su curso. Los últimos informes del Observatorio Sirio de Derechos Humanos (SOHR, por sus siglas en inglés) señalan que la ciudad de Afrin, situada al noroeste del país, muy próxima a la frontera con Turquía, ha sido el epicentro de los combates a lo largo de las últimas horas.
Los choques, sin embargo, no han tenido lugar entre los que, en teoría, son los dos bandos que están enfrentados. Así, los grupos armados de combatientes a las órdenes de Turquía, que, se supone, representan un frente común frente al Ejército Árabe Sirio de Bachar al-Asad, han empezado a combatir entre ellos.
El SOHR informa de violentos intercambios entre las organizaciones Ahrar al-Sham y Al-Jabha al-Shamiya. La Policía Militar turca, también desplegada en esta población, se ha visto involucrada en el fuego cruzado. Hasta el momento, sus efectivos han defendido los intereses de Al-Jabha al-Shamiya, el grupo que, en principio, está asentado permanentemente en Afrin.
Aunque aún no se han reportado víctimas mortales en ninguna de las dos partes a consecuencia de estos enfrentamientos, el SOHR ha informado de que ha habido numerosos heridos. Además, las milicias de Ahrar al-Sham han sitiado varios cuarteles de la Policía Militar turca en los alrededores de Afrin y han tratado de aislar el enclave mediante el establecimiento de barricadas en las principales vías de comunicación de la ciudad.
No parece que, en las próximas horas, la situación vaya a ir por el camino de la distensión. Fuentes del SOHR indican que cada vez más combatientes de Ahrar al-Sham están llegando a este núcleo urbano para reforzar a los que ya se encuentran allí.

¿Qué razones pueden estar impulsando a esta agrupación a prestar batalla de ese modo contra sus teóricos aliados? Es posible que lo que busquen sus líderes sea, precisamente, marcar las distancias con el Ejército turco. A lo largo de los últimos meses y a través de una compleja red de lazos con una miríada de actores, los militares desplegados por Ankara se han hecho con el control de buena parte de los territorios sirios que aún no se encuentran bajo el dominio del régimen de Damasco.
En particular, Ahrar al-Sham está considerado uno de los grupos más extremistas de todo el conglomerado que aglutina a la oposición a Al-Asad. Este grupo, de ideología abiertamente salafista, surgió a finales de 2011, poco después de las revueltas ciudadanas que acabaron mutando en la guerra civil que sigue hoy en marcha.
La red de monitorización de organizaciones militantes de la Universidad de Stanford sitúa a este grupo como un aliado cercano a Hayat Tahrir al-Sham (el antiguo Frente al-Nusra). En contraste, en el curso de la guerra, ha mantenido diferencias bastante más patentes, por ejemplo, con Daesh, con quien ha competido en su aspiración por controlar el territorio.
En la actualidad, entre los elementos más extremistas de la oposición a Al-Asad, los soldados de las Fuerzas Armadas turcas están empezando a ser percibidos más como enemigos que como aliados. No solamente por la pretensión del Gobierno de Erdogan de tener la mayor influencia posible en su país vecino; asimismo, debe recordarse que, en virtud del alto el fuego firmado por Moscú y Ankara a principios del mes de marzo para la zona de Idlib, ambos países se comprometieron a hacer los posible para debilitar la infraestructura de las diferentes redes terroristas que operan en el país.
Aunque, en el caso de Turquía, se trate de un compromiso más nominal que práctico, la confianza de muchos yihadistas en Erdogan se ha ido evaporando -como ocurre con los sectores más radicales de Hayat Tahrir al-Sham-, lo que, en las próximas semanas, puede dar lugar a que se reformulen las siempre inestables alianzas en Siria.

La lucha antiterrorista, de este modo, representa un a parte muy importante de las operaciones de los actores estatales en el teatro sirio. Uno de los episodios más recientes ha tenido lugar en la provincia oriental de Deir Ezzor, fronteriza con Irak.
La Coalición Internacional contra Daesh, junto a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF, por sus siglas en inglés) que operan en la zona, ha llevado a cabo una redada en una zona rural contra una célula de Daesh. El objetivo de la operación era neutralizar a perfiles de alto nivel de la organización terrorista, que, en los últimos meses, ha resurgido en la zona occidental de Irak.

En un principio, se especuló con que el blanco del asalto era el líder de la organización Abu Ibrahim al-Hashimi al-Quraishi, nombrado tras la caída de Abu Bakr al-Baghdadi. Sin embargo, esta hipótesis fue pronto desmentida oficialmente por el portavoz de la Operación Respuesta Inherente, Myles B. Caggins. Según la información proporcionada, el registro se saldó con la detención de un combatiente terrorista iraquí que ocupaba un cargo medio en el grupo terrorista.