Miles de personas en todo el país se manifiestan contra el régimen, empujadas por la grave situación económica agravada por la pandemia 

Cuba, reflejo de la mayor protesta social desde la Revolución 

photo_camera AFP/EVA MARIE UZCATEGUI - Las manifestaciones comenzaron de forma espontánea por la mañana, mientras el país soporta su peor crisis económica en 30 años.

La voz de lo que estaba pasando en San Antonio de los Baños no tardó en extenderse por toda Cuba. Inusuales gritos de “libertad” y “abajo la dictadura” se pudieron escuchar en La Habana vieja y otros lugares de Cuba, amplificado por las redes sociales, que en los últimos meses han sacudido el panorama político. Esta es la protesta antigubernamental más grande que se registra en la isla desde el llamado “maleconazo”, cuando en agosto de 1994, durante el llamado Periodo Especial, cientos de personas salieron a las calles de la Habana a protestar por la precaria situación económica en vísperas del estallido de la crisis de los balseros. Las protestas culminaron el 6 de agosto, cuando el entonces presidente Fidel Castro se hizo presente en una de las manifestaciones, donde logró que los ánimos se calmaran y la gente se volviese a sus casas. Desde entonces, el evitar otro estallido semejante ha sido una de las principales obsesiones del régimen cubano. 

Miles de cubanos participaron en raras protestas el domingo contra el gobierno comunista, marchando a través de una ciudad coreando "Abajo la dictadura" y "Queremos libertad."  AFP/YAMIL LAGE

Pero en estos últimos años la situación económica en Cuba no ha hecho más que empeorar. El detonante de esta manifestación en la que participaron miles de personas es la grave escasez y las penurias que sufren los habitantes de la isla agravados por los efectos de la pandemia. Las protestas comenzaron en el pequeño poblado habanero de San Antonio de los Baños, una pequeña ciudad de 50.000 habitantes a unos 30 kilómetros de La Habana, donde cientos de personas se echaron a las calles por los largos apagones que sufren y en demanda de ser vacunados, pero pidiendo “libertad” y cambios políticos, protesta que en pocos minutos llegó a Facebook y se difundió en vivo generando convocatorias de más manifestaciones en redes sociales que se extendieron al pueblo oriental de Palma Soriano, en Santiago de Cuba, en Alquízar y en otros lugares al ritmo de la polémica canción Patria y Vida, que se ha convertido en un símbolo de los disconformes con el castrismo. Sin embargo, el Gobierno cubano optó por cortar el acceso a internet, pero para entonces las llamadas ya corrían de boca en boca. La situación en la isla y los datos sobre los lugares en lo que se van desatando manifestaciones y otros sucesos son confusos debido a los constantes cortes del servicio de internet y telefonía móvil, que depende de un monopolio estatal. 

Un hombre es detenido durante una manifestación contra el gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021 AFP/YAMIL LAGE

Todo ello ha coincidido con la consolidación del llamado Movimiento San Isidro, una ola de activismo artístico de corte político que denuncia la persecución de las expresiones artísticas disidentes, ante las que el régimen ha reaccionado con el hostigamiento y, en algunos casos, con la cárcel. El movimiento ha tenido bastante repercusión dentro de la propia Cuba, especialmente entre muchos de sus intelectuales, incluso entre aquellos que no comulgan con sus planteamientos ideológicos, pero defienden que la libertad de expresión es necesaria.

La prueba de lo extendido del malestar está en que en varios de estos lugares los policías se han negado a intervenir en contra de los manifestantes. Esto, paradójicamente, incrementa el riesgo de que la situación se torne violenta: en algunos puntos, el encargo de hacer frente a los manifestantes ha recaído en el grupo de élite de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba (FAR), conocidas como “los boinas negras”, un escuadrón de choque con el que la dictadura suele reprimir por la fuerza a la población desarmada de la isla y que siempre que salen a las calles, su accionar termina en hechos violentos en contra de los ciudadanos indefensos.

Manifestantes contra el gobierno cubano se enfrentan a miembros de los Proud Boys, incluyendo al líder Henry "Enrique" Tarrio  AFP/EVA MARIE UZCATEGUI

Cuba padece una sempiterna crisis económica, agravada por la pandemia, lo que ha provocado una nueva ola de represión de las autoridades. La COVID-19 rompe récords cada día en la isla, donde se han multiplicado exponencialmente los casos positivos y los fallecidos por la pandemia, poniendo a provincias como Matanzas al borde del colapso sanitario con una tasa de más de 1.300 infectados por cada 100.000 habitantes. En el trasfondo de esta situación está el gran descontento popular por la grave crisis que atraviesa el país, con colas infinitas para comprar artículos de primera necesidad y una agudísima situación de escasez de medicamentos, que han generado un fuerte malestar social. Las dificultades económicas también han llevado a las autoridades a aplicar cortes de electricidad de hasta seis horas al día en amplias zonas del país. 

