El 9 de mayo es una jornada en la que la Federación de Rusia muestra al mundo su poderío bélico con un grandioso desfile militar en la Plaza Roja de Moscú. Es también la fecha que el Kremlin utiliza para fomentar el sentimiento de orgullo nacional y manifestar su firme voluntad de ser considerada como una potencia mundial.
Y es que el 9 de mayo se conmemora en toda Rusia el Día de la Victoria, la rendición incondicional de las Fuerzas Armadas alemanas que puso fin a la Segunda Guerra Mundial en Europa, que marca la victoria de la Unión Soviética, Estados Unidos, el Reino Unido y Francia sobre la Alemania nacional-socialista.

Es la efeméride en que las autoridades rusas rinden homenaje a los supervivientes y a los más de 25 millones de ciudadanos de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que perdieron la vida en la Gran Guerra Patria 1941-1945, que es como en Rusia se conoce la contienda bélica que dio comienzo con la invasión alemana del 22 de junio de 1941 y no acabó hasta la derrota completa de Alemania.
Pero en la primavera de 2022, con las unidades terrestres, aéreas y navales del Kremlin ocupando o asediando innumerables poblaciones de Ucrania, los altos mandos militares de los países de la OTAN estaban expectantes por tener la oportunidad de observar los nuevos sistemas de armas rusos. En cambio, los dirigentes políticos de prácticamente todo el mundo estaban ansiosos por conocer si el presidente Vladimir Putin declaraba la victoria sobre Ucrania. Sin embargo, unos y otros se han equivocado.

En su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Rusia, Vladimir Putin ha presidido el 9 de mayo la parada militar que conmemora el 77º aniversario de la victoria sobre la Wehrmacht alemana. También ha pronunciado un discurso en el que ha declarado que “cuando está en juego el destino de nuestra Patria, su defensa siempre ha sido sagrada (…) y hoy, como en el pasado, estáis luchando por nuestro pueblo en el Donbass y por la seguridad de Rusia”.
Ante una gran formación de 33 unidades militares al mando del teniente general Oleg Salyukov, Putin ha resaltado que su país “siempre ha abogado por el establecimiento de un sistema de seguridad igualitario e indivisible, que se necesita con urgencia para toda la Comunidad Internacional”. Y ha esgrimido que la OTAN lanzó “una acumulación militar activa en los territorios adyacentes a Rusia”, lo que ha calificado de “amenaza absolutamente inaceptable en nuestras fronteras (…) bajo el respaldo de Estