1. La crisis democrática
Está ampliamente aceptado que la democracia está en peligro en todo el mundo. Existe un aumento continuo del número de ciudadanos que dudan de que la democracia funcione para ellos, o de que funcione correctamente. Muchos relacionan esta crisis de la democracia con la digitalización de las sociedades. Estas nuevas tecnologías debilitan aspectos fundamentales de la democracia y la representación democrática a través de desafíos externos e internos. Los desafíos externos están representados por la vulnerabilidad de las instituciones democráticas a la interferencia de actores extranjeros, como la desinformación y los ciberataques. Los desafíos internos están representados por las amenazas que socavan los procesos democráticos, como la vigilancia digital masiva o la concentración de poder entre un pequeño número de empresas tecnológicas dominantes. Aunque el siglo XXI se conoce como la Era de la Información, las tecnologías digitales han debilitado en general la democracia.
Esto puede explicar por qué hay una caída global en el nivel de confianza en los gobiernos democráticos (Edelman, 2022). Carlos Scartascini, economista jefe del Departamento de Investigación del Banco Interamericano de Desarrollo, escribe que la desconfianza en el sector público es un impedimento para el buen funcionamiento de la democracia y para el crecimiento inclusivo, ya que impide que la gente exija mejores políticas y servicios públicos (Scartascini, 2021). Cree que la gente se encargará de su propia seguridad, educación y salud en lugar de pagar impuestos y exigir bienes públicos de calidad. Para restablecer la confianza, Scartascini considera esencial proporcionar información de calidad y transparencia. Los ciudadanos no confían en su Gobierno cuando no están informados de lo que éste hace por ellos, y cuando no pueden pedir cuentas al Gobierno.
Además, la gente confía cada vez menos en Internet y en las BigTechs, lo que está debilitando los ecosistemas digitales y la economía digital.
2. La pandemia de la COVID-19
Además, la pandemia de la COVID-19 ha demostrado, tanto a los gobiernos como a los ciudadanos, cómo los servicios electrónicos pueden hacer que los países sean más resistentes a las crisis exógenas. Un estudio realizado por Bhaskar Chakravorti, Ravi Shankar Chaturvedi, Christina Filipovic y Griffin Brewer trazó un mapa de las puntuaciones de la Evolución Digital de los países frente a su porcentaje de disminución del crecimiento del PIB del segundo trimestre de 2019 al segundo trimestre de 2020 (ajustado por la inflación). El análisis mostró que el nivel de evolución digital ayudó a explicar al menos el 20% de la resistencia económica de un país frente al impacto económico de la pandemia (Chakravorti, Bhalla y Shankar Chaturvedi, 2020).
1. La recuperación de la crisis del 2008
Cinco años después del colapso económico de 2008, el Gobierno español publicó La Agenda Digital para España. Una estrategia relativa a la digitalización de la administración pública, que era paralela a un enfoque europeo más amplio (Luengo y García Marín, 2010). El objetivo principal de la estrategia era la creación de empleo y el crecimiento económico mediante la adopción de tecnologías digitales.
2. La pandemia de la COVID-19
Como piedra angular de la recuperación económica, España ha articulado diferentes estrategias y hojas de ruta hacia la digitalización como la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial, España Digital 2025 o el Plan Nacional de Capacitación Digital. Sin embargo, todos estos planes son estrategias orientadas a la economía.
3. Estado actual de la digitalización
El gráfico de Evolución Digital, realizado por Chakravorti, Bhalla y Shankar Chaturvedi en 2020, sitúa a España en la parte más baja de la zona de "Stall Out". Los autores explican que los países que caen en esta categoría tienen economías con ecosistemas digitales maduros, pero que muestran menos impulso para seguir avanzando.
