La Asociación Económica Integral Regional (RCEP) se firmó virtualmente el domingo 15 de noviembre, al margen de la cumbre anual de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)

¿Ayudará la RCEP a impulsar la recuperación ante la COVID-19 en Asia?

AAP IMAGE/LUKAS COCH - Los líderes de la ASEAN para una foto de grupo virtual después de firmar la Asociación Económica Regional Integral (RCEP) durante una ceremonia de firma virtual en la Casa del Parlamento en Canberra, el domingo 15 de noviembre de 2020

Como señaló OBG en julio, la firma de la RCEP representa un importante voto de confianza en el multilateralismo. Como culminación de un proceso de negociación que ha durado ocho años, se establece la creación del bloque comercial más grande del mundo.

Los firmantes del acuerdo, es decir, los 10 miembros de la ASEAN más China, Australia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur, conforman el 30% de la población mundial y un poco menos del 30% de su PIB. 

El acuerdo de 510 páginas debería dar un impulso sustancial al comercio en la región, reduciendo los aranceles, normalizando los procedimientos aduaneros y mejorando la armonía normativa entre sus miembros. Sus 20 capítulos abarcan temas que van desde los procedimientos digitales hasta los servicios financieros y las normas de propiedad intelectual. 

"Se espera que la RCEP impulse las cadenas de valor de la región y contribuya al desarrollo de todas las economías participantes", declaró a principios de este año a OBG Doan Duy Khuong, presidente del Consejo Asesor Empresarial de la ASEAN para 2020. 

Concebida para reforzar la cooperación regional y ampliar el acceso a los mercados, la RCEP constituye un rechazo de la tendencia proteccionista que se ha observado en todo el mundo en los últimos años, sobre todo en la guerra comercial entre los Estados Unidos y China.

Si bien algunos países menos desarrollados aún deben ponerse al día -por ejemplo, Camboya y Laos han recibido varios años para mejorar sus regímenes aduaneros-, el acuerdo ha sido acogido en gran medida como un beneficio económico para sus miembros, ya que el Instituto Peterson de Economía Internacional, con sede en los Estados Unidos, estima que podría aportar un 0,2% a sus respectivas economías para 2030. 

Se espera que el acuerdo entre en vigor en un plazo de dos años, tras su ratificación por los países miembros. 

La RCEP, la COVID-19 y China +1 

También se espera que las disposiciones del acuerdo permitan a los signatarios combatir más eficazmente los efectos de la COVID-19, tanto individualmente como en bloque. 

"Reconocemos que el Acuerdo de la RCEP es crucial en la respuesta de la región a la COVID-19 y desempeñará un papel importante en la creación de resiliencia regional mediante un proceso de recuperación económica inclusiva y sostenible tras la pandemia", dice la Declaración de los dirigentes conjuntos, publicada con ocasión de la firma.

Un elemento clave está relacionado con las cadenas de suministro: estas se vieron gravemente afectadas por la pandemia, lo que llevó a los países de todo el mundo a reconocer las ventajas de un enfoque más diversificado. En consonancia con ello, muchas empresas y entidades gubernamentales que antes dependían principalmente de China han adoptado una estrategia de "China +1", fortaleciendo la capacidad nacional y estableciendo líneas de fábrica o identificando proveedores en otros países, sin dejar de mantener los intereses en China. 

La RCEP podría facilitar aún más este cambio facilitando el establecimiento de una base de producción en un Estado miembro de la ASEAN y la exportación a los otros 14 miembros del nuevo bloque comercial.  

Al mismo tiempo, incentiva a los países a hacer frente a las barreras a la inversión preexistentes para mejorar así su competitividad. Indonesia, por ejemplo, ratificó recientemente su proyecto de ley general sobre la creación de empleo. El objetivo es reducir los trámites burocráticos y mejorar la facilidad de hacer negocios, lo que podría abrir la puerta a las multinacionales, que en el pasado optaron por países con una legislación laboral más flexible.

Del mismo modo, Myanmar podría aprovechar el proyecto de ley para aumentar su tejido industrial.  

"La economía de Myanmar es muy joven; se basa en la agricultura y el sector manufacturero en general es incipiente. Los fabricantes locales, regionales e incluso mundiales que quieren estar activos en el mercado de la ASEAN están aprovechando las oportunidades en Myanmar: un menor gasto base, una creciente infraestructura y un gobierno receptivo que está tratando de fortalecer y diversificar su economía", dijo Peter Crowhurst, CEO de la Cámara de Comercio Británica de Myanmar, a OBG. 

"Con el nuevo Gobierno de Myanmar, bajo la dirección de Daw Aung San Su Kyi, ahora es el momento de construir y fortalecer las capacidades de los respectivos ministerios para apoyar la aplicación efectiva y equilibrada de la RCEP", añadió. 

El presidente de China, Xi Jinping, también secretario general del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), habla durante la quinta sesión plenaria del 19º Comité Central del PCCh en Pekín, el 29 de octubre de 2020
Impulso de la economía digital 

Entretanto, Mohamed Azmin Ali, ministro principal de Comercio Internacional e Industria de Malasia, expuso recientemente a los medios de comunicación locales los beneficios que el acuerdo aportará al país. 

Destacó la importancia de un capítulo destinado específicamente a facilitar el suministro de inversiones y apoyo técnico a las pequeñas y medianas empresas.

El ministro también señaló que el acuerdo apoyará el floreciente campo del comercio digital: "Los proveedores de servicios, incluido el comercio electrónico, podrán disfrutar de un mayor acceso al mercado en términos de suministro transfronterizo y del establecimiento de presencia comercial en los mercados de la RCEP". 

Como ha documentado ampliamente la OBG, la COVID-19 ha impulsado una expansión exponencial del comercio electrónico y otras industrias digitales en todo el Asia suroriental. 

Muchas de las mayores superaplicaciones del mundo -plataformas en línea o móviles que combinan múltiples servicios en una sola aplicación- tienen su sede en los países del tratado RCEP, entre ellas las plataformas chinas WeChat y Alipay, la japonesa Line, la surcoreana Kakao Talk, la indonesia Gojek y la de Singapur Grab. 

Espoleados por la pandemia, muchos proveedores digitales están tratando de ampliar su huella en la región entrando en nuevos mercados, un proceso que debería ser facilitado por la RCEP. 

En definitiva, el acuerdo debería generar un considerable optimismo en Asia: tanto en lo que respecta a las esperanzas de una pronta recuperación frente a la COVID-19 como en lo que respecta a la vuelta a un sistema de comercio internacional más abierto que ofrezca beneficios mutuos a sus participantes.  

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