La justicia venezolana demandó al diario El Nacional por difamación e injuria

La libertad de prensa amenazada en Venezuela

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La justicia venezolana demandó al diario El Nacional por difamación e injuria. Se presentó dicha querella a raíz de una publicación en 2015 que contenía unas alegaciones del capitán de corbeta Leamsy Salazar que acusaba a Diosdado Cabello, número dos del régimen bolivariano y vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, de tener lazos con el narcotráfico. Salazar, durante años jefe de seguridad de Hugo Chávez, desertó a Estados Unidos poco antes de que se produjeran estos sucesos. 

La Sala de Casación Civil del Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela emitió una sentencia en la que se obliga a El Nacional a pagar 13 millones de dólares a Cabello por daños morales y difamación. El Nacional no fue el único periódico en dar visibilidad a dichos señalamientos, puesto que fueron publicados originalmente por el diario español ABC y replicados por otros medios internacionales.

Este fue uno de los principales temas discutidos en el evento telemático de Nueva Economía Fórum el pasado 20 de mayo donde intervinieron don Juan Luis Cebrián, presidente de honor de El País y miembro de la Real Academia de la Lengua, y don Miguel Otero, editor de El Nacional de Venezuela. El objeto del evento era discutir la libertad de expresión y de prensa en América Latina. 

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Abrió la discusión Cebrián afirmando que la libertad está siempre amenazada debido a que es un bien muy frágil que hay que proteger y defender mediante las instituciones de la democracia. Consideraba que sin ella no hay lugar para el resto de las libertades democráticas ya que la libertad de expresión es la clave de la democracia en sí misma. Por este motivo, la libertad de prensa e imprenta se encuentran en la Constitución de Cádiz, ya que es fundamental para el proceso de rendición de cuentas por parte del Gobierno. Añadió también que el régimen de Maduro es la ausencia total de libertades políticas e incluso de los derechos humanos en Venezuela. 

Otero, actualmente exiliado en España, argumentó que el Ejecutivo venezolano controla y utiliza el sistema judicial para tomar acciones contra instituciones y periódicos que vayan en contra de la revolución bolivariana, minando así las libertades democráticas. Llevan amenazando a El Nacional 20 años y esta no es la primera vez que el Gobierno ha tomado represalias contra el diario. Otero comentó que en una ocasión les pusieron una bomba y que se pudo atrapar al culpable, pero fue puesto en libertad. También recalcó que son un medio independiente, que no cuenta con dinero público ya que siempre se han opuesto a las ofertas de compra por parte del régimen. 

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Respecto a la demanda por difamación contra ellos y otros dos medios de comunicación venezolanos, argumentó que la Administración de Control de Drogas estadounidense ya estaba investigando a Cabello por narcotráfico y que el periódico simplemente publicó lo que era una realidad, por lo que no hubo difamación. 

Al parecer, las Fuerzas Armadas también han desvalijado y ocupado las instalaciones de El Nacional, pero a pesar de ello van a seguir emitiendo noticias online, sea desde Venezuela o desde cualquier otra parte del mundo. El editor no duda en mostrar sus deseos por publicar el titular “Venezuela regresa a la democracia” algún día, aunque considera que unas elecciones transparentes están muy lejos de ocurrir. 

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En cuanto a los contratos entre Maduro y Guaidó, Cebrián expuso que no hay una salida posible ahora mismo, sino un proceso de negociación. Es necesario que el régimen negocie con los partidos democráticos, pero no hay negociación posible cuando hay decenas de presos políticos en las cárceles de Venezuela. Infirió que la posición de España es esencial y que no siempre ha sido lo suficientemente clara en lo que respecta al impulso de la democracia en América Latina. Puso en relieve que los “contactos de sectores del Partido Socialista como los del expresidente Zapatero con el tirano Maduro” son muy preocupantes para los demócratas de ambas naciones. También es fundamental la postura de Estados Unidos al igual que su presencia en la mesa de negociación. 

En relación con el impacto económico y social de la pandemia y cómo podría América Latina salir de esta catástrofe, Cebrián opinó que no se puede hablar de América Latina en su totalidad a este respecto ya que hay muchas diferencias en el desempeño entre los países al hacer frente a la crisis de la COVID. Tanto Estados Unidos como Europa han dejado un vacío de influencia en la región y que, por el momento, el país que se ha mostrado más solidario con las vacunas ha sido China, seguido por Rusia. Ambos consideraron que la llegada de Biden a la Casa Blanca puede suponer un cambio para las relaciones entre Estados Unidos y América Latina. 

Asimismo, los efectos de la pandemia se han visto magnificados en la región por la terrible desigualdad social y por la acción nefasta de algunos políticos, como el negacionismo de Bolsonaro en Brasil. Otero añadió que en Venezuela las cifras oficiales de los casos y fallecimientos por la COVID son falsas y difíciles de creer ya que no reflejan ni el 15% de lo que está sucediendo. Simultáneamente no se está llevando a cabo una vacunación masiva y sólo se han vacunado quienes son cercanos al régimen o tienen el “Carnet de la Patria”. 

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En cuanto a lo que está ocurriendo en Cali y las posibles similitudes entre las manifestaciones que ha habido en Colombia y Chile, Cebrián opinó que hay dos nexos que son la desigualdad social y la debilidad de las instituciones. Estas manifestaciones son fruto de la crisis económica de 2008 que ha empobrecido a la clase media. Al mismo tiempo, el deterioro del liderazgo político a nivel mundial favorece el aumento del populismo y de las manifestaciones contra el sistema, por lo que no es un problema únicamente de América Latina sino global. 

En relación con este tema, Otero explicó que detrás de todo esto está el Foro de São Paulo, una estructura creada con el apoyo de Cuba con el fin de que la extrema izquierda llegue al poder mediante los instrumentos de la democracia, con elecciones libres, para luego una vez en el Gobierno dinamitar las instituciones y garantías democráticas. Consiguen así cambiar las reglas del juego poco a poco. En este sentido, expuso el caso de Venezuela y Nicaragua, junto con Podemos en España. 

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