Marrakech acoge el primer Foro Internacional de Jóvenes Parlamentarios Socialistas y Socialdemócratas
En un mundo cambiante y en medio de grandes desafíos, la voz de los jóvenes es fundamental y clave para lograr cambios que impulsen la paz y libertad de todas las sociedades del mundo. Y es que, mientras todavía enfrentamos las consecuencias de la pandemia y sufrimos las de la guerra en Ucrania, vemos en algunas partes del mundo una peligrosa reducción de las libertades y la democracia, mientras las desigualdades entre personas se agrandan. Por ello, la manera en la que se debe lidiar con las actuales crisis y problemas debe pasar por la protección de paz, la justicia y la equidad, teniendo en cuenta también las nuevas necesidades en materia climática.
Este es el principal mensaje que han querido transmitir los ponentes durante el primer día del Foro Internacional de Jóvenes Parlamentarios Socialistas y Socialdemócratas. El evento de tres días se desarrolla en la ciudad de Marrakech y ha sido organizado por la red MENA-Latina en colaboración con el Grupo Socialista de Marruecos.
La organización, creada en 2019 gracias al impulso de la juventud socialista de Túnez, forma parte de los esfuerzos por fomentar la cooperación Sur-Sur. Igualmente, después de varios encuentros en México y Marruecos y visitas a Ecuador y República Dominicana, se convirtió en la primera red entre jóvenes socialistas. El fin de esta iniciativa es intercambiar conocimientos y experiencias tras la pandemia. “Los conflictos, la crisis alimentaria y la inflación solo pueden constituir un motivo de mejorar la coordinación y la acción común a través de nuestro pensamiento socialista y socialdemócrata”, explica su coordinador de Logística, Ayoub Hashimi.
Tal y como ha señalado Khaoula Lachguar, vicepresidente de la Internacional Socialista, durante la inauguración del foro, la red MENA-Latina refleja la necesidad de fomentar los lazos entre los jóvenes socialistas.
En la apertura de este encuentro también han participado figuras clave del socialismo marroquí, como Abdelrahim Chahid, presidente del Grupo Socialista - Oposición Ittihadya en la Cámara de Representantes, y Driss Lachguar, primer secretario de la USFP (Unión Socialista de Fuerzas Populares).
Chahid ha comenzado resaltando “el orgullo de celebrar en Marruecos el primer foro” de la organización. Posteriormente, ha subrayado los numerosos cambios a nivel mundial vividos tras la pandemia. “La crisis sanitaria reveló una crisis humanitaria que, a su vez, mostró una falta de solidaridad”, indicó el socialista marroquí. Chahid recordó a los miles de personas que cayeron en la pobreza a causa de la COVID-19, así como los 20 millones de puestos de trabajo que se perdieron en África. Por este motivo, la pandemia ha amenazado seriamente los logros del continente alcanzados durante las últimas décadas.
De la misma manera, la pandemia incrementó la desigualdad entre las personas y reveló grandes problemas dentro del sistema sanitario y educativo por falta de recursos, mientras los derechos y libertades se vieron amenazados en muchos casos. “Ahora, mientras varios países tratan de recuperase, otras fuerzas tratan de sembrar la desestabilizad provocando nuevos conflictos en vez de apoyar, tratan de dividir en vez de crear unidad regional e internacional”, señaló Chahid.
Tal y como aseguró el presidente del Grupo Socialista, Marruecos es una de esas naciones que trabaja para superar esta situación, apoyando también la paz, el desarrollo social y económico. En palabras de Chahid, el Reino es la “patria de la conciencia y la paz”. “Esperamos seguir trabajando y cooperando para desarrollar la continuidad de este foro”, añadió.
Lachguar, por su parte, definió este encuentro como “un espacio que permite a líderes socialistas y socialdemócratas comunicarse, intercambiar ideas y mantener relaciones directas”, así como unas oportunidades “para defender una renovación de las instituciones de gobernanza internacional”. Al igual que, Chahid, Lachguar hizo referencia a los desafíos mundial actuales, recordando que estos problemas superan la capacidad de un solo país, incluso de una superpotencia.
