Argelia pone en marcha sus planes para tener salida al Atlántico

La semana pasada, el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, viajó a Tinduf como parte de “una visita de trabajo y de inspección”, con el objetivo de inaugurar e inspeccionar “varios proyectos de desarrollo fundamentales”, tal y como informaron medios argelinos. Este viaje se produce en medio de la campaña electoral presidencial argelina, así como de otros relevantes acontecimientos en la región. La visita de Tebboune a Tinduf coincide también con el renovado éxito de Marruecos por reafirmar su soberanía sobre sus regiones del sur.
Los logros de la diplomacia de Rabat han empujado al régimen argelino a un aislamiento sin precedentes, frustrando de esta forma sus ambiciones expansionistas hacia la costa atlántica a través del sur de Marruecos.
Durante su visita a Tinduf, Tebboune destacó que Argelia “recuperó su fuerza y su posición fundamental y pionera a nivel regional e internacional gracias al Ejército Nacional Popular y a la lealtad de sus hombres”. Aseguró que el estado de Tinduf se convertirá en un verdadero centro en materia industrial, subrayando en este sentido la mina de Ghar Jbeilat y el ferrocarril, dos proyectos que consideró “vitales” y que contribuirán a eliminar el desempleo y a garantizar puestos de trabajo en beneficio de los jóvenes de la región.
Tinduf se ubica a 1.750 km de la capital del país. Está cerca de las fronteras de Mauritania y de Marruecos, por lo que tiene una gran importancia estratégica e incluye bases militares argelinas. Igualmente, desde 1975 alberga campos de refugiados saharauis y, en enero de 1976, el Frente Polisario anunció desde esos campos el establecimiento de la llamada “República Árabe Saharaui Democrática” con control directo y apoyo del régimen argelino.
Además, la zona destaca por su riqueza natural, sus recursos subterráneos, sus suelos y sus minas ricas en uranio, oro, gas, hierro y fosfatos, según recuerda Al-Arab. En este sentido, un estudio publicado por el Centro de Investigación Americano en 2019 reveló que la riqueza del desierto argelino supera el valor de 26 billones de dólares, una riqueza que no ha sido explotada ni invertida.

No obstante, a pesar de esta riqueza, Argelia es “un país rico habitado por gente pobre”, tal y como lo define Al-Arab. Esto se debe también a las políticas adoptadas y a la corrupción, además de la fuerte inversión del Estado en armamentos. Un análisis publicado por el sitio web "WorldCrunch" el pasado mes de junio afirmaba que la enorme riqueza de recursos naturales de Argelia "ya no es suficiente para ocultar a sus vecinos del Magreb el atraso de la economía del país, y es probable que se enfrente “a graves dificultades en 2028”.
En lugar de centrarse en estos recursos, el régimen argelino se ha enfocado en desarrollar un proyecto de carretera valorado en 600 millones de euros que une Tinduf y la ciudad mauritana de Zouerate, extendiéndose a lo largo de una distancia de 775 kilómetros. Según analistas citados por Al-Arab, este plan demuestra “la desesperación por romper el muro de Marruecos”.
Está previsto que la carretera Tinduf-Zouérat sea la primera etapa hacia la costa atlántica a través del territorio mauritano, ya sea mediante una nueva carretera para vehículos o apoyándose en el ferrocarril que une Zouerate y la ciudad costera de Nouadhibou en una distancia de aproximadamente 650 km.

Según Al-Arab, la circulación por el accidentado terreno de la carretera Tindouf-Zouérat requiere intensos esfuerzos de seguridad por parte de Argelia y Mauritania debido a la actividad de grupos terroristas y armados que trafican con armas y drogas.
Desde Argel esperan que los puertos mauritanos puedan brindar la oportunidad de mejorar los intercambios comerciales con los países sudamericanos y exportar sus materiales mineros explotados en la mina de Ghar Jbeilat, con unas reservas valoradas en 3.500 millones de toneladas de mineral de hierro. Actualmente dicha mina se explota en cooperación con empresas chinas.
Durante décadas, el régimen argelino ha vinculado los proyectos de desarrollo en las regiones del suroeste del país con sus ambiciones expansionistas a expensas de la soberanía de Marruecos sobre su desierto. Desde mediados de los años setenta del siglo pasado los líderes de Argelia han luchado por abrir una salida en la costa atlántica para perpetuar “la tendencia de expansión y dominación”, escribe Al-Arab.

Un documento de la CIA de diciembre de 1977, desclasificado en noviembre de 2012, afirmaba que el expresidente argelino Houari Boumediene utilizó como pretexto al pueblo saharaui en su autodeterminación para justificar su adopción de las tesis del Frente Polisario y apoyarlo con dinero y armas, intentando ocultar así que su principal objetivo es debilitar a Marruecos, tomar la iniciativa en la región del Magreb y llegar al Océano Atlántico.
El documento añade también que “aunque la razón aparente de Argelia para apoyar al Polisario es el principio de autodeterminación, es su competencia histórica con Marruecos por la hegemonía en el noroeste de África su principal motivación”.
“El objetivo de Argelia en el conflicto es establecer una república saharaui independiente, sobre la cual tendrá una influencia dominante”, explica el documento. Esto privaría a Marruecos de los importantes recursos económicos de la región y obstaculizaría los esfuerzos marroquíes para restringir el futuro acceso de Argelia al Océano Atlántico.

La distancia más cercana entre Argelia y el océano es la que une Umm Al-Ashar, en el estado de Tinduf, y la costa atlántica del territorio marroquí, que es de 165 kilómetros, seguida de la distancia entre la propia ciudad de Tinduf y el Atlántico, que es 275 km, por terrenos llanos y desérticos sin obstáculos naturales ni terrenos difíciles.
El 13 de noviembre de 2020 se puso fin a las ambiciones del régimen argelino de alcanzar el Atlántico a través del Sáhara. Ese día el Ejército marroquí logró rodear a los grupos afiliados al Polisario y a sus patrullas militares presentes en el cruce de Guerguerat para luego obligarlos a retirarse.
Expertos consultados por Al-Arab consideran que la intervención marroquí en Guerguerat ha dejado claro que cualquier escenario de negociación en el que Argelia obtenga una salida en el océano Atlántico no es posible. “Los generales argelinos que se dieron cuenta de que los marroquíes no están dispuestos a renunciar a sus derechos históricos ni a negociar por ellos, cualesquiera que sean las circunstancias”, señalan.

A pesar de ello, en su discurso pronunciado con motivo del aniversario de la Gran Marcha Verde, el rey marroquí Mohamed VI abrió el camino para que los países del Sahel se beneficien de la salida al océano a través de su país. Con la excepción de Mauritania, que ya tiene costa atlántica, países como Malí y Níger podrían beneficiarse de lo que el rey describió como “la puerta de Marruecos a África y su ventana de apertura al espacio americano”.
“Proponemos lanzar una iniciativa a nivel internacional, cuyo objetivo es permitir a los países del Sahel acceder al Océano Atlántico. Sin embargo, el éxito de esta iniciativa sigue dependiendo de la rehabilitación de la infraestructura de los países del Sahel y de trabajar para conectar a las redes de transporte y comunicaciones de su entorno regional”, explicó el monarca.

Mohamed VI añadió que Marruecos “está dispuesto a poner sus infraestructuras, incluidas carreteras, puertos y ferrocarriles, a disposición de estos países hermanos, convencidos de que esta iniciativa constituirá una transformación fundamental en su economía y en toda la región”.