El ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, recibió en Rabat a Abdul Hamid Dbeiba y reafirmó el respaldo del reino alauí a la transición política en el país norteafricano

El primer ministro interino de Libia visita Marruecos por primera vez desde que accedió al cargo

photo_camera AFP/FADEL SENNA - Nasser Bourita, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Marruecos, preside una reunión de representantes de las administraciones rivales de Libia en la ciudad costera de Bouznika

Las relaciones bilaterales entre Rabat y Trípoli atraviesan un escenario favorable tras décadas de rivalidad directa. Desde la caída del régimen de Gadafi y el estallido de la guerra civil en Libia, Marruecos trabaja en la resolución de un conflicto que ha significado un quebradero de cabeza para sus intereses regionales.

En mitad de la transición política en el país norteafricano, Abdul Hamid Dbeiba realizó el domingo su primera visita oficial a Marruecos desde que ocupa el cargo de primer ministro de Libia. El mandatario en funciones fue recibido por el ministro de Asuntos Exteriores marroquí, Nasser Bourita, en una visita que cristaliza el reconocimiento libio del papel del Reino en las labores diplomáticas.

Dbeiba mantuvo una reunión bilateral con el propio Bourita y con altos cargos del Ejecutivo marroquí, incluido su homólogo Saad Eddine Othmani. Las conversaciones sirvieron para reforzar los lazos de cooperación entre ambos Estados en materia política y económica, según trasladaron los líderes durante la comparecencia posterior. 

AFP/ GEOFFROY VAN DER HASSELT - El primer ministro interino de Libia, Abdul Hamid Dbeibah, en el Palacio del Elíseo de París

El titular de Exteriores marroquí reivindicó la hoja de ruta prevista hasta la celebración electoral de finales de año. “Si se dan todas las condiciones para el éxito de las próximas elecciones del 24 de diciembre, el pueblo libio podrá disfrutar de la estabilidad, lograr el desarrollo y poner fin a la presencia extranjera”, aseguró Bourita.

Por su parte, el primer ministro de Libia agradeció la postura adoptada por el monarca marroquí, Mohamed VI, sobre la cuestión libia y “los esfuerzos” del reino alauí para unificar las instituciones del Estado y defender la estabilidad política en el país norteafricano.

En cualquier caso, la llegada de Dbeiba a Marruecos se produjo días después de su participación en la II Conferencia de Berlín. La reunión multilateral convocada en la capital alemana debatió el nuevo escenario en Libia, marcado aún por la presencia de combatientes y mercenarios extranjeros.

Marruecos, que no recibió invitación para asistir a la primera cumbre berlinesa celebrada hace año y medio, sí fue convidado a esta segunda cita. Sin embargo, Rabat rechazó de plano la oferta alegando que la resolución del conflicto debe producirse en el seno de la sociedad libia y no debe ser impuesta desde el exterior.

PHOTO/REUTERS  -   Fotografía de archivo, el ministro de Asuntos Exteriores de Marruecos, Nasser Bourita (Izq), y el presidente de Parlamento de Tobruk, Aguila Saleh Issa, en Rabat, Marruecos, el 8 de mayo de 2017

Además, una delegación libia conformada por el presidente del Consejo Presidencial, Mohamed Menfi, la ministra de Asuntos Exteriores, Najla Mangoush, y el propio Dbeiba mantuvieron una reunión bilateral con el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas, 24 horas antes de la cumbre. Incluso la canciller Angela Merkel recibió al primer ministro interino de Libia.

Las fricciones entre Marruecos y Alemania han influido en el tablero libio durante los últimos meses. La postura de la República Federal sobre la cuestión del Sáhara Occidental, apostando por un referéndum acordado, encona al Reino alauí. Asimismo, la participación de Berlín en los asuntos de Trípoli turba los propósitos de Rabat.

En este escenario, los representantes de Libia tratan de conservar el respaldo de todos los actores internacionales posibles. Uno de los más importantes es Marruecos, considerado un socio vital en la región por el Gobierno de Unidad Nacional (GNU, pos sus siglas en inglés), constituido el pasado 15 de marzo.

