Marruecos y China: la diplomacia económica al servicio de la soberanía sobre el Sáhara

El presidente de China, Xi Jinping (derecha), y el rey de Marruecos, Mohamed VI, se dan la mano después de firmar documentos durante una ceremonia de firma en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China, el miércoles 11 de mayo de 2016 - PHOTO/ AP
El presidente de China, Xi Jinping (derecha), y el rey de Marruecos, Mohamed VI, se dan la mano después de firmar documentos durante una ceremonia de firma en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China, el miércoles 11 de mayo de 2016 - PHOTO/ AP
La dimensión económica constituye una palanca central en la arquitectura de la política exterior marroquí

Ya que el Reino ha comenzado a gestionar sus relaciones internacionales con una lógica de asociación equilibrada e intereses mutuos, lo que refuerza su posición como un actor emergente en la ecuación geopolítica mundial.

En este contexto, destaca la asociación entre Marruecos y China como una de las principales expresiones de esta orientación, especialmente en el marco de la adhesión de Marruecos a la Iniciativa de la Franja y la Ruta lanzada por Pekín, que busca redibujar el mapa de la influencia económica global sobre nuevas bases.

Marruecos ha logrado consolidarse como una plataforma de inversión y comercio confiable a nivel de África y del Mediterráneo, lo que lo ha convertido en un socio estratégico para China en la región, no solo por su ubicación geográfica privilegiada, sino también por su clima político estable y su infraestructura desarrollada. Las relaciones entre ambos países han experimentado un notable desarrollo en diversos ámbitos, desde la industria y las energías renovables, hasta la infraestructura y la salud, lo que ha reforzado la confianza mutua y abierto nuevas perspectivas de cooperación bilateral.

A la luz de este acercamiento creciente, existen múltiples indicadores que anticipan un posible cambio en la postura china respecto a la cuestión del Sáhara marroquí, orientado hacia el apoyo a la iniciativa de autonomía y el reconocimiento de la soberanía de Marruecos sobre su Sáhara. Especialmente si recordamos la historia reciente: el mundo entero, incluido el pueblo chino, fue testigo del histórico discurso del difunto rey Hassan II, que tuvo lugar durante una sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1960, en la que abogó por otorgar a la República Popular China su asiento en esta organización. Hoy en día, tanto China como el resto del mundo reconocen que fue gracias a los esfuerzos de Marruecos y otros países amigos que, el 25 de octubre de 1971, la Asamblea General adoptó la resolución 2758, que reconoció al Gobierno de la República Popular China como el único representante legítimo de China, incluida la región de Taiwán.

Marruecos siempre ha mantenido su respeto por el principio de la unidad de los Estados, un principio que también se encuentra en el núcleo de la política exterior china, especialmente en cuestiones sensibles como Hong Kong y Taiwán. Desde esta perspectiva, Marruecos, que apoya constantemente la integridad territorial de China en los foros internacionales, está construyendo una trayectoria coherente con la visión de Pekín y consolidando la legitimidad de su causa ante sus socios.

También debemos tener en cuenta los mensajes enviados durante la reunión del presidente chino Xi Jinping en noviembre de 2024 con Su Alteza Real el Príncipe Heredero Moulay El Hassan en la ciudad de Casablanca, mensajes que confirman que China apoya los esfuerzos de Marruecos por preservar su seguridad, estabilidad y soberanía.

Sí, señoras y señores, si esta dinámica continúa en su rumbo ascendente, el reconocimiento chino de la marroquinidad del Sáhara se ha convertido en cuestión de pocos días, especialmente con el respaldo explícito de Estados Unidos, Francia, España y Reino Unido a la iniciativa de autonomía, así como de otras potencias regionales e internacionales relevantes, como una solución seria y realista.

China, que apuesta por la estabilidad y el desarrollo en sus asociaciones internacionales, sabe que Marruecos representa el verdadero garante del desarrollo y la calma en la región, frente a otros actores que optan por la aventura y la incertidumbre.

En conclusión, la apuesta marroquí por la economía como herramienta de posicionamiento político ya no es solo una opción, sino que se ha convertido en una estrategia madura que no permite traspasar las líneas rojas de la soberanía nacional. Una estrategia que ya está dando frutos y que refuerza el impulso de los reconocimientos internacionales de la marroquinidad del Sáhara, no con lógica de chantaje o presión, sino con la lógica de la asociación, la credibilidad y el respeto mutuo.

Lahoucine Bekkar Sbaai, abogado en el Colegio de Abogados ante los Tribunales de Apelación de Agadir y El Aaiún, investigador en migración y derechos humanos y experto en el conflicto del Sáhara marroquí.

Traducción del árabe por: Abdessamad  Benyaich