Trump califica las protestas de Los Ángeles como una “invasión extranjera” y despliega miles de tropas

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha calificado los disturbios recientes en Los Ángeles como una “invasión extranjera” y ha ordenado un despliegue masivo de tropas, sin el consentimiento de las autoridades estatales ni locales, para contener las protestas desencadenadas por una serie de redadas migratorias.
La militarización de la segunda ciudad más grande del país ha provocado tensiones entre la Casa Blanca y el estado de California, y ha generado preocupación sobre el uso de las fuerzas armadas dentro del territorio estadounidense.
“No permitiremos que una ciudad estadounidense sea invadida y ocupada por enemigos extranjeros”, señaló Trump, quien acusó a los manifestantes de estar llevando a cabo “un ataque integral a la paz, el orden público y la soberanía nacional, ondeando banderas extranjeras como parte de una invasión”.
Donald Trump, without consulting with California’s law enforcement leaders, commandeered 2,000 of our state’s National Guard members to deploy on our streets.
— Gavin Newsom (@GavinNewsom) June 11, 2025
Illegally, and for no reason.
This brazen abuse of power by a sitting President inflamed a combustible situation… pic.twitter.com/Xy8JHMq3cV
Horas antes, el Departamento de Defensa anunció que el presidente había ordenado el despliegue de 2.000 efectivos adicionales de la Guardia Nacional en Los Ángeles. Según el portavoz del Pentágono, Sean Parnell, estas tropas fueron movilizadas para respaldar las operaciones del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) y permitir que las fuerzas del orden cumplan sus funciones “de manera segura”.
A este contingente se suman 500 marines enviados desde la base de Camp Pendleton, al sur de Los Ángeles, con la misión de proteger edificios y funcionarios federales. En total, más de 4.000 miembros de la Guardia Nacional y 700 infantes de marina han sido activados por orden directa del presidente, pese a las objeciones del gobernador de California, Gavin Newsom, y de varios líderes municipales. Esta acción federal se produce sin haber invocado formalmente la Ley de Insurrección de 1807, que permitiría constitucionalmente desplegar fuerzas militares sin aprobación estatal.
Las protestas comenzaron el viernes, tras una serie de redadas migratorias que resultaron en el arresto de cientos de inmigrantes, en su mayoría latinoamericanos, incluidos muchos trabajadores detenidos en sus lugares de empleo. En los días siguientes, las manifestaciones se extendieron por el centro de Los Ángeles, con miles de personas protestando pacíficamente frente al Ayuntamiento y frente a centros de detención federales. Sin embargo, también se registraron episodios de violencia, incluyendo incendios de vehículos y enfrentamientos con la policía.

La respuesta de las autoridades locales ha sido contundente. Se impuso un toque de queda en el centro de la ciudad el martes por la noche, que fue seguido de arrestos masivos. La policía de Los Ángeles desplegó agentes montados y usó proyectiles de control de multitudes, como gases lacrimógenos, balas de goma y granadas aturdidoras, para disolver las protestas.
Según el jefe de policía, se realizaron al menos 197 detenciones ese día, incluyendo a 67 personas por bloquear ilegalmente la autopista 101, según recoge AP. La mayoría de los arrestos se produjeron por desobedecer órdenes de dispersión, aunque también se reportaron cargos por agresión con arma letal, vandalismo, saqueo e intento de asesinato, en un caso relacionado con una bomba molotov. Los disturbios también han dejado siete agentes heridos, dos de ellos hospitalizados.

Las protestas también se han expandido a otras ciudades como Dallas, Austin, Chicago y Nueva York, donde miles de personas se han congregado en solidaridad con los detenidos en Los Ángeles. En todas estas ciudades se han reportado múltiples arrestos, y en algunos casos también se ha desplegado la Guardia Nacional.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, sugirió el martes que el despliegue interno de tropas podría expandirse en los próximos días, mientras el Pentágono confirmó que el operativo actual tendrá un coste de 134 millones de dólares.
“El presidente ha cruzado una línea peligrosa”
Por su parte, el gobernador demócrata Gavin Newsom ha condenado enérgicamente la militarización de su estado. Acusó a Trump de haber lanzado una “redada militar” sin precedentes en una ciudad estadounidense, y afirmó que el despliegue de tropas sin autorización viola las normas constitucionales.
“El presidente ha cruzado una línea peligrosa”, dijo Newsom en una rueda de prensa, criticando lo que calificó como una estrategia federal de confrontación para criminalizar la protesta y deslegitimar el descontento ciudadano frente a las políticas migratorias de la administración.
La confrontación entre Trump y Newsom se suma a la ya tensa relación entre la Casa Blanca y los estados demócratas, que en múltiples ocasiones han desafiado las políticas del presidente, especialmente en temas de inmigración y seguridad.

En paralelo a las manifestaciones, las operaciones migratorias de ICE han continuado en Los Ángeles. Grupos comunitarios han documentado redadas en lugares inusuales como bibliotecas, lavaderos de coches y tiendas. Además, varias escuelas han reforzado la seguridad durante las ceremonias de graduación, ante el temor de redadas, y algunas han ofrecido a los padres la opción de asistir por Zoom.
En medio de esta situación, Trump no descarta invocar formalmente la Ley de Insurrección, un mecanismo legal extremadamente raro que permite al presidente usar el ejército dentro del país para sofocar disturbios. “Si hay una insurrección, sin duda la invocaría. Ya veremos”, indicó desde el Despacho Oval.