Estados Unidos establece conversaciones “sinceras y profesionales” con los talibanes

Desde que los talibanes llegaron al poder el 15 de agosto se ha abierto un debate dentro de la comunidad internacional acerca del reconocimiento del nuevo régimen. Por un lado, están los países dispuestos a formalizar las relaciones con el movimiento islamista para así poder aprovecharse de los recursos naturales del país o ganar influencia en la región. Por otra parte, otros países u organismos internacionales como Naciones Unidas han señalado la importancia de dialogar con los talibanes para así evitar una crisis humanitaria.
Estados Unidos, un actor clave dentro de la cuestión afgana debido a sus 20 años de presencia en el país, ha llevado a cabo las primeras conversaciones con los talibanes desde que estos tomaron Kabul. No obstante, no es la primera vez que una delegación estadounidense se reúne con los talibanes. Durante la Administración de Obama se iniciaron negociaciones con los insurgentes, culminando con el Acuerdo de Doha firmado durante el mandato de Trump.
Este diálogo, que se ha desarrollado en Doha durante el fin de semana, ha sido “sincero y profesional”, según ha declarado Ned Price, portavoz del Departamento de Estado. Asimismo, “la delegación estadounidense reiteró que los talibanes serán juzgados por sus acciones, no solo por sus palabras”, añadió Price.

Respecto a los temas que abordaron ambas partes durante el encuentro, para Estados Unidos fueron clave las cuestiones relacionadas con seguridad y terrorismo. También se centró en “el paso seguro para los ciudadanos estadounidenses, otros ciudadanos extranjeros y afganos, así como en los derechos humanos, incluida la participación significativa de mujeres y niñas en todos los aspectos de la sociedad afgana”, señaló el Departamento de Estado.
“Las dos partes también discutieron la provisión de una sólida asistencia humanitaria por parte de Estados Unidos directamente al pueblo afgano”, agregó.
Por la otra parte, los talibanes pidieron a Washington que suspendiera las sanciones económicas. El reconocimiento internacional también fue un asunto clave dentro de la agenda de la delegación talibán. “Esperan que esto allane el camino para el reconocimiento del Gobierno afgano, no solo por parte de Estados Unidos, sino también de la comunidad internacional”, informó Natasha Ghoneim, periodista de Al Jazeera en Doha.

Sin embargo, según indicó un funcionario del Departamento de Estado a CNN, la reunión con los representantes talibanes “no trata de otorgar reconocimiento o conferir legitimidad”. Tal y como indicó el funcionario al medio estadounidense, “cualquier legitimidad debe ganarse a través de las propias acciones de los talibanes”. Por el contrario, este encuentro ha sido “una continuación de los compromisos pragmáticos con los talibanes sobre cuestiones de interés nacional vital de Estados Unidos”.
Suhail Shaheen, embajador designado de Afganistán en la ONU, consideró el primer diálogo con Washington como positivo. “Los temas políticos se discutieron en detalle durante la reunión y el Emirato Islámico consideró la plena implementación del Acuerdo de Doha como la mejor manera de resolver problemas”, afirmó. Asimismo, reiteró que “la asistencia humanitaria no debe estar vinculadas a temas políticos”.
Zabihullah Mujahid, portavoz talibán, informó que durante la reunión “se discutió sobre la asistencia humanitaria”. Igualmente, Mujahid aseguró que “estas negociaciones continuarán”.

Además de la crisis humanitaria, las graves violaciones que sufren los derechos de las mujeres y de las minorías como los hazaras, hay que sumar la amenaza terrorista que recorre el país. Tras el doble atentado en el aeropuerto de Kabul que dejó más de 180 fallecidos a finales de agosto, el IS-K (Estado Islámico del Gran Jorasán) ha vuelto a sembrar el caos en Afganistán. El pasado viernes, el Daesh atacó una mezquita chií en la ciudad de Kunduz, al noreste del país, cobrándose la vida de más de 120 personas.
En este aspecto, Shaheen informó que el ministro de Relaciones Exteriores afganos aseguró a la delegación estadounidense que los “talibanes están comprometidos con que los extremistas no utilicen suelo afgano para lanzar ataques contra otros países”, según Associated Press. Aún así, descartaron la cooperación para luchar contra el IS-K. “Podemos abordar al Daesh de forma independiente”, señaló.