Argelia: unas elecciones para el espectáculo

El martes 3 de septiembre se bajó el telón de una campaña electoral aburrida y poco atractiva. En todos los rincones del país, los argelinos se sentían completamente indiferentes ante unas elecciones en las que no había nada en juego ni la menor esperanza de cambio. La suerte estaba echada en cuanto se anunció que las elecciones presidenciales se adelantarían al 7 de septiembre en lugar del 12 de diciembre. Es más, nadie entiende todavía por qué se ha adelantado tres meses la fecha de las elecciones.
Es cierto que el pasado mes de abril hubo un importante movimiento clandestino dirigido por el general Djebbar Mehenna, jefe de la Seguridad Exterior, para destituir a Abdelmadjid Tebboune. El plan fue revelado a plena luz del día por el coronel Boualem Bennacer, antiguo cónsul argelino en Alicante (España). Esto ocurrió durante el juicio del coronel Tarik Amirat, antiguo jefe de la oficina de los servicios secretos argelinos en París. Llamado como testigo el 11 de febrero de 2024 ante el tribunal militar de Blida, el coronel Bennacer sorprendió a todos al esbozar el complot para destituir a Tebboune ante un auditorio atónito. Petrificado, el presidente del tribunal militar de Blida aplazó rápidamente la audiencia para una fecha posterior.
Se esperaba que el presidente Tebboune reaccionara ante estas graves revelaciones. Nada se produjo al respecto. El inquilino del palacio presidencial de El-Mouradia se hace el muerto. Seguirá haciéndose el muerto cuando el jefe de la Policía Nacional, Bencheikh Farid, ponga ante sus ojos un expediente completo del complot dirigido contra él y su jefe de gabinete Boualem Boualem.

El coronel Bennacer y el jefe de Policía Farid Bencheikh pagaron el precio más alto por su lealtad. El antiguo cónsul de Argelia en Alicante fue detenido, torturado y encarcelado hasta el día de hoy. Su hermano Nacer, comisario de Policía, le acompañó a la cárcel sin motivo alguno. No sin haber pasado por las celdas de tortura de la Dirección General de Seguridad Interior.
En cuanto al jefe de la Policía Nacional, fue destituido de su cargo y pasó unos días en los locales de la DGSI antes de ser puesto en libertad por razones que aún están por verificar.
En todo este asunto, Tebboune salió victorioso sin dejar ni una sola pluma en el sombrero. Los conspiradores también salieron indemnes. Y el plan de los que toman las decisiones en la sombra se llevará a cabo al pie de la letra.

Están eligiendo a dedo a los candidatos que competirán con el candidato presidencial que le sucederá. Dos desconocidos, sin sustancia ni talla. Harán campaña según sus instrucciones. Ni la más mínima crítica a Tebboune, elevado a la categoría de Dios intocable. Ni la más mínima referencia a su historial o a sus flagrantes infracciones de la ley.
Tebboune, por el contrario, se presenta sin programa electoral, violando alegremente la ley electoral, que le exige presentar un certificado médico de buena salud y una declaración de bienes. No presentará nada. Tiene la bendición de los que toman las decisiones entre bastidores. Es más que suficiente. Sus enormes meteduras de pata, que le convertirán en el hazmerreír del mundo, son ignoradas por una prensa que recibe órdenes suyas y por unos competidores que también las reciben.
Alegando haber luchado contra el clan de Bouteflika, a Tebboune no se le recuerda que es el único ministro de la Argelia independiente que ha recibido la más alta condecoración, la Orden del Mérito Nacional, que le concedió el difunto presidente Bouteflika. Tebboune recibió esta distinción por haber donado un terreno de 1.000 m² en el barrio más exclusivo de Argel. Tebboune, que era entonces ministro de Vivienda, realizó una auténtica proeza. Era casi imposible encontrar un solo metro cuadrado en una zona infestada por los grandes magnates del régimen.

Nadie recordará tampoco a Tebboune las imágenes en las que se le ve arrastrándose a cuatro patas ante Bouteflika para saludar al jeque de una zaouia de Adrar, en el sur del país. Y nadie podría recordar a Tebboune cómo fue increpado en público y ante las cámaras de televisión por el ex primer ministro Abdelmalek Sellal. ¡Cuántas hazañas del antiguo combatiente contra el clan Bouteflika!
Entre las meteduras de pata más memorables de la campaña figuran su pomposa declaración en Orán de que “Argelia es la 3ª economía del mundo”. O la de Constantina, cuando pidió a Egipto “que abra las fronteras con Gaza, el Ejército argelino está preparado, y el mundo verá lo que somos capaces de hacer”. Estas y muchas otras declaraciones similares merecen un lugar en el Libro Guinness de la Insensatez.
Abdelmadjid Tebboune no debe preocuparse por lo que el electorado pueda pensar de él. Su segundo mandato está asegurado y la votación del 7 de septiembre no es más que una formalidad. A lo sumo, los responsables desearían una participación superior a la de 2019, apenas un 36% incluyendo el relleno de las urnas. De lo contrario, el régimen argelino seguirá tranquilamente y pase lo que pase.