España necesita poner en marcha una estrategia que afecte al propio núcleo político y democrático. Esto significa que el Gobierno tiene que diseñar un modelo de gobernanza e institucional que amplíe el papel y la contribución de las tecnologías digitales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la digitalización del Estado no es un proceso de un solo ejercicio o una sola estrategia. El proceso implica múltiples fases de desarrollo. Para ello, España debe aprender de las ideas y lecciones de buenas prácticas de los países que ya han pasado por un proceso de digitalización.
Un caso interesante es el de Estonia. El país báltico, que se encuentra en la zona "Stand Out", es considerado un modelo a seguir en la digitalización de sus servicios gubernamentales y en la garantía de que el ecosistema digital respeta la privacidad de los estonios. A través de la digitalización del Estado, Estonia, un país con recursos naturales y población muy limitados, ha conseguido convertirse en una economía muy atractiva, siendo el nido de start-ups globales como Skype, Bolt o TransferWise. De hecho, el país cuenta con el mayor número de start-ups per cápita del mundo y con un sector de alta tecnología que representa alrededor del 15% de su PIB (Schnurer, 2015).

Las piedras angulares de la digitalización en Estonia
El primer paso en el proceso de transición digital de Estonia fue el establecimiento de una identidad digital, también denominada sistema de identidad electrónica (eID) y un sistema de almacenamiento de datos llamado X-Road.
El sistema eID se puso en marcha en 2002 en un esfuerzo coordinado por la Oficina del primer ministro y el Ministerio de Asuntos Económicos y Comunicaciones. Consiste en una tarjeta de identidad digital protegida criptográficamente, alimentada por una infraestructura similar a la de la cadena de bloques (Shen, 2016). La tarjeta digital permite a los estonios acceder a todos los servicios públicos, servicios financieros, pagar impuestos, votar y proporcionar firmas digitales.
Para proteger la arquitectura nacional de datos y garantizar la resiliencia frente a las ciberamenazas, el Gobierno estonio decidió sabiamente no almacenar los datos de forma centralizada. El Gobierno estableció una plataforma de datos llamada X-Road, que enlaza los servidores individuales a través de vías cifradas de extremo a extremo, dejando que la información viva localmente (Heller, 2017). X-Road también filtra la información disponible, por ejemplo, un médico puede acceder al historial médico de un paciente, pero no a su situación financiera. Además, los ciudadanos deben dar permiso para que su información sea revelada a cualquiera. La infraestructura de blockchain hace que cualquier anomalía o incumplimiento deje un rastro, independientemente de la fuente. Cubrir las huellas también deja un rastro.
Además, Estonia instaló copias de seguridad de sus sistemas en Luxemburgo para salvaguardar los sistemas de información y las bases de datos críticas. Lo llamaron "embajada de datos", ya que se basa en el mismo cuerpo de derecho internacional que una embajada física. El objetivo es garantizar la ininterrupción de las actividades del Estado, funcionando incluso si el país se ve comprometido, ya sea digital o físicamente.
Algunos ejemplos de servicios electrónicos que se han creado tras el establecimiento del eID son: la sanidad electrónica, el voto electrónico, la junta de impuestos electrónica, el comercio electrónico, la banca electrónica, el billete electrónico, la escuela electrónica, la universidad a través de Internet, la academia de gobernanza electrónica, así como el lanzamiento de varias aplicaciones móviles.
A través de este sistema, Estonia ha logrado cinco objetivos:
- Restablecer la confianza en Internet
- Restaurar la confianza en el Estado y en la democracia
- Revitalizar la economía
- Reducir la brecha digital, sin crear nuevas brechas
- Ciberresistencia
- Eficiencia en el ahorro de costes
1. Restablecer la confianza en Internet
El sistema digital estonio ha hecho que los ciudadanos puedan entrar en los entornos de Internet de forma fiable y segura. El eID se utiliza como forma de verificar la identidad de una persona cuando se conecta a un entorno electrónico. De este modo, se han reducido el phishing, las estafas y los comentarios anónimos no moderados en Internet que han llevado a la desinformación y la polarización. En realidad, Estonia ocupa el segundo lugar a nivel mundial en libertad de Internet (Índice de Freedom House, 2019).
