La invasión rusa sobre Ucrania entra en su 59º día. Después de que Rusia decidiese cambiar su estrategia para centrarse en la zona del Donbás, Mariúpol se ha convertido en un foco de resistencia que, según las autoridades rusas, habría llegado a su fin. Así, Rusia estaría ahora redirigiendo su estrategia hacia el sur, pretendiendo conquistar la región separatista de Transnistria, enclave perteneciente a la república de Moldavia.
Y es que después de casi dos meses de asedio a la ciudad, Moscú ha anunciado que se ha hecho con el control de Mariúpol, algo que los militares ucranianos continúan desmintiendo. En esta línea, la planta metalúrgica de Azovstal se había convertido en el símbolo de la resistencia ucraniana después de que múltiples militares ucranianos se hubiesen concentrado en sus instalaciones con el fin de enfrentar las tropas rusas.

De acuerdo con el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigú, Mariúpol se encontraría “bajo el control del Ejército ruso y las milicias de la república popular de Donetsk”. A esto añadió, además, que “el territorio de la planta de Azovstal con el reducto de los nacionalistas y mercenarios está bien bloqueado”.
Sin embargo, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden se ha mostrado escéptico respecto a estas declaraciones y ha señalado que “todavía no hay pruebas de que Mariúpol haya caído por completo” y aseguró que “Puitn jamás tendrá éxito”. En esta misma línea se ha posicionado el alcalde de la ciudad, Vadym Boychenko, quien ha defendido que Mariúpol “continúa siendo ucraniana”.

A pesar de estas declaraciones, desde Moscú el kremlin continúa afirmando que la toma de la ciudad no es “absoluta”, haciendo referencia a los militares que seguirían resistiendo en Azovstal, además de unos mil civiles. Según informan desde Kiev los planes iniciales de Putin consistían en reducir a cenizas la fábrica y acabar con todos aquellos que se encontrasen dentro de sus instalaciones. Sin embargo, el presidente ruso decidió cambiar su estrategia y ordenó cancelar el asalto a la planta metalúrgica argumentando que no existía “necesidad de meterse a estas catacumbas y arrastrarse en el subterráneo por esas instalaciones industriales”.
Por su parte, el asesor de Volodomir Zelensky, Oleksiy Arestovych, considera que estas palabras no se ajustan con la realidad y en realidad se refieren a que “el Ejército ruso no está en condiciones físicas de tomarla, ya que sufrirían inmensas bajas”. Aun así, las amenazas rusas persisten y el propio Zelensky ha hecho pública una posible ruta que podría tomar Rusia enfocada en “capturar otros países”, argumentando que su nueva disposición hacia el sur sería “solo el comienzo”.

Todo esto se produce en un momento en el que Estados Unidos ha vuelto a aprobar un nuevo paquete de ayudas para Ucrania, dotado con 800 millones de dólares, con el fin de que este pueda proporcionar una mayor y mejor asistencia militar a Ucrania en el marco de la invasión.
Asimismo, el primer ministro ucraniano, Denis Shmigal,se ha reunido en Washington con el secretario de estado estadounidense, Anthony Blinken, en la que sería la primera visita de un funcionario ucraniano al país desde el inicio de la invasión. En esta reunión el ministro expresó la necesidad de contar con mayor arsenal defendiendo que necesitarían con urgencia “municiones y armas porque debemos detener al agresor en nuestras fronteras y no dejar que se vayan a la Europa democrática, a los países europeos”. Además, reitera que las sanciones son “el instrumento más importante de influencia sobre el agresor”.

Junto a esto, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, viajará a Kiev el próximo miércoles 27 de abril para reunirse con el presidente ucraniano, según ha comunicado un portavoz de las Naciones Unidas. Además de Zelensky, Guterres se reunirá con el ministro de Exteriores, Dmytro Kuleba, para estudiar “cómo optimizar la asistencia humanitaria al pueblo de Ucrania".
Desde que Moscú inició la invasión sobre Ucrania más de 200 niños habrían muerto, según recoge la Fiscalía de Menores ucraniana y otros 387 habrían resultado heridos. De acuerdo con sus índices, el mayor número de menores fallecidos se registra en la capital, Kiev, donde habrían muerto un total de 129 menores, seguida de Donetsk, con 120, Járkov (91), Chernígov (66), Mikolaiv (40), Jersón (41), Zaporiyia (22), Yitomir (15) y Sumy (16).

Este conflicto supone una de las crisis humanitarias más importantes del siglo ocurrida en suelo europeo. Ucrania trata de resistir ante una Rusia implacable que se muestra decidida a conseguir sus objetivos, independientemente del coste de vidas humanas que acarree.
Lejos de producirse una resolución de paz, la diplomacia parece no ser suficiente para acabar con una guerra devastadora que traerá consecuencias políticas, económicas y humanas muy difíciles de solventar y sobre todo de poder perdonar.