El reconocimiento de las comunidades negro-africanas en España

La visibilidad de las comunidades africanas -por ejemplo, las de Guinea Ecuatorial- en España y Europa durante la época contemporánea es una tarea pendiente.
Lo que se conocía hasta el momento se refería a su anecdótica inclusión en zoológicos humanos -eventos organizados para mostrar la diversidad fenotípica del mundo- y alistamiento forzoso en conflictos bélicos (primer tercio del siglo XX), una incipiente presencia tras la independencia colonial (década de 1950), un mayor protagonismo con su llegada en pateras a través del estrecho de Gibraltar (década de 1990), y unos flujos migratorios hacia Europa a través del Mediterráneo que harían finalmente más visible la presencia africana, aunque con el cambio de siglo (a partir de 2000).
Sin embargo, existen extraordinarias huellas africanas en España entre 1870 y la actualidad: las de la alta burguesía krio-fernandina, la primera diáspora africana contemporánea documentada en Europa.
La comunidad fernandina era una élite krio, de origen multiétnico, educada en el sistema británico, surgida a partir de 1827, que vivía a caballo entre África y Europa. Los krianos-fernandinos adquirieron un gran poder económico gracias al apoyo que recibieron de los británicos y a su relación comercial con la burguesía catalana. Su poder fue tal que constituyeron una comunidad africana afropolitana, multilocal, transnacional, transcontinental y mestiza que rompió con los moldes de clase, raza y género de la época, ya que también había mujeres fernandinas completamente autónomas que se movían por el mundo con total libertad.
Un esbozo de la comunidad fernandina de finales del siglo XIX y principios del XX la describiría como un grupo de aspecto extremadamente cuidado, que vestía con elegancia, que era políglota, con gustos delicados muy caros y modales muy corteses.
Entre la comunidad fernandina destacaba una mujer, la aristocrática Amelia Barleycorn de Vivour, la persona más rica de Guinea Española en 1890. Años antes de esa fecha, ya era conocida por sus constantes viajes de ida y vuelta, primero a Londres y luego a Barcelona, hasta su muerte y enterramiento en la Cementiri de Les Corts de la capital catalana en 1920. Sus viajes entre Santa Isabel y Barcelona fueron siempre en camarotes de primera clase, y dieron paso a cómodos alojamientos en mansiones y palacios. Y, por supuesto, Amelia Barleycorn viajaba con exclusivos vestidos y joyas, que guardaba en nobles botas que guardaban sus prendas de seda y encaje, sombreros y sombrillas, pero también dinero en efectivo en diferentes monedas extranjeras y, por supuesto, mucho oro. Su nivel de vida no era el de la mayoría de la población guineo-ecuatoriana, ni tampoco el de muchas de las familias catalanas de la Barcelona de la época.

La reconstrucción de la vida del krio-fernandina en Santa Isabel y Barcelona a través de archivos documentales, historia oral, reportajes de prensa y fotografías ha permitido reconstruir sus múltiples encuentros, posando para inmortalizar el día con comensales, o sentados en salones o banquetes, con africanos y catalanes alternándose entre los invitados siempre elegantemente vestidos.
Pero Cataluña y España, como Europa, han seguido poniendo en práctica el olvido colonial. Rizo describió el caso español como el de una amnesia promovida por el Estado [1]. Como había denunciado Gilroy, las historias modernas de países europeos como España deben servir para construir entre los escombros de sus extensiones coloniales argumentos que den respuestas coherentes a la inmigración [2].
Ciertamente, la historia de los fernandinos en Barcelona es un claro ejemplo de desmemoria colonial: después de haber sido la ciudad en la que decidieron establecerse para vivir entre dos mundos y dos continentes, una ciudad en la que celebraron matrimonios en la Catedral y en los mejores hoteles, encuentros que fueron cubiertos por la prensa, la ciudad les dio la espalda cuando llegó el declive de su fortuna y la consiguiente pérdida de poder.
Prueba de ello fue la escueta noticia publicada en 1994 en La Vanguardia, uno de los periódicos que más espacio había dedicado a los fernandinos en los “ecos de sociedad”: un descendiente de renombrados linajes, en este caso un Balboa-Dougan, había sufrido un ataque racista en Barcelona. Las noticias se referían a él como “negro” y ni siquiera mencionaban su nombre, señal inequívoca de que nadie recordaba que los krio-fernandinos habían sido una comunidad muy respetada en Cataluña desde principios del siglo XX. Este pasado negro-africano en Barcelona se había perdido hasta que afortunadamente fue recuperado [3].
El krio-fernandino en Cataluña es un ejemplo de la necesidad de recuperar estos legados africanos que urge historizar, porque a través de él podemos construir bases sólidas sobre las que promover una geografía emocional que permita a todos los ciudadanos transitar por la diversidad con menos conflictos, porque identifica y ejemplifica claramente lo que son y lo que fueron la España Negra y la Europa Negra, al tiempo que revisa las deudas contraídas por Europa en África.
La restitución de estas huellas, como de otras aún no identificadas, es urgente porque la consecuencia de ignorar la negritud en el pasado europeo es el caldo de cultivo de discursos racistas y excluyentes que niegan una relación histórica que, aunque marcada imperdonablemente por la desigualdad y los abusos europeos, también favoreció la creación de rutas transcontinentales por las que transitaron no sólo españoles y europeos hacia África, sino también africanos hacia España y Europa durante los siglos XIX y XX.
Yolanda Aixelà-Cabré es investigadora en el FMI-CSIC donde codirige el Programa Sociedades Inclusivas y lidera el Grupo DIVERSE.
[1] E. Rizo, «Equatorial Guinean Literature in a Context of State-Promoted Amnesia», World Literature Today, 86(5), 2012.
[2] P. Gilroy, After empire: ¿Melancolía o cultura convivencial? Routledge, 2004.
[3] En este sentido, recomendamos Y. Aixelà-Cabré, Mujeres africanas en África y Europa (1850-1996), Bellaterra, 2022; Y. Aixelà-Cabré, 'African Women in Iberia', Ethnic and Racial Studies, 47(7), 2024; o la novela del africano JT. Ávila Laurel, Dientes blancos, piel negra, Bellaterra, 2022.