Marruecos agranda su liderazgo respecto al resto del Magreb

Los últimos informes muestran un crecimiento económico que le pone varios peldaños por encima del resto de países de la región
Aziz Akhannouch - PHOTO/GUILLERMO LÓPEZ
PHOTO/FILE - Aziz Akhannouch

Marruecos vive un momento dulce. A su cada vez más reforzada postura en términos políticos respecto a la carpeta del Sáhara, se suma un crecimiento económico que abre cada vez más la brecha en comparación al resto de países de la región del Magreb. Con el aumento de la demanda interna como principal impulsor, los datos económicos reflejan un importante crecimiento respecto a años anteriores, especialmente en el sector primario.

  1. La demanda interna impulsa la economía marroquí
  2. Una reconciliación con muchos beneficios
  3. Cooperación económica, pero no a cualquier precio

La demanda interna impulsa la economía marroquí

El Alto Comisionado de Planificación (HCP, por sus siglas en francés) informó de una tasa de crecimiento del 8,1% de la demanda interna en el cuarto trimestre del año pasado. Se trata de un muy buen indicador para la economía de Marruecos, sobre todo teniendo en cuenta que, en el mismo período de 2022, la demanda interna no es que creciese menos, es que cayó un 1,6%.

La contribución de este aumento en la demanda al crecimiento económico nacional es de 9,4 puntos, según el HCP. Este se suma a una de las mejores noticias en el sector financiero, como es la del aumento de la inversión bruta respecto al año anterior. A finales de 2023, ascendió casi un 20%, un gran dato comparado con la caída que tuvo a finales del 2022, en la que descendió un 4,1%. De hecho, ha contribuido al crecimiento de la economía a nivel nacional en 6,6 puntos.

Una reconciliación con muchos beneficios

La evolución de las economías de Marruecos y Francia ha sido muy dispar, lo que ha llevado a que ahora sea Rabat quien atraiga las miradas del Elíseo. Tras un período complicado en el terreno diplomático, franceses y marroquíes parecen dispuestos a dejar atrás las diferencias para volver a convertirse en los mejores socios que una vez fueron. Y para ello es Francia quien busca en Marruecos el apoyo del líder regional.

El ministro francés de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, y el jefe de la diplomacia marroquí, Nasser Bourita - PHOTO/@Marocdiplo_EN
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Stéphane Séjourné, y el jefe de la diplomacia marroquí, Nasser Bourita - PHOTO/@Marocdiplo_EN

El reino alauí, por su parte, tiende la mano a París. Saben que la asociación con el país presidido por Emmanuel Macron puede ser muy beneficiosa, a pesar de que los datos dejan claro que Marruecos ha superado con creces cualquier atisbo de dependencia de los galos. Desde Francia están ampliando sus esfuerzos por mejorar las relaciones, como evidencia la serie de viajes que planea el Gobierno francés de varios de sus ministros.

El primero fue el ministro de Comercio Exterior francés, Franck Riester, quien mantuvo una reunión con Ryad Mezzour, ministro de Industria y Comercio de Marruecos. Fue el propio Mezzour quien dijo que esta reunión se enmarca en una estrategia de análisis del “proceso comercial para los empresarios marroquíes y franceses y facilitar el acceso de los productos mutuos o específicos de ambos países a los mercados europeos, africanos y mundiales”.

Riester, por su parte, también recalcó la necesidad de establecer una sociedad sólida entre ambos países para poder hacer frente a los retos comunes como “la transición económica, la descarbonización, la movilidad y la transición digital”. Sin embargo, Francia, que es el principal interesado en recuperar su amistad con quien marca el paso en el norte de África, debe dar el paso que Rabat lleva tiempo ansiando, el apoyo a la propuesta para la autonomía saharaui bajo soberanía marroquí.

Cooperación económica, pero no a cualquier precio

Marruecos se encuentra en una situación de poder. Sabe que su crecimiento está atrayendo muchas miradas, que cada vez son más países los que tienen a Rabat en su lista de deseables para alcanzar acuerdos y, precisamente por eso, Francia debe poner de su parte para recuperar el terreno que ellos mismos perdieron con crisis como la de los visados.

Y en París saben cuál es el siguiente paso. Si quieren convertirse – o volver a ser – el socio más cercano de Marruecos, el Sáhara es un tema ineludible. Y en ese sentido, aparece una figura clave, la del embajador francés en Rabat, Christophe Lecourtier. Es él mismo quien está haciendo presión a su Gobierno para apoyar la propuesta marroquí, ya que, dice, “todos en París conocen y entienden la naturaleza fundamental del Reino, ayer, hoy y mañana”. Y la naturaleza de Marruecos pasa, como ya han evidenciado aliados como Estados Unidos, España, Alemania o Israel, por el reconocimiento de la marroquinidad del Sáhara.