Pablo Rubio
Pie de foto: Extensión natural de agua en las montañas de Chibika, en la región de Djerid, al suroeste de Túnez, al oeste de la gobernación de Tozeur. AFP/FETHI BELAID
El Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) ha aprobado financiar un nuevo proyecto para modernizar la infraestructura hídrica en cuatro gobernaciones situadas en la zona central de Túnez. Se prevé que el plan, puesto en marcha por el ministerio de Agricultura, Recursos Hidráulicos y Pesca del país norteafricano, beneficie a unos 30.000 agricultores. Uno de sus puntos principales radica en la reducción, en la medida de lo posible, de las pérdidas hídricas que se producen actualmente durante los procesos extractivos de aguas subterráneas, que superan el 54% del total de materia prima extraída. La suma total que aportará el organismo europeo, cuya Junta de Gobernadores preside la española Nadia Calviño, asciende hasta los 55 millones de euros, en concepto de préstamo.
Las autoridades locales destinarán el capital, principalmente, a la rehabilitación o el reemplazo de 23 pozos y al desmantelamiento de otros 20 que resultan deficitarios o inseguros. En paralelo, otra parte de la inversión estará dedicada a la rehabilitación y construcción de infraestructura hídrica auxiliar. Particularmente, se busca mejorar las redes de irrigación y drenaje en las áreas adyacentes a 37 oasis.
El proyecto del Gobierno tunecino se llevará a la práctica en cuatro gobernaciones: Tozeur, Gabès, Gafsa y Kebili. Todas ellas se ubican en la cuenca de Chott el-Djérid, un gran lago salado que se extiende a lo ancho del país, desde las cercanías del Mediterráneo al oeste a la frontera con Argelia al este. La región ha resultado particularmente afectada por las sequías que ha atravesado el país a lo largo de la última década. De hecho, Túnez se encuentra en una situación de estrés hídrico; esto es, la cantidad de agua que se demanda en su territorio es mayor de la que se extrae. Cada habitante dispone únicamente de 419 metros cúbicos de agua al año, lejos de los 1000 que establece Naciones Unidas como nivel óptimo de sostenibilidad.
En estas circunstancias, es necesario ahorrar. Se persigue, a través de la nueva iniciativa, optimizar la explotación de agua procedente de los acuíferos en toda la zona. Oficialmente, se enfatiza la necesidad de que el proyecto tenga un enfoque sostenible e inclusivo, que respete la biodiversidad y tenga en cuenta, además, el papel de las mujeres. Entre los objetivos que figuran en el dossier, destacan la desalinización de los suelos, el cierre de pozos ilegales y la mejora de la gestión de dos humedales Ramsar de la zona.
Pros y contras
Los cálculos iniciales del BERD prevén que el proyecto beneficie a la población local en dos vertientes distintas. En primer lugar, se espera que los trabajos relacionados con las infraestructuras proporcionen nuevas posibilidades de contratación directa e indirecta. Según datos recogidos por Jeune Afrique, las cuatro gobernaciones presentan una tasa de desempleo superior al 20% -en Gafsa, la cifra se incrementa hasta el 29%-, mientras que la media nacional se sitúa en torno al 15%. El concurso público para la adjudicación de las obras, que comenzarán el próximo mes de septiembre, está abierto desde el pasado día 19. En segundo, lugar se calcula que las nuevas instalaciones, una vez terminadas, ayudarán a salir adelante a unos 30.000 agricultores y sus familias.
La realización del plan tendrá, no obstante, algunas consecuencias negativas que ya han sido previstas. Durante la fase de rehabilitación de los pozos, es probable que algunos habitantes de la región se vean forzados a desplazarse temporalmentea lugares próximos donde sí queden pozos operativos. Además, si se producen errores en las obras, aunque sean pequeños, la calidad de las aguas de los acuíferos y la capa freática podría resentirse. La excesiva salinización y contaminación del agua y los suelos también es un riesgo que podría sobrevenir en caso de que se sobreexploten las fuentes.
Relación prolongada en el tiempo
Túnez es un país que se ha beneficiado notablemente de las ayudas del BERD. En este sentido, la institución europea ha participado en cuarenta proyectos desarrollados en suelo tunecino desde el año 2013. Más de la mitad de sus operaciones se han llevado a cabo mediante una mecánica de colaboración público-privada. Su inversión acumulada en Túnez es de 856 millones de euros. El 45% de esa cantidad se ha destinado, como en este caso, a la creación de infraestructuras sostenibles (302 millones). El resto se ha distribuido entre apoyo a instituciones financieras (231) e inversiones en industria, comercio y sector agrario (137).
La financiación de las infraestructuras hídricas alrededor de Chott el-Djérid es el primer plan basado en Túnez en que el BERD se involucra en 2019. Durante el segundo semestre de 2018, la mayor parte de su inversión en el país comprendía préstamos a bancos con el objetivo final de financiar a pequeñas y medianas empresas locales.