Zarif ha advertido de nuevo a la Administración estadounidense de que no debe “dejarse arrastrar a una guerra basada en mentiras”Washington continúa escenificando sus alianzas en la región de Oriente Próximo. El secretario de Estado Mike Pompeo ha encabezado una visita oficial a Emiratos Árabes Unidos; la segunda etapa de un recorrido que comenzó en Jeddah (Arabia Saudí). Después de su llegada a Abu Dhabi, la delegación estadounidense ha sido recibida por el príncipe heredero Mohamed bin Zayed al-Nayhan, que es también Comandante Supremo Adjunto de las Fuerzas Armadas del país.
El encuentro ha sido organizado con motivo de los ataques sobre las instalaciones de la petrolera Saudi Aramco del fin de semana pasado. Washington ha establecido conversaciones con sus aliados regionales más destacados para tratar de consensuar una respuesta, sin olvidar que, de fondo, la guerra civil en Yemen continúa; un microcosmos que reproduce a una escala menor la situación de Oriente Próximo. Han estado presentes en las conversaciones de Abu Dhabi, entre otros, el ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional emiratí Abdullah bin Zayed al-Nayhan y el asesor de seguridad nacional Tahnoun bin Zayed al-Nayhan.

Pompeo ha reiterado la postura que ya expresó en Jeddah ante Mohamed bin Salman: la Casa Blanca descarta la implicación de los hutíes y apunta directamente a grupos afincados en territorio iraní como los autores materiales de los ataques. Así lo ha determinado el portavoz en jefe del Pentágono Jonathan Rath Hoffman, que ha descrito los bombardeos como una “actividad desestabilizadora y maligna”.
“Habrá más sanciones impuestas a Irán para evitar su apoyo continuo a grupos terroristas como Hizbulá”, ha confirmado Pompeo. El anuncio del secretario de Estado se suma así al pregonado a través de Twitter por el presidente Trump a mediados de esta semana, según el cual ordenó al secretario del Tesoro Steven Mnuchin el desbloqueo de nuevas sanciones sobre el régimen de los ayatolás.
No obstante, el tono general del discurso de Pompeo se ha suavizado ligeramente con respecto al que empleó ante las autoridades saudíes -entonces, calificó los bombardeos como un “acto de guerra”. En un intento de rebajar la tensión, ha querido enfatizar la preferencia de su Administración por una solución pacífica que asegure la estabilidad de toda la región geopolítica. “Espero que Irán lo vea del mismo modo”, ha comentado tras el encuentro.
En esta línea de actuación se enmarca la iniciativa naval conjunta liderada por Estados Unidos, a la que se han unido esta semana Arabia Saudí y EAU y que ya contaba con el concurso de Bahréin, Reino Unido y Australia. Las naves de estos países patrullarán puntos calientes del índico, como el golfo pérsico y el estrecho de Ormuz.
Más allá de la formalización de este compromiso, el Ejecutivo de Emiratos ha querido dejar claro su respaldo a sus vecinos. “EAU rechaza categóricamente cualquier intento de menoscabar la seguridad y la estabilidad del Reino [de Arabia Saudí] y concibe cualquier amenaza al Reino como una amenaza a la paz y la seguridad internacionales”, ha expresado rotundamente Mohammed bin Zayed al-Nayhan. Ambos países han sido los más activos en la Coalición contra los rebeldes hutíes de Yemen.
El príncipe heredero ha discutido, además, detalles concretos de la alianza estratégica con Estados Unidos con el secretario en Funciones del Ejército Ryan McCarthy, integrante de la delegación de Washinton.
El viaje de Pompeo por la península arábiga se ha producido en vísperas de los grandes debates previstos en la 74ª sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Acudirán a la cumbre tanto el presidente de Irán Hasan Rohani como su ministro de Asuntos Exteriores Mohammed Javad Zarif. En el cruce de acusaciones producido a lo largo de los últimos días, las autoridades de Teherán han negado repetidamente que los ataques sobre Arabia Saudí tuviesen origen en su territorio.
Las conferencias de Nueva York de la semana próxima, ha manifestado el secretario general de la ONU Antonio Guterres, son un escenario propicio para que el clima de tensión se reconduzca en una oportunidad de diálogo.

No obstante, el entendimiento entre Teherán y la Casa Blanca parece lejano. Y no es de esperar que las nuevas sanciones anunciadas por el Gobierno estadounidense contribuyan a atemperar las relaciones. El ministro de Petróleo iraní Bijan Zangeneh ha acusado a la Casa Blanca de “utilizar el petróleo como un arma”, en declaraciones recogidas por la agencia ministerial SHANA.
En el plano geopolítico, el ministro Zarif ha mostrado su desconfianza hacia el plan estadounidense de desplegar una fuerza naval en el golfo Pérsico durante una entrevista reciente con la CNN. No se ha mostrado contrario, sin embargo, a establecer líneas de entendimiento con sus rivales.
Ha añadido que, aunque su país no dudará en responder militarmente si es víctima de algún acto de agresión, es partidario de entablar conversaciones para resolver el conflicto de Yemen; una posición que comparte también el ministro de Exteriores ruso Sergei Lavrov. Zarif, no obstante, ha insistido en que las negociaciones de paz para Yemen deben quedar confinadas a una esfera estrictamente regional. “No hay motivo para llamar a Estados Unidos”, ha sentenciado para la CNN.
A medida que se han recrudecido las tensiones, Irán ha reanudado algunas de las vías de actuación dentro de su programa nuclear. “Estados Unidos debe volver a la mesa del acuerdo nuclear porque se trata de un acuerdo en el marco del Consejo de Seguridad”, ha asegurado Zarif. Nuevos pactos en materia de seguridad atómica no parecen fáciles, dada la polarización de las posiciones en Teherán y Washington.