Por su parte, el ministro de Exteriores marroquí justificó la visita de Dbeiba como parte de la “comunicación continua” entre el Gobierno de Marruecos y las distintas instituciones libias. Bourita hizo referencia a la visita del presidente de la Cámara de Representantes, Aguila Saleh, el pasado jueves 24 de junio.

“Mi presencia aquí hoy se inscribe en el marco de la comunicación continua con Marruecos y su papel fundamental en la resolución de la crisis libia”, declaró Saleh. “Marruecos no necesita asistir a conferencias porque siempre está con nosotros”, sentenció el presidente en funciones del Parlamento libio tras su segunda visita a Rabat en menos de un mes.

AFP/MICHAEL SOHN  -   El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, pronunciando un discurso de bienvenida al comienzo de la Segunda Conferencia de Berlín sobre la paz en Libia

Saleh viajó de inmediato a la capital marroquí tras participar en la II Conferencia de Berlín con el objetivo de trasladar al Reino alauí los términos de la cumbre.

En la comparecencia conjunta con el presidente del Parlamento libio, Bourita aseguró que Marruecos no cambiaría su posición sobre la cuestión libia “en función de una invitación o una ausencia”. El titular de Exteriores remarcó que “el papel de Marruecos no empezó con Berlín y no terminará con Berlín”.

De las declaraciones del representante marroquí de Exteriores se induce que el respaldo de Rabat a las nuevas instituciones libias y a la transición política en el país norteafricano es pleno. 

Diplomacia marroquí sobre Libia

El Reino trabaja desde 2014 en el tablero libio de forma autónoma, aunque cuenta con la aprobación de la ONU y Estados Unidos. No obstante, las autoridades marroquíes han tratado de poner de relieve aquellos factores que diferencian su participación en Libia del resto de actores.  

AFP/MICHAEL SOHN-El ministro de Asuntos Exteriores alemán, Heiko Maas, el primer ministro libio, Abdul hamid Dbeiba, la ministra de asuntos exteriores libia, Najla Mangoush, y la secretaria general adjunta de la ONU para asuntos políticos y de consolidación de la paz, Rosemary Dicarlo

La intervención de Marruecos en el conflicto libio condujo hacia el pacto de Sjirat de 2015. En este acuerdo, las partes convinieron en crear un Gobierno de Unidad Nacional conformado por un presidente, dos vicepresidentes y seis miembros más. A pesar del rechazo parcial por parte de la Libia oriental, Sjirat se convirtió en un acuerdo de referencia para una solución política en el país norteafricano. 

A principios de este mes, Marruecos organizó una nueva cumbre inter-libia para acercar las posturas de la Cámara de Representantes y el Consejo de Estado, organismos envueltos en una disputa acerca del procedimiento de selección de los titulares de las siete instituciones soberanas.

La falta de entendimiento entre instituciones y, sobre todo, la injerencia extranjera dificulta el avance. “A día de hoy, no se ha producido ninguna retirada de mercenarios, ni de combatientes extranjeros, pero se están preparando planes para la retirada, especialmente por parte de la Comisión Militar Conjunta de Libia”, advirtió la coordinadora humanitaria de Naciones Unidas, Georgette Gagnon.

PHOTO/AFP - El mariscal libio Khalifa Haftar

Los mercenarios extranjeros lastran el progreso real en el país norteafricano. La ONU contabiliza un total de 20.000 combatientes totales enviados por Rusia –a través del Grupo Wagner– y por Turquía. En este sentido, la cúpula militar prepara una respuesta contundente para expulsar del país a los mercenarios extranjeros de Libia, según Gagnon. 

El general Jalifa Haftar tampoco facilita la transición política. Pese a respaldar al GNU, las injerencias del líder del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés) son frecuentes. La última se produjo la semana pasada con la supuesta toma de un puesto fronterizo con Argelia como parte de una operación para “rastrear a los terroristas takfiri”. 

En respuesta, el Consejo Presidencial emitió una orden que limita la presencia de tropas y prohibió los ataques militares bajo cualquier circunstancia. Por lo tanto, se mantiene una cierta inestabilidad en Libia y Marruecos pretende facilitar el proceso.
 

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