“La pandemia puso de manifiesto la relevancia de una coordinación internacional”, apuntó. Además de la crisis sanitaria, el cambio climático y la crisis económica también requieren de una respuesta conjunta. “Replegarse sobre sí mismo y favorecer políticas proteccionistas es una solución fácil a la que han recurrido varios países, pero es insostenible dada la interdependencia de nuestras sociedades”, agregó Lachguar, quien elogió el proyecto marroquí basado en el equilibrio social y medioambiental impulsado por el rey Mohamed VI.
Además de los efectos de la pandemia y el cambio climático, otros de los principales problemas internacionales de la actualidad son las tensiones geopolíticas y la inestabilidad global. La invasión rusa de Ucrania, la crisis entre China y Taiwán o la nueva oleada de violencia en Sudán son algunas de las principales amenazas a la paz y la seguridad del mundo. Sin embargo, tampoco hay que olvidar otras guerras como las de Siria y Yemen, así como el longevo conflicto palestino-israelí que continúa siendo el principal foco de tensiones de Oriente Medio.
Ucrania, debido a su papel clave en la seguridad alimentaria mundial, representa uno de los principales desafíos a la estabilidad global. Para abordar la situación actual en el país se ha contado con el testimonio en vídeo de Oksana Osmachko, diputada ucraniana que no pudo participar en el foro debido a la guerra que sufre su país. “Cada día sufrimos bombardeos por parte de las fuerzas rusas”, declaró Osmachko el mismo día que las tropas de Moscú lanzaron 54 ataques con drones contra Ucrania. Por ello, la política ha pedido a todos los participantes en el evento “solidaridad” con el pueblo ucraniano. “El único fin es que Rusia ponga fin a la agresión”, recalcó.
En este sentido, Malika Zekhnini, diputada de Marruecos, expresó la voluntad de su país “de seguir trabajando para preservar la paz y la seguridad”. “El Reino sigue luchando contra una serie de dificultades y sigue creyendo en la paz como solución a los conflictos”, explicó. Nouhoum Sarr, exmiembro del Parlamento de Mali, coincidió con Zekhnini, destacando la ayuda de Marruecos “a los pueblos oprimidos”. Andrés Calle, diputado colombiano, también agradeció al Reino antes de resaltar el papel de los jóvenes de su país en el cambio social. “Colombia quiere dejar atrás la guerra y la violencia para construir una paz total que debe incluirnos a todos”, apuntó.
En esta sesión sobre la paz y seguridad en el mundo y los nuevos retos geopolíticos también han tenido espacio Turquía, el Kurdistán y Palestina.
“Nos une una misma causa: anhelamos que nuestro planeta sea una sociedad justa, equitativa”
Otro de los actuales desafíos de las sociedades globales que ha acentuado la pandemia y la crisis económica son las desigualdades y la pobreza, dos problemas que, de acuerdo con Hind Maghaith, presidenta de la Comisión de Control de IUSY (Unión Internacional de Juventudes Socialistas) deben ser abordados de manera común para lograr soluciones.
Marruecos es uno de los países que se ha centrado en lograr una sociedad más equitativa. Para ello, Rabat se ha centrado en construir una seguridad social para todos los ciudadanos. “Marruecos ha optado por un esfuerzo gradual, toda la ciudadanía puede contar con la protección social. Tenemos que garantizar el acceso de los más pobres”, explicó, Bouthaina Falsy, experta en protección social.
“La visión real constituye la base del plan gubernamental para la protección social”, señaló por su parte Hanane Fadla Lah, miembro del Ministerio de Sanidad. Lah ha recordado como las autoridades marroquíes “lidiaron positivamente” con la pandemia, movilizando todos los sectores de la sociedad. La representante del Ministerio también ha señalado varias claves en el éxito marroquí: creación de unidades territoriales, planes regionales, apertura hacia los recursos humanos extranjeros, mejora de la oferta sanitaria y rehabilitación de las infraestructuras.