2. Restaurar la confianza en el Estado y en la democracia
Para empezar, el proyecto e-Estonia otorga el control de los datos personales a cada ciudadano, que tiene el poder de decidir qué entidades privadas pueden acceder a su información y cuándo. También son conscientes de los datos que el Gobierno recoge de ellos. El hecho de que los ciudadanos puedan acceder a sus datos personales de forma transparente y segura elimina la preocupación por la privacidad y la desconfianza institucional.
Limita las violaciones de la privacidad al restringir la cantidad de datos compartidos en las transacciones en línea. Por ejemplo, al comprar productos en línea, los estonios no tienen que facilitar su fecha de nacimiento completa para verificar un determinado límite de edad, ya que la identidad digital confirma que el usuario cumple las condiciones de compra. El sistema también permite acceder a servicios del sector privado, en lugar de hacerlo a través del correo electrónico o las redes sociales, lo que proporciona una mayor protección contra el seguimiento en línea para la publicidad y el sesgo de los algoritmos.
Por último, hay una gran transparencia. Los ciudadanos pueden acceder fácilmente a todos los datos gubernamentales y burocráticos. Pero también el Gobierno tiene mayores herramientas para luchar contra la corrupción, ya que cada transacción comercial o inversión es capturada y se convierte en información pública consultable.

3. Revitalizar la economía
El Gobierno de Estonia informó en 2020 de que la transición digital ha permitido al país ocupar el primer puesto en actividad emprendedora según el Foro Económico Mundial en 2017, el primer puesto en facilidad de creación de empresas según Index Venture en 2018, y el primer puesto entre los países de la UE en el índice de economía y sociedad digital de la Comisión Europea en 2020 (Gobierno de Estonia, 2020).
La facilidad y la seguridad de la burocracia en línea del país báltico han permitido la rápida creación de empresas y han alimentado a los consumidores activos y comprometidos, lo que ha dado lugar a unos ecosistemas digitales muy dinámicos y a la generación de enormes cantidades de datos.
4. Eficiencia en el ahorro de costes
El sistema e-Estonia se basa en lo que el Gobierno llama una política de "sólo una vez", que implica que una persona sólo tiene que dar sus datos a una institución estatal una vez. La recogida de datos personales duplicados está prohibida. Por ejemplo, si una persona necesita hacer una solicitud de préstamo, puede extraer sus datos (ingresos, deudas, ahorros) de la información ya existente en el sistema nacional de datos. Este método ahorra tiempo y recursos tanto a la administración como a los ciudadanos. Al parecer, los procesos de digitalización supuestamente ahorran al Estado el 2% de su P.D.G. al año en salarios y gastos (Heller, 2017).
5. Resiliencia cibernética
El sistema garantiza la resiliencia de los datos ya que asegura que todos los datos públicos son indestructibles y que no pueden ser inaccesibles. Además, también garantiza la integridad de los datos ya que la información no puede ser alterada ilícitamente. Este hecho ha convertido a Tallin en un centro de ciberdefensa y se considera el país más avanzado de Europa en este campo. Por ello, la OTAN tiene su sede de protección de redes en la capital del país.
El sistema estonio es difícil de replicar en un país como España, por varias razones. Estonia tiene 1,3 millones de habitantes, mientras que España tiene 47,35 millones. El país báltico tiene un sistema muy centralizado, mientras que España tiene una organización territorial de tipo federal.
Además, Bhaskar Chakravorti, Ajay Bhalla y Ravi Shankar Chaturvedi sostienen que las economías como la española, una vez que alcanzan un mayor nivel de evolución digital, se enfrentan a la disyuntiva de continuar con la expansión digital y establecer instituciones que prioricen la inclusión digital. Es más difícil para las economías de gran complejidad equilibrar la innovación con la burocracia necesaria para regular responsablemente esa innovación (Chakravorti, Bhalla y Shankar Chaturvedi, 2020). Sin embargo, a las economías más pequeñas, como la de Estonia, les resulta más fácil mantener su ventaja innovadora al tiempo que ofrecen una transformación digital inclusiva.
