Muere a los 100 años Jimmy Carter, expresidente de Estados Unidos

El 39º presidente de Estados Unidos, Jimmy Carter, ha fallecido a los 100 años en Plains, la localidad de Georgia donde nació y creció. Carter gobernó de 1977 a 1981, durante la época de la Guerra Fría. Llegó al poder después del escándalo del Watergate y la guerra de Vietnam y, tras una victoria electoral aplastante, se convirtió en un defensor global de los derechos humanos y la democracia.
When I look at Jimmy Carter, I see a man not only for our times, but for all times. A man who embodied the most fundamental human values we can never let slip away.
— President Biden (@POTUS) December 30, 2024
And while we may never see his likes again, we would all do well to try to be a little more like Jimmy Carter. pic.twitter.com/I0xDM05xmH
Estas fueron precisamente las principales bases de la administración del expresidente demócrata, quien además impulsó la reforma administrativa y la transición hacia fuentes de energía alternativas en medio de la crisis del petróleo del 79, uno de los principales desafíos de su mandato.

Otro de los retos que tuvo que enfrentar el expresidente fue la estanflación -alta inflación y bajo crecimiento económico-, algo que trató de contener mediante políticas fiscales orientadas a la reducción del gasto público y el fomento de la eficiencia económica. No obstante, los resultados fueron limitados, lo que generó numerosas críticas por parte de sus detractores y le impidió ganar un segundo mandato.
En el ámbito social, Carter promovió leyes para proteger a minorías y mujeres, y fortaleciendo la lucha contra la discriminación. Asimismo, lanzó reformas sociales orientadas a la mejora de la vivienda, la salud y la educación, convirtiendo la lucha contra la pobreza en uno de sus pilares.
Esto se extendió también a su política exterior, basada en la promoción de los derechos humanos, la paz y el desarme. Debido a su defensa de los derechos humanos, Carter decidió poner fin al apoyo estadounidense a los dictadores militares extranjeros.

En este sentido, desde que comenzó su campaña electoral, el exmandatario criticó a la administración republicana que le precedió por contribuir al derrocamiento del presidente socialista democráticamente electo en Chile, Salvador Allende, en 1973 y ayudar a establecer una dictadura militar en ese país liderada por Augusto Pinochet.
Carter también logró que Israel y Egipto firmasen la paz con el acuerdo de Camp David, devolvió el Canal de Panamá al país centroamericano y firmó un tratado de reducción de armas nucleares con la entonces Unión Soviética.

No obstante, la invasión soviética de Afganistán en diciembre de 1979 fue un punto de inflexión que dañó gravemente las relaciones entre Washington y Moscú. En respuesta, Carter suspendió la participación de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, aplicó sanciones económicas a la URSS y apoyó a los rebeldes afganos que luchaban contra la ocupación soviética.
Uno de los episodios que marcó la política internacional de Carter fue la crisis de los rehenes en Irán. En 1979, tras la Revolución Islámica en Irán, un grupo de estudiantes radicales, influenciados por el fundamentalismo del ayatolá Jomeini, asaltó la embajada de Estados Unidos en Teherán y tomó a 52 diplomáticos estadounidenses como rehenes, reteniéndolos durante 444 días.

Las primeras negociaciones para liberar a los rehenes fracasaron, por lo que Carter aprobó un rescate militar que fracasó trágicamente y terminó con la vida de varios soldados de élite.
En medio de esta situación, la oposición pidió al expresidente que bombardease Irán, algo que Carter rechazó, una de las decisiones que más le enorgullecieron de su mandato. “Mantuvimos nuestro país en paz. Nunca fuimos a la guerra. Nunca lanzamos una bomba. Nunca disparamos una bala. Sin embargo, logramos nuestras metas internacionales. Le llevamos paz a otros pueblos, incluyendo Egipto e Israel”, declaró el propio Carter a The Guardian en 2015.

Los rehenes fueron liberados el mismo día que Carter dejó la presidencia, lo que hizo que la crisis se convirtiese en un símbolo de su fracaso diplomático. Además de esta crisis, al expresidente demócrata se le ha criticado por haber rebajado su respaldo al Shah de Irán, aliado clave de Washington en la región.
Por el contrario, Carter logró consolidar una reputación sólida en América Latina comparado con otros presidentes de Estados Unidos. En este sentido, buscó una mayor cooperación con la región, evitando las intervenciones militares directas como las que se produjeron en la era de la Guerra Fría.

En lugar de recurrir a la fuerza, su administración abogó por el fortalecimiento de las instituciones democráticas en la región y por el respeto de los derechos humanos. Carter promovió la Deuda Externa como un problema importante, apoyando iniciativas para ayudar a los países de América Latina a solucionar sus crisis financieras sin recurrir a la intervención estadounidense.
Con su histórica visita a Cuba y reunión con Fidel Castro en 2002, allanó el camino para la normalización de las relaciones entre La Habana y Washington durante el gobierno de Barack Obama.

Por otra parte, en África, Carter promovió la descolonización y la autodeterminación, especialmente en países como Angola, donde intervino diplomáticamente para poner fin al conflicto civil, y Namibia, donde apoyó la independencia de Sudáfrica. No obstante, la política de Carter en el continente africano también estuvo marcada por tensiones en países como Etiopía, donde el régimen comunista recibió apoyo de la URSS, lo que generó tensiones con Washington.
Tras perder las elecciones de 1980 ante Ronald Reagan, Carter y su esposa Rosalynn cofundaron el Carter Center en 1982. Ambos pasaron los siguientes 40 años viajando por el mundo como mediadores de paz, defensores de los derechos humanos y promotores de la democracia y la salud pública. Estas labores lo llevaron a ganar el Premio Nobel de la Paz en 2002, reconociendo su papel mediador entre Corea del Norte y Corea del Sur, así como en Haití, Bosnia y Sudán.