Visto para sentencia: Trump arrolla a Haley

Donald Trump - PHOTO/FILE
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Solo los jueces, especialmente los del Tribunal Supremo, podrán detener o impedir la nominación de Donald Trump como candidato del Partido Republicano a la Casa Blanca, y por consiguiente su duelo con el presidente actual, Joe Biden. Es la conclusión anticipada que cabe extraer del triunfo por 11 puntos porcentuales de diferencia de Trump en las primarias del Estado de New Hampshire. Autodescartado de la carrera Ron de Santis a las primeras de cambio, Trump solo tenía ya un rival, la gobernadora de Carolina del Sur y exembajadora de EEUU ante Naciones Unidas, Nikki Haley.  

Los pronósticos solo han fallado en la amplitud de la derrota de Haley, hija de inmigrantes indios, que le auguraban una distancia de 15 puntos con respecto a Trump. Al final, han sido 11, lo que la candidata interpreta como un factor de consideración para no abandonar y seguir en la carrera. Arguye que aún quedan muchos estados por decidir, en especial el próximo, Carolina del Sur. Habrá que ver si llega siquiera a mantenerse porque la maquinaria electoral de Trump está demostrando una solidez difícilmente quebrantable.

Es una estadística pero, aunque como en el ámbito deportivo en que se dice que están para romperlas, lo cierto es que sería una sorpresa mayúscula que se interrumpiera la tradición, según la cual el candidato que gana en Iowa y New Hampshire siempre ha sido el triunfador para disputar el duelo final para acceder a la Casa Blanca. Se da además la circunstancia de que el pequeño New Hampshire era un terreno en el que Trump no gozaba del mayor predicamento. Y, a diferencia de Iowa, podían depositar su sufragio en las urnas votantes independientes o incluso del Partido Demócrata rival, lo que concedía un plus a Haley. Al proclamarse los resultados con el triunfo de Trump por 11 puntos de diferencia, no cabe otro calificativo que el de asumir que ha sido un triunfo aplastante.  

Por lo demás, Trump ya se fija cada vez más en quién considera que será su verdadero rival, el presidente Joe Biden. Este fue el blanco preferido de Trump al comparecer para glosar su victoria, y una vez más le atacó en donde más duele: en su senectud, lo que, a juicio de Trump, le incapacita prácticamente para seguir cuatro años más en la Casa Blanca: “Ese hombre es incapaz de juntar coherentemente dos frases seguidas. Y no puede encontrar siquiera las escaleras para bajarse de un escenario”, martilleó Trump ante el júbilo de sus seguidores.  

El propio Biden, por su parte, se hace ya a la idea de que su duelo será inexorablemente con Trump: “Los resultados de esta noche [en New Hampshire] confirman que Donald Trump tiene asegurada prácticamente la nominación republicana”, señaló en un comunicado de prensa su jefa de campaña, Julie Chávez Rodriguez, reconociendo también que “el expresidente ha completado su dominio absoluto sobre el Partido Republicano. 

Esta tendencia, que ya parece ser inexorable, tendrá también consecuencias de alcance global. Todos los actores de la geopolítica internacional deberán ir tomando o consolidando acciones y posiciones, habida cuenta de que ya saben a grandes rasgos las líneas de actuación de Trump caso de que vuelva a instalarse en la Casa Blanca.  

Y, volviendo al posible papel determinante que jueguen los jueces en que Trump pueda o no volver a presentarse, si superase la carrera de obstáculos ante los tribunales, las encuestas ya le otorgan 7 puntos de ventaja sobre Biden. Una señal que quizá haga reaccionar al Partido Demócrata y busque a toda prisa un personaje, obviamente más joven y con carisma contrastado, para hacer frente a la apisonadora Trump.