Cuba es el país más pequeño del mundo que desarrolla sus propias vacunas. La isla podría ser el primer país del mundo que podría cubrir todas sus necesidades con vacunas de producción propia. Cuba trabaja en estos momentos en cinco candidatos vacunales contra la COVID-19, todos de nombres patrióticos: La vacuna Abdala muestra una eficacia del 92,28% contra la COVID-19 tras la aplicación de tres dosis y Soberana 02 alcanza el 62% con dos inyecciones. La isla lo ha apostado todo a sus propias vacunas, por esta razón no participó en el mecanismo Covax de la OMS ni las adquirió en el mercado internacional. A pesar de estar sumido en una gran crisis económica y sometido al bloqueo comercial por parte de EE. UU. desde hace décadas, capeó la pandemia en 2020, pero desde que abrió nuevamente la isla al turismo se ha constatado un importante incremento de los casos.

Un hombre es arrestado durante una manifestación contra el gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021 AFP/ ADALBERTO ROQUE

La isla dejó de aceptar "temporalmente" dólares en efectivo, en una medida que es vista por economistas como la más restrictiva impuesta sobre la moneda estadounidense desde que estuvo penalizada durante parte del Gobierno de Fidel Castro. A partir de ahora, los cubanos dentro de la isla tendrán que utilizar otras divisas extranjeras para acceder a los escasos productos básicos que solo se encuentran en unas tiendas que creó el Gobierno hace un tiempo y donde se aceptan únicamente "monedas libremente convertibles" (MLC).Varias de las polémicas tiendas estatales, que venden comida y productos básicos en divisas fueron saqueadas por los manifestantes espontáneos, su apertura causó un gran malestar ciudadano ya que estas tiendas concentran la mayoría de los alimentos y bienes básicos y a la que muchos cubanos no tienen acceso porque no cobran sus salarios en dólares o euros.

Vista del Capitolio de La Habana durante una manifestación contra el gobierno del presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021 AFP/YAMIL LAGE

Reflejo de la preocupación oficial que suscitaron las manifestaciones en medio de los gritos de ¡libertad! y ¡abajo la dictadura!, el recientemente nombrado como sucesor de Raúl Castro al frente del Partido Comunista Cubano, Miguel Díaz-Canel,  fue a la televisión cubana en un programa en vivo en el que conectó con todas las provincias del país y habló de lo que estaba sucediendo. Aseguró que los líderes cubanos habían sido “honestos” con el pueblo sobre la situación, de la que culpó a “las medidas que adoptó la Administración Trump de los Estados Unidos con el objetivo de asfixiar la economía del país, para provocar un estallido masivo y llamar a una intervención humanitaria”, e introdujo un elemento inquietante: “La orden de combate está dada, a la calle los revolucionarios", arengó. Pese a las amenazas del régimen, la gente seguía saliendo a las calles, con un claro mensaje: “Ya no tenemos miedo”.

Coches de policía volcados en la calle en el marco de una manifestación contra el presidente cubano Miguel Díaz-Canel en La Habana, el 11 de julio de 2021 AFP/YAMIL LAGE

El anterior mandatario estadounidense, Donald Trump, revirtió todas las medidas de acercamiento iniciadas por Obama, y redujo las relaciones diplomáticas entre los dos países al mínimo, imponiendo nuevas y amplísimas restricciones dificultando el envío de remesas desde Estados Unidos. En un país cuya principal fuente de ingresos- por delante del turismo- es el dinero enviado por sus emigrantes, y que tiene al 10% de su población en Estados Unidos, el resultado ha sido devastador.  

Cuba es víctima de una tormenta perfecta, en la que se mezclan el endurecimiento de las medidas estadounidenses, el desplome económico, la pandemia del coronavirus y 60 años de dictadura. El colapso de los subsidios venezolanos, sumado a las restricciones impuestas por el Gobierno de Donald Trump, han puesto a la isla en una complicadísima situación económica, a la que la COVID-19 ha terminado de dar la puntilla.

Coordinador de América Latina: José Antonio Sierra

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