La nueva publicación del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa analiza el escenario mundial en mitad de las colisiones entre los intereses energéticos y la geopolítica

ENERCLUB presenta la publicación “Energía y Geopolítica” del IEEE

PHOTO/REUTERS - Mina Bayan Obo que contiene minerales de tierras raras, en Mongolia Interior, China

El Club Español de la Energía (ENERCLUB) ha organizado este jueves un evento virtual en colaboración con el Comité Español del Consejo Mundial de la Energía (CECME) y con el Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE) del Ministerio de Defensa para la presentación de la octava edición de la publicación “Energía y Geoestrategia”. El informe recoge el escenario global en materia de reservas naturales y su influencia sobre las relaciones diplomáticas durante el próximo curso.

Los máximos representantes de las instituciones, María Victoria Zingoni e Íñigo Díaz de Espada, han estado presentes durante la presentación del evento junto al almirante Juan Francisco Martínez Núñez. Por su parte, el presidente de Repsol, Antonio Brufau Niubó, ha sido el encargado de inaugurar la conferencia a título de patrocinador. La nómina de ponentes se ha completado con la presencia del director del IEEE, Francisco José Dacoba Cerviño; David Robinson, investigador principal del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford; el economista Miguel A. Lasheras Merino; Ignacio Fuente Cobo, coronel del Ejército de Tierra y asesor del profesorado de la Escuela de Defensa de la OTAN; Ricardo Prego Reboredo, químico Inorgánico y Oceanógrafo y profesor de Investigación del CSIC; y, en última instancia, Thijs Van de Graaf, profesor asociado de Relaciones Internacionales en el instituto de Estudios Internacionales de Gante. El ex ministro de Industria y Energía, Claudio Aranzadi, ha moderado el panel.

Atalayar_Director IEEE

Los temas de discusión han sido variados, sin embargo, el orden geopolítico y la importancia del nuevo escenario energético a colación del reto climático ha significado el hilo conductor de la conversación. La COVID-19 ha provocado la mayor disrupción sobre el sector energético de la historia reciente. La demanda de energía a nivel mundial disminuirá un 5 %, las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en un 7 %, rondando valores la década anterior, y la inversión energética caerá en un 18 %, según datos del World Energy Outlook 2020. Por su parte, la reducción de la demanda de gas natural será de alrededor de un 3 %, mientras que la demanda mundial de electricidad se reducirá otro 2 %.

Entre las principales consecuencias que trae consigo esta nueva situación, provocada por la no recuperación de la demanda mundial de energía hasta principios de 2023 o incluso hasta 2025, destaca la incertidumbre del sector. Aún no se conoce si la crisis de hoy representa un revés para los esfuerzos por lograr un sistema energético más seguro y sostenible, o un catalizador del cambio. En este sentido, el presidente de Repsol, Antonio Brufau, ha asegurado que el Pacto Verde o “Green Deal” impulsado por la Unión Europea contiene una serie de ventajas para aquellos Estados que puedan aprovecharlo. El objetivo es convertir al continente en el primero climáticamente neutro. 

Atalayar_Coronel del Ejército de Tierra

Brufau también ha subrayado la importancia de la geopolítica relacionada con la energía y ha destacado que los esfuerzos deben ir por el camino del avance digital. Esto es, la nueva geopolítica basada sobre el sector energético debe contar con unos avances en el terreno de la digitalización que faciliten la protección de los Estados y les hagan contar con herramientas sobre las amenazas externas. El claro ejemplo de ello ha sido el ataque cibernético al oleoducto estadounidense de Colonial Pipeline, según ha señalado el presidente de Repsol.

Según el director del IEEE, Francisco José Dacoba Cerviño, el nuevo orden geopolítico estaría regido por la Great Power Competition, esto es, una competición abierta entre las grandes superpotencias como son Estados Unidos, Rusia y China. Este escenario no es una buena noticia para “potencias medias” como es la Unión Europea. El motivo, según alega Dacoba, es que no sería deseable vernos obligados a depender de uno de estos colosos, en nuestro caso Estados Unidos, para chocar frontalmente con China. El ejemplo es el acuerdo paralizado de inversiones alcanzado entre Europa y China el pasado mes de diciembre. 

Atalayar_Coronel

Y es que, “aunque obviamente en términos de valores es mucho más lo que nos une con Norteamérica, no ocurre lo mismo ni con la misma claridad si hablamos de intereses concretos”, afirma Dacoba. “Habrá por lo tanto que buscar posibilidades de encuentro y de acuerdo en aquellos campos en los que sea posible con China y también que en Rusia sin por ello dejar de defender nuestros principios irrenunciables de libertad derechos humanos democracia e imperio de la ley”. 

El diagnóstico del presidente del IEEE es claro: “El gran freno para que la Unión Europea aspire al estatus de gran potencia radica en la falta de cohesión interna de la unión, consecuencia de la divergencia, en parte lógica, entre los intereses de los diferentes países miembros causadas por sus distintas percepciones de los riesgos y amenazas, y también sus divergentes sensibilidades estratégicas”. Nos encontramos en un momento existencial para la Unión Europea. Retroceder no es una opción, quedarnos quietos es lo mismo que retroceder y, por tanto, parece que la evolución lógica es avanzar en la integración. 

Atalayar_David Robinson

Para el coronel del Ejército de Tierra y asesor del profesorado de la Escuela de Defensa de la OTAN, Ignacio Fuente Cobo, Libia representa a la perfección la colisión entre los intereses geopolíticos y los intereses energéticos. La división fratricida del país ha respondido a las tensiones generadas, en parte, por la disparidad de criterios o de poderes sobre las reservas. “Nada se puede entender de lo que está ocurriendo en Libia sin ser consciente de sus recursos”, asegura.

En definitiva, la línea trazada por los ponentes converge en un punto esencial: el nuevo orden mundial se aleja del modelo liberal-democrático y, pese a la llegada de Joe Biden a la Casa Blanca, no ha vuelto la tendencia multilateralista, por lo que no se pueden formular las políticas energéticas asumiendo unos intereses comunes que ya no existen. La rivalidad geopolítica ha dado paso al enfrentamiento económico y, a diferencia de otras crisis sanitarias, esta es utilizada para ahondar en la confrontación entre los principales actores del escenario internacional. Ahora, el reto principal es sobre ponerse al revés de la COVID-19 en el sector energético y ser creativos para superar los nuevos retos.