Los insurgentes consideran que "la decisión de los dirigentes turcos no es acertada”, ya que “es una violación de nuestra soberanía e integridad territorial"

Los talibanes advierten a Turquía sobre su presencia en Afganistán

PHOTO/AP - Fotografia de archivo, combatientes talibanes, en el distrito de Shindand de la provincia de Herat, Afganistán

Afganistán se ha visto sumida en un aumento de la violencia durante los últimos meses, en los que los talibanes han logrado importantes avances territoriales, en medio del proceso de retirada de las tropas internacionales, lo que ha generado preocupación en la comunidad internacional ante la aparente incapacidad de las fuerzas de seguridad para hacer frente a los insurgentes. Ante la retirada de las tropas internacionales, los grupos insurgentes han ido adquiriendo mayor poder en el terreno mientras que el Ejército Nacional afgano está experimentando un vacío de poder que está llevando a muchos soldados a desertar y huir al país vecino. 

Mantener la seguridad en el país después de la retirada de las tropas puede convertirse en un problema para muchos ciudadanos que sienten incertidumbre sobre el futuro, ya que la retirada puede suponer nuevas amenazas a la seguridad y el aumento de las luchas de poder entre los grupos de influencia se pueden agravar mientras los talibanes aumentan su poder. 

PHOTO/REUTERS - Miembros de la oficina política talibán Abdul Latif Mansoor (L), Shahabuddin Delawar (C) y Suhail Shaheen asisten a una conferencia de prensa en Moscú, Rusia, el 9 de julio de 2021

Una retirada total de las tropas internacionales contrasta con el avance talibán que durante su última ofensiva se ha hecho con el control de un distrito en el oeste de Afganistán que incluye un importante paso fronterizo con Irán. En la última semana, los talibanes han invadido zonas fronterizas con cinco países: Irán, Tayikistán, Turkmenistán, China y Pakistán. Afganistán amenaza con volver a sufrir una cruenta guerra civil mientras las tropas internacionales abandonan el país centroasiático bajo la idea de haber “cumplido sus objetivos”.

Escasos días después de la salida de los soldados norteamericanos de la basa de Bagram, los talibanes han llevaron a cabo una nueva ofensiva que ha resultado en la caída de más de una docena de distritos. La ciudad de Islam Qala y Torghundi, principales enclaves fronterizos con Irán y Turkmenistán respectivamente, en la provincia de Herat, han caído en manos de los talibanes en un nuevo golpe a las aspiraciones del Gobierno para consolidar la estabilidad en el país conforme se retiran las tropas internacionales, y después de semanas de renovada ofensiva insurgente.  

AFP/VYACHESLAV OSELEDKO - La guerra de Afganistán, iniciada tras los atentados del 11 de septiembre, se cobró la vida de decenas de miles de afganos y de unos 2.400 soldados estadounidenses, y supuso el gasto de billones de dólares en lo que se considera un proyecto fallido de construcción nacional

Los insurgentes se han centrado en capturar distritos y rutas comerciales. La toma de Islam Qala es particularmente contraproducente para las autoridades afganas al tratarse de una de las más importantes del país, que aporta unos 20 millones de dólares a las arcas del Gobierno a través de sus actividades comerciales.

Asimismo, los talibanes han comunicado que las tropas extranjeras que sigan en el país tras fecha de retirada serán un objetivo. El portavoz de los talibanes, Suhail Shaheen, en una entrevista concedida a la cadena de televisión BBC news ha declarado que ninguna fuerza extranjera -incluidos los contratistas militares- debería permanecer en Kabul una vez completada la retirada. "Si dejan atrás sus fuerzas en contra del acuerdo de Doha, en ese caso será nuestra dirección la que decida cómo proceder", ha afirmado Shaheen a la BBC.

REUTERS/SEDAT SUNA - Fotografia. de archivo, el presidente turco Tayyip Erdogan (R) y el entonces vicepresidente estadounidense Joe Biden conversan tras su reunión en Estambul, Turquía 23 de enero de 2016

Mientras unas naciones comienzan a retirar a sus tropas, otras como Turquía ya comienzan a trazar planes que buscan ganar influencia en Afganistán y en la región después de la retirada oficial. La oferta de Turquía para gestionar el aeropuerto de la capital afgana forma parte de una estrategia del Gobierno de Erdogan para acercar posturas con el resto de las potencias occidentales. En vista de la debilidad interna provocada en parte por la crisis económica, Ankara ha optado por enterrar el hacha de guerra y limar asperezas con el resto de los actores regionales, especialmente tras haber sido excluida del acuerdo multilateral para la extracción de hidrocarburos en aguas del Mediterráneo oriental.

Ankara sabe que el buen funcionamiento del aeropuerto Hamid Karzai es capital para un futuro acuerdo de paz en Afganistán. A través del aeródromo de Kabul llegan diplomáticos y personal de ayuda humanitaria. Además, un transporte aéreo seguro y constante facilita la actividad de los trabajadores para el desarrollo desplegados en el país. Turquía mantiene en suelo afgano un total de 500 soldados como parte del contingente Misión de Apoyo Resuelto (RSM) enviado por la OTAN. El pasado mes de diciembre, el Parlamento otomano decidió prorrogar el despliegue de sus tropas en el país centroasiático. Estas no han participado en combates directos, sino que se han ocupado de formar a más de 12.000 agentes de seguridad locales. 

AP/RAHMAT GUL  -   Aeropuerto internacional Hamid Karzai, en Kabul, Afganistán

La delegación turca ha reconocido en ocasiones previas que la paz en Afganistán debe ir más allá del acuerdo existente entre Estados Unidos y los talibanes. En este sentido, Ankara propuso la celebración de una conferencia de paz en Estambul en mitad de la celebración del centenario de sus relaciones diplomáticas.

Sin embargo, “Turquía formó parte de las fuerzas de la OTAN en los últimos 20 años, por lo que deberán retirarse de Afganistán sobre la base del Acuerdo que firmamos con Estados Unidos el 29 de febrero de 2020”, declaró un portavoz talibán, instando a Ankara a dejar el país, pese a ser “un gran país islámico” con el que esperan mantener buenas relaciones “a medidas que se establezca un nuevo Gobierno islámico en el país”.  No obstante, "la decisión de los dirigentes turcos no es acertada, es una violación de nuestra soberanía e integridad territorial", dijo el portavoz. A pesar de la negativa de los talibanes, el país euroasiático continúa con su plan para expandir su influencia en el país a través de una presencia militar, económica y cultural. De esta manera, Turquía también ganaría dominio en la región de Asia Central.

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