En esta sesión también se plantearon los desafíos en cuanto a igualdad en América Latina y África. “Nos une una misma causa: anhelamos que nuestro planeta sea una sociedad justa, equitativa”, subrayó Erika Sánchez Pinto, vicepresidenta del Parlamento colombiano.
Para finalizar se ha abordado la cuestión de la sostenibilidad. Un mundo más justo supone también un mundo más limpio. “El cambio climático ha aumentado las desigualdades entre países”, afirmó Abdelkader Ettaher, diputado socialista marroquí. Por este motivo, y para asegurar energía para todos a costes razonables, es necesario buscar nuevas fuentes y recursos de energía, así como impulsar la ciencia y el desarrollo tecnológico.
El papel de América Latina, por su gran biodiversidad, es clave en este sentido. Varios diputados de la región, como Wesley Diogenes (Brasil), Carla Ayala (México), Fabián Díaz Plata (Colombia) y Daniel Contreras (Chile) expusieron su punto de vista y presentaron propuestas e iniciativas destinadas a proteger los ricos ecosistemas del continente.
Discurso del primer secretario de la USFP
En la inauguración del Foro Internacional de Jóvenes Parlamentarios Socialistas y Socialdemócratas llegó el esperado discurso de Driss Lachguar, primer secretario de la USFP, quien mostró su satisfacción por la “positiva y “necesaria” iniciativa llevada a cabo por el Grupo Socialista y la Oposición Ittihadya, en colaboración con Juventud Ittihadya y la red MENA-Latina, como “espacio que permita a los jóvenes dirigentes socialistas y socialdemócratas comunicarse, intercambiar ideas y establecer relaciones directas”.
A continuación, se reproduce el discurso de Driss Lachguar durante la inauguración del Foro Internacional de Jóvenes Parlamentarios Socialistas y Socialdemócratas:
Buenos días,
Queridos invitados de tres continentes,
Señor ministro,
Estimados camaradas, Honorable público,
Estoy muy satisfecho con la iniciativa del Grupo Socialista - Oposición Ittihadya, en colaboración con la Juventud Ittihadya y la red MENA-Latina.
En efecto, crear un espacio que permita a los jóvenes dirigentes socialistas y socialdemócratas comunicarse, intercambiar ideas y establecer relaciones directas es algo positivo, incluso diría que necesario.
Permitir que los jóvenes activistas de los partidos practiquen la política real es un imperativo si queremos garantizar la continuidad y la renovación de nuestra visión de la sociedad.
Personalmente, estoy convencido de que esta práctica implica sin duda presentarse a las elecciones y representar a los ciudadanos a nivel local o nacional, pero también abrirse al mundo y practicar las relaciones internacionales.
El mundo actual se enfrenta a problemas y limitaciones que superan la capacidad y los medios de un solo país, incluso de una superpotencia.
En este sentido, la pandemia de COVID-19 ha demostrado que, a escala mundial, es poco probable que los riesgos para los que nos preparábamos y contra los que nos armábamos y entrenábamos sean los que acaben con la humanidad.
La mayor amenaza para nuestras vidas ha venido de un organismo microscópico que no distingue entre pobres y ricos, blancos y negros, y al que no le importan las fronteras. En consecuencia, cualquier medida para prevenir o combatir este virus requería un esfuerzo conjunto de toda la humanidad en términos de investigación científica, cooperación logística, acción concertada y gestión económica y social.
Pero lo que encontramos fue exactamente lo contrario. La gestión de la pandemia se caracterizó por una gran confusión, sobre todo en las primeras semanas, tanto a nivel de los gobiernos de las grandes potencias mundiales o de los bloques continentales, como a nivel de la Organización Mundial de la Salud y de las Naciones Unidas (Consejo de Seguridad y todas sus organizaciones paralelas).