Conclusión
Las tecnologías digitales deben utilizarse para mejorar la democracia y aumentar la confianza de los ciudadanos en sus gobiernos. Aunque Estonia y España son países muy diferentes en términos de territorio, población y administración, España puede aprender del proceso de digitalización del país báltico y adaptarlo a su propia realidad nacional.
España debe adoptar un enfoque proactivo de la tecnología y utilizarla para restaurar la confianza en sus instituciones democráticas. El Gobierno español debe hacer de la confianza un objetivo de política pública de su estrategia de digitalización y no sólo un posible subproducto. Ilves y Schroeder, en su documento Unlocking Digital Governance, sostienen que "la gobernanza digital sólo funciona, sin embargo, si se ha establecido la confianza entre el Gobierno y el ciudadano. La creación de esta confianza y el aprovechamiento de los beneficios de la gobernanza digital requieren dos intervenciones políticas fundamentales: identidades digitales seguras para los ciudadanos y arquitecturas de datos resistentes para los gobiernos".
- Edelman (2022) 2022 Edelman Trust Barometer. Retrieved March 18, 2022, from https://www.edelman.com/trust/2022-trust-barometer
- Scartascini, C. (2021) Trust - the key to social cohesion and growth in Latin America and the Caribbean. Inter-American Development Bank
- Chakravorti, B., Bhalla, A and Shankar Chaturvedi, R. (2020) ‘Which Economies Showed the Most Digital Progress in 2020?’ Harvard Business Review [online] Available at: https://hbr.org/2020/12/which-economies-showed-the-most-digital-progress-in-2020?ab=hero-subleft-3 (Accessed: 15 November 2016)
- Luengo, O and García Marín, J (2019) ‘Digitalization and Political Science In Spain’ in Kneuer, M. and Milner, H (eds.) Political Science and Digitalization – Global Perspectives. Berlin: Verlag Barbara Budrich, pp. 197-212
- Schnurer, E. (2015) ‘E-Stonia and the Future of the Cyberstate’. Foreign Affairs [online] Available at: https://www.foreignaffairs.com/articles/liechtenstein/2015-01-28/e-stonia-and-future-cyberstate
- World Economic Forum (2014) Future of Government Smart Toolbox. The World Economic Forum [online] Available at: WEF_GAC_FutureGovernment_SmartToolbox_Report_2014.pdf (weforum.org)
- Shen, J. (2016) e-Estonia: the power and potential of digital identity. Thomson Reuters [online] Available at: https://www.thomsonreuters.om/en-us/posts/news-and-media/e-estonia-power-potential-digital-identity/
- Heller, N. (2017) Estonia, the Digital Republic. The New Yoker[online] Available at: Estonia, the Digital Republic | The New Yorker
- E-Estonia Briefing Centre Solutions - e-Estonia
- E-Estonia Briefing Centre (2017) A digital success story: the cornerstone of e-Estonia celebrates its jubilee. E-Estonia Briefing Centre [online] Available at: A digital success story: the cornerstone of e-Estonia celebrates its jubilee - e-Estonia
- Government of Estonia (2020) “E-Estonia Facts,” e-Estonia, [online] Available at: https://e-estonia.com/wp-content/uploads/e-estonia-facts-210820.pdf.
- Ilves, T., Hurd, W., & Schroeder, C. (2020). UNLOCKING DIGITAL GOVERNANCE. In K. Kornbluh & S. duPont (Eds.), #Tech2021: Ideas for Digital Democracy (pp. 10–11). German Marshall Fund of the United States. Available at: http://www.jstor.org/stable/resrep28474.6