España terminó el Mundial de Rusia con el 80% de posesión y eliminada en la tanda de penaltis. Ahora ha empezado la Eurocopa 2020 con el 75%. Lopetegui, Hierro, Robert Moreno y Luis Enrique no han querido negociar ese ADN que nos llevó a la gloria hace una década. Ante Suecia, España remató 17 veces y cinco fueron entre los tres palos con dos paradas de buenos reflejos de Olsen. Los suecos chutaron entre los tres palos de Unai Simón.
La España de Luis Enrique es un equipo de autor al que le están esperando si no se corona en Wembley el 11 de julio. No tiene otra. Entra dentro de lo indemostrable, como diría Del Bosque, si España hubiera ganado con Ramos, Nacho, Aspas o Navas. Parece más probable que el camino al gol era más corto con Gerard Moreno jugando de delantero. Morata correteó por el campo mientras se dejaba al ánimo en cada zancada. El delantero de la Juventus aguantó una hora en el campo y Moreno entró en el minuto 75. Luis Enrique estuvo lento en esos cambios y el 9 del Villarreal lo demostró con las ocasiones que tuvo en apenas 20 minutos.

La cuarta selección más joven de la Eurocopa se enfrentaba a la más veterana. Los suecos explotaron la experiencia y pusieron en marcha ese plan del que hablaba su seleccionador en la previa del partido. Cerrojazo atrás y a sacar balones porque a la juventud española le falta práctica para abrir defensas. Jordi Alba tenía 19 años cuando España ganó la Eurocopa de 2008, Pedri tenía 5. Su matrimonio deportivo con Messi ha sido fácil en el Barça porque el argentino tiene mucho fútbol. Con la selección Pedri ha desaparecido. Olmo, Morata y Torres estaban por delante, Rodri y Koke a su lado. Pegado a la banda, tuvo demasiados referentes para saber a quién pasar un balón de gol.

Sarabia sustituyó a Morata. Thiago a Rodrigo. España cambiaba cromos para ver si sonaba la flauta mientras los suecos tenían ya la portería camino de Despeñaperros. Sarabia se la encontró y casi empuja el gol de la victoria. Pero el fútbol es un poco más justo. Thiago ocupaba mucho campo intentando mover el balón y a unos compañeros estáticos que no sabían como hincarles el diente a los de amarillo. España también tenía un plan, pero era demasiado sofisticado para trabajarlo en el circo de concentración que han tenido en Las Rozas.
Llorente y Alba pidieron el balón y se atrevieron a pisar el área. Dos laterales centrando balones al área ante las torres suecas que siempre llegaban antes que Ferrán, Morata o Dani Olmo. Para jugar al toque en la frontal no estamos preparados. Ese punto de inteligencia táctica, de precisión milimétrica todavía no lo han logrado los chicos de Luis Enrique.

La RFEF no quiere pisar más barro del obligado por tener a Rubiales de presidente. Callaron con las vacunas por no molestar al Gobierno de Pedro Sánchez. Y Luis Enrique se quejó con la boca pequeña del estado del césped por no incomodar a la UEFA. Pero se quejó porque los jugadores así se lo hicieron saber en el descanso. Césped alto, seco, con algunas calvas… La RFEF tenía que haber hecho bueno el factor campo cuidando el terreno de juego. La UEFA tampoco lo supervisó y los árbitros ni se molestaron. No es excusa, pero si hasta el corte y la humedad tienen un reglamento, por algo será. La Cartuja era un erial abandonado hasta que la Junta y Rubiales vieron claro el negocio de jugar en un estadio obsoleto con pista de atletismo incluida. Nadie quiso pelear la candidatura de Bilbao por no perder los votos del independentismo y, de paso, borrar el legado de Villar.
Al menos, Felipe VI no vio a España doblar la rodilla. No hubiera sido propio de Luis Enrique sucumbir a ese gesto y ensuciar el fútbol con política barata. Hay otras formas de luchar contra el racismo. Tampoco la dobló ante Suecia. Mal se tiene que dar ante Polonia y Eslovaquia para no pasar entre las dos primeras o como mejor tercera. Lo importante será ver cómo crece el fútbol de Luis Enrique y las alternativas que ofrece.

La perspectiva dice que estos 24 jugadores se están poniendo a prueba en esta Eurocopa para dar el salto el Mundial de Qatar el año que viene. Muy largo lo fía Luis Enrique. España no puede tener mentalidad de club porque su rendimiento se pone a prueba en torneos cortos.