Esto indica que no estamos capacitados para afrontar crisis de esta magnitud y que aún no nos hemos levantado para trascender nuestro egoísmo individual o nacional en la resolución de tales crisis, especialmente tras el auge del chovinismo y el racismo entre las sociedades de las principales potencias mundiales en la última década.
El mismo reto nos impone el cambio climático, que se ha convertido, desde el comienzo del tercer milenio, en una cuestión que atrae la atención de todos. Dados los enormes y múltiples peligros que este cambio supone para la vida humana, el medio ambiente y todos los seres vivos, los Estados tratan de adoptar un modelo de desarrollo sostenible que mantenga un equilibrio entre el impacto del rápido desarrollo económico y social, por un lado, y las exigencias de los ecosistemas medioambientales para garantizar una vida sana a los ciudadanos de hoy y de mañana, por otro.
Estos fenómenos tienen consecuencias de mayor alcance que las guerras y las crisis económicas, y nos obligan a responsabilizar más a nuestras organizaciones internacionales y regionales, incapaces de hacer frente a estas nuevas crisis por cualquier medio. Si la humanidad creó un aparato como la Sociedad de Naciones durante la Primera Guerra Mundial para evitar las guerras en Europa y después desarrolló este marco en la Organización de las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial para pasar página al imperialismo y difundir los valores de los derechos humanos y las libertades, hoy necesitamos desarrollar de nuevo este marco, tanto en su estructura como en sus poderes e incluso en sus objetivos.
Necesitamos un nuevo contrato global que vaya más allá de la defensa de los derechos políticos, socioeconómicos y culturales para defender los derechos del planeta y de las generaciones futuras. De lo contrario, estas crisis serán el golpe final para una organización que muchos denuncian a gritos por su incapacidad para defender los valores para los que fue fundada. Así que un foro como el suyo es el lugar ideal para defender una renovación de las instituciones de gobernanza internacional.
En cuanto a la economía mundial, parece que hemos entrado en una crisis económica única. Una crisis que comenzó con la pandemia de la COVID-19, y que se ha visto agravada por la guerra ruso-ucraniana, la sequía y la repetición de fenómenos climáticos devastadores. Como resultado, ahora nos enfrentamos a la crisis económica más grave que ha vivido el mundo en los últimos 100 años.
Desgraciadamente, replegarnos sobre nosotros mismos y favorecer políticas proteccionistas (chovinismo) en estas circunstancias se ha convertido en la solución fácil a la que han recurrido la mayoría de los países, pero es una solución insostenible dada la interdependencia que caracteriza a nuestras sociedades y nuestras economías. Así pues, no tenemos que elegir entre el liberalismo desenfrenado, por un lado, y el chovinismo, por otro.
Es posible reconsiderar los métodos de producción y las cadenas de suministro, teniendo en cuenta la necesidad de (1) asegurar la soberanía alimentaria, (2) garantizar un nivel mínimo de autosuficiencia en determinados productos, (3) reducir la huella de carbono de los bienes, y (4) eludir la lógica de las materias primas más baratas (como ocurre en la moda rápida) en favor de materias primas de mejor calidad y más sostenibles desde el punto de vista medioambiental y social.
Este es el proyecto que propongo que defendamos como socialistas y socialdemócratas. El resurgimiento del proyecto socialista democrático es inevitable, y sus signos ya han comenzado.
Permítanme retrotraerles a los años 90 del siglo pasado, para recordarles los fuertes ataques al proyecto socialista por parte de los defensores del modelo capitalista. La tesis dominante era: "Poco poder para el Estado y todo el poder para las fuerzas del mercado".
En este contexto, el movimiento socialista internacional intentó adaptarse a esta marea arrolladora formulando lo que se dio en llamar la Tercera Vía. Esta fue la vía resumida por Tony Blair en su momento en su famosa frase: "No hay política de derechas ni política de izquierdas, sino buena política y mala política". Este planteamiento sugiere que el socialismo del tercer milenio se rige por el pragmatismo y la alianza estratégica con las fuerzas del mercado.
Sin embargo, la experiencia de algunos países, en particular de América Latina, confirma que el socialismo ha sabido reinventarse y desarrollar métodos que han dado resultados muy beneficiosos.
Es más, lo que estamos viviendo desde la pandemia de "COVID-19" ha demostrado concretamente la urgente necesidad de un Estado social que proteja a los grupos más débiles en una sociedad basada en la solidaridad. Un Estado que enmarque y apoye la inversión productiva, creadora de empleo y creativa, y que se comprometa a respetar el equilibrio medioambiental y social. Es lo que ha puesto en marcha nuestro país gracias a directivas reales que han insistido en la importancia de la protección social. Esta necesidad del proyecto socialista y socialdemócrata también se expresó en las urnas de muchos países.
Durante este foro, se os pedirá que ayudéis a fortalecer el proyecto socialista democrático y progresista dando respuestas a las preguntas más importantes de nuestro tiempo, porque vosotros, como jóvenes líderes, estáis en la mejor posición para desarrollar e implementar políticas que rompan efectivamente con las prácticas tradicionales. En particular, es necesario responder a las siguientes preguntas:
¿Hasta qué punto las estructuras responsables del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales son capaces de cumplir su misión, y cómo podemos desarrollarlas?
¿Ha sido capaz la comunidad internacional de definir todos los derechos o necesitamos aún reforzar el arsenal de instrumentos de derechos humanos con nuevas cartas e incluir nuevos derechos?
¿Cuál es el modelo alternativo de lucha contra la pobreza y de reducción de las disparidades, y qué acciones y medidas deben adoptar los países y las organizaciones internacionales interesadas para reducir este dilema?
¿Cuál es el proyecto socioeconómico que permitirá alcanzar el desarrollo necesario en esta circunstancia particular, caracterizada por la confusión y la ausencia de una visión clara?
¿Cómo conciliar la necesidad de crecimiento económico y bienestar para todos los ciudadanos del mundo con la necesidad de preservar este planeta para las generaciones futuras?
¿Cómo establecer una sociedad moderna y racional que acoja todas las energías, establezca la equidad y la igualdad entre los sexos y garantice la dignidad humana a todas las categorías de la sociedad?
¿Cuáles son los medios para movilizar a los jóvenes y darles responsabilidades políticas y económicas para que puedan participar efectivamente en la toma de decisiones políticas?
Sus contribuciones representan su defensa del proyecto socialdemócrata y progresista. Serán una valiosa contribución a los esfuerzos de defensa emprendidos por la Internacional Socialista, en particular desde su último congreso de Madrid y la renovación de sus estructuras, cuya presidencia ha asumido un joven dirigente, el camarada Pedro Sánchez. Vuestros esfuerzos también reforzarán el trabajo de la Alianza Progresista como red que celebra su primera década este mes y cuyo Consejo se reúne en Bruselas a finales del mes que viene.
Por ello, y para que vuestro esfuerzo de incidencia sea efectivo y para asegurar una comunicación y cooperación permanente entre vosotros en los diferentes temas y materias de vuestras deliberaciones, y para que seáis una fuerza de propuestas en los marcos internacionales que nos reúnen, os invito a institucionalizar este marco vuestro a través de una estructura de coordinación que incluya a parlamentarios representantes de todos los continentes, y nos comprometemos en el seno de la USFP, a apoyar este marco vuestro en la forma que acordéis.
Para concluir, permítanme darles de nuevo la bienvenida e invitarles a invertir su tiempo libre en Marrakech para descubrir esta maravillosa y excepcional ciudad que combina armoniosamente tradición y modernidad.
