Eloísa Cózar Navarrete
Pie de foto: Los votantes de Guinea Bissau, esperanpara emitir su votoen un centro electoral en Bissau el 10 de marzo de 2019, durante las elecciones legislativas en Guinea Bissau. SEYLLOU / AF
El Partido Africano por la independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC), actual partido en el gobierno, ha ganado las elecciones parlamentarias celebradas en Guinea Bissau el pasado domingo 10 de marzo. El presidente, José Mario Vaz, se ha impuesto a los 21 partidos políticos que se presentaban a los comicios, obteniendo un total de 47 escaños de los 102 en juego, según ha informado la Comisión Electoral Nacional. El Movimiento para la Alternancia Democrática (MADEM) ha logrado 17 escaños, el Partido para la Renovación Social, 21, el Partido Democrático de Guinea Bissau, 5 y la Unión por el Cambio y el Nuevo Partido Democrático han obtenido uno cada uno.
Más de 760.000 personas estaban llamadas a las urnas, en unas elecciones en las que, por primera vez, el 35% de los candidatos presentados en las listas eran mujeres. Unos datos que aportaban un poco de luz en un contexto político cuanto menos, convulso, que ha mantenido en vilo a la comunidad internacional. De hecho, el Consejo de Seguridad de la ONU, en una resolución emitida el 28 de febrero de 2018, llamaba reiteradamente a los gobernantes guineanos a mantener el control, la seguridad y la transparencia que había caracterizado a las elecciones del año 2014.
Guinea Bissau estaba preparada para las elecciones
Los comicios, que inicialmente estaban programados para ser celebrados en noviembre de 2018, fueron retrasados hasta el pasado domingo por la inestabilidad política y las tensiones gubernamentales que no podían ser aplacadas desde el gobierno central. Desde su independencia de Portugal en el año 1974, Guinea Bissau ha sido un país marcado por Golpes de Estado y revueltas militares y civiles que únicamente han permitido periodos de paz limitados y en los que el PAIGC ha ejercido una hegemonía política casi completa.
El detonante de la crisis gubernamental guineana fue el conflicto abierto que estalló en 2015 después de que Vaz destituyera a Domingos Simoes Pereira, quien era entonces su primer ministro. Las actividades parlamentarias quedaron congeladas por un periodo de dos años, precipitando aún más la inserguridad en un país intrínsecamente inestable, hasta el nombramiento de un nuevo primer ministro mediante consenso en abril de 2018.
Casi un año después, el 10 de marzo Guinea Bissau estaba preparada para las elecciones. O al menos así lo afirmó Julia Alhinho, jefa de la Unidad de Información Pública de la Oficina Integrada de las Naciones Unidas para la Consolidación de la Paz en Guinea-Bissau (UNIOGBIS) en un informe presentado un día antes de los comicios. Y no era fácil tener al país preparado. Después de meses de previsiones por parte de autoridades nacionales y enviados internacionales, más de 130 observadores acudieron a la región para supervisar las elecciones más universales que recuerdan los cerca de 1,9 millones de habitantes de Guinea Bissau.
Pie de foto: Trabajadores electorales cuentan las papeletas en una mesa electoral establecida en la calle en Bissau el 10 de marzo de 2019, durante las elecciones legislativas de Guinea-Bissau. SEYLLOU / AFP
La ONU también ha querido felicitar al país por unas elecciones pacíficas, en las que, como ha señalado David McLachlan-Karr, representante adjunto del Secretario General de la ONU en Guinea Bissau, “no hubo noticias de graves incidentes de seguridad en todo el país” y supone un hábito más que positivo para su trayectoria democrática.
Mientras tanto, hay quien ve en la convocatoria de estos comicios un intento desesperado de solucionar una crisis política, ajena a los propios electores, que tuvo al país africano paralizado demasiado tiempo. Tras conocer los resultados, solo cabe esperar si la formación del nuevo gobierno converge en una experiencia positiva capaz de consolidar la paz, lograr una mayor estabilidad en el futuro y, lo que es igualmente importante, luchar por mantener una coexistencia política pacífica y coherente.