El general Miguel Ángel Ballesteros ha presentado la nueva Estrategia de Seguridad Nacional y los objetivos que se pretenden conseguir dentro de este plan

La nueva Estrategia de Seguridad Nacional: gestión de crisis e inclusión de las comunidades autónomas

PHOTO/ARCHIVO - Banderas de España y de la Unión Europea

El 28 de diciembre del 2021 entró en vigor la nueva Estrategia de Seguridad Nacional, sustituyendo a la del 2017. Con el objetivo de dar a conocer en qué consiste esta nueva estrategia y que cambios presenta respecto a las anteriores, el Instituto de Cuestiones Internacionales y Política Exterior (INCIPE) ha organizado un evento en el que el director del Departamento de Seguridad Nacional del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, Miguel Ángel Ballesteros, ha esgrimido las principales claves de este nuevo plan. 

Presentado por el secretario general de INCIPE y el embajador de España, Manuel Alabart y contando con la moderación del director general de INCIPE, Vicente Garrido, Ballesteros ha presentado la nueva estrategia, aclarando además los motivos por los cuales se decidió hacer un nuevo plan estratégico. 

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De acuerdo con el General Miguel Ángel Ballesteros, “la estrategia de seguridad nacional sustituye a la del 2017. Estas estrategias quieren nacer con un horizonte de diez años, pero revisables con cinco”, aunque ya ha quedado en evidencia la dependencia que presentan los planes respecto a los cambios sociales y políticos. 

“En este mundo volátil e incierto, ambiguo y complejo es muy difícil que una estrategia sea vigente en diez años, ni la del 2017 aguantó cinco años”, señaló. Entre los motivos por los que se decidió dar el paso para realizar una nueva estrategia de seguridad el general destaca en primer lugar “por las lecciones que se dieron con la pandemia, especialmente en las primeras oleadas. Lecciones muy duras para España. Con esta estrategia tratamos de corregir los errores y las carencias que se identificaron”.

De esta forma, subraya, “una de las novedades más importantes que presenta el nuevo plan es la aprobación de un modelo integral de gestión de crisis”. Tal y como señala se intentó implementar, pero no se disponía de los medios suficientes para ello. En el año 2020, al inicio de la pandemia, fue “imposible de abordar y resolver los problemas que había que hacer frente. Durante la pandemia no se disponía de este modelo porque no se había elaborado, ni había una ley, de esta necesidad nació la urgencia por diseñar un sistema de gestión de crisis, diseñarlo e implementarlo”, afirma.

Así la nueva estrategia cuenta con un modelo integral de gestión de crisis totalmente nuevo. De acuerdo con Ballesteros, “en el 2017 este era su primer objetivo, pero este no estaba capacitado para poderlo llevar a cabo, ni tampoco contaba con los medios económicos ni humanos. La gestión de crisis se basa en la información de lo que ocurre en tiempo real. Eso no se podía llevar a cabo durante la pandemia ya que mismamente el tema de los contagiados no se sabía”. 

El segundo pilar por el que se decidió fue por “tratar de aumentar la disponibilidad de las capacidades con las que contamos para abordar la crisis, incluyendo las capacidades militares, en este caso en particular por el conflicto Ucrania-Rusia y las consecuencias que pueda traer”.  

“Otra razón para adelantarlo”, subraya, es por “el nuevo panorama internacional en el que se han desarrollado nuevas formas de conflicto como la guerra hibrida, la proliferación de las campañas de desinformación, algunas de ellas contra España”.  

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“Hoy es más que palpable. Hay quien confunde fake news con las campañas de desinformación. Las campañas que afectan a la seguridad nacional son aquellas que dañan a los intereses nacionales, esa es la diferencia. Otra razón tiene que ver con la crisis climática ya que existen fenómenos meteorológicos más frecuentes que antes, incendios por ejemplo como los que hemos presenciado en málaga, temporales etc.”. 

Otro motivo que ha empujado la aprobación de un modelo integral es la aparición de tecnologías disruptivas como la aparición del 5g que es capaz de interferir en la vida normal de los ciudadanos de cualquier país si tienes las capacidades tecnológicas, lo que implica varios riesgos para la sociedad”. 

Asimismo, señala otro aspecto novedoso de esta estrategia y es “la inclusión de las comunidades autónomas ya que a pesar de que forman parte del sistema de seguridad nacional, nunca se las había metido”. Asimismo, “se ha buscado el consenso entre el Senado y el Congreso y se ha incluido en su desarrollo a un grupo de expertos”, que, gracias a su participación, “esto ha permitido también coger a exministros en el panel”.

Por último, añade “la estructura de la Estrategia es la misma que la del año 2017 pero cuenta con cambios léxicos de gran importancia. Nos referimos a España dentro de este plan con los conceptos de seguridad y resiliencia”.

Riesgos y amenazas, antes desafíos 

Ballesteros señala que los principios rectores que rigen la estrategia del 2021 son “una mayor anticipación, integración y resiliencia”. Las razones que llevaron a la integración de estos conceptos responden a los nuevos desafíos geopolíticos.

Así, el director de Seguridad Nacional habla de “una mayor rivalidad geopolítica, con la aparición de china, la rivalidad con EE. UU., con el consiguiente deterioro del multilateralismo”

Además, ha hablado sobre una serie de vectores de transformación como son la competición geopolítica, la fragilidad del multilateralismo, la aparición de estrategias hibridas en países que no son tan relevantes a nivel internacional, el debilitamiento económico primero por la pandemia, que se traduce en un aumento de la desigualdad, la fragilidad de las cadenas de suministro, la soberanía digital que está en cuestión y la consiguiente ética digital. 

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Con esta nueva Estrategia Ballesteros recalca los objetivos por defender “una España que protege la vida de las personas, su libertad y su constitucionalidad y defiende además sus intereses estratégicos allá donde estén. En este sentido el eje 1 correspondiente a la disuasión y a la defensa, entra también la lucha contra el terrorismo y la acción violenta”. 

Otro aspecto relevante que contempla es la autonomía estratégica europea. Declara que en los días 29 y 30 de junio se celebrará en Madrid la cumbre de la OTAN y aquí está previsto que se apruebe el nuevo concepto estratégico. Todo esto se produce también en un momento en el que la Unión Europea va a aprobar la brújula estratégica.

“Mientras no se apruebe, todo es posible de ser modificado”, afirma, “pero sí que hemos tenido en cuenta por donde van una y otra para dar paso a la nueva Estrategia”. 

“El motivo por el que no hemos esperado a hacer una estrategia española es porque no podíamos esperar un año entero, habiendo identificado ya las necesidades de cambio. Hemos asegurado las capacidades militares, incluyendo la sostenibilidad en nuestras Fuerzas Armadas”.  

Así, Ballesteros recalca que los nuevos desafíos que encara España más allá del plan de Seguridad son “desarrollar un sector industrial de la defensa, decantarse por la autonomía estratégica, reforzar el pilar de la UE, energéticamente, tecnológicamente, y apostar por la fusión de la información de seguridad internacional, algo que España no tiene”. 

Por último, concluye, los objetivos del Sistema de Seguridad Nacional 2021-2023 pasan por “garantizar la conectividad de toda la estructura del SSN por la red telefónica Malla B, garantizar el intercambio de información y la gestión eficiente del dato durante todas las fases de la gestión de crisis, garantizar que, en la gestión de crisis, tanto el CSN y el Comité de Situación dispongan de la información necesaria para la valoración correcta de la situación y de las capacidades disponibles para la toma de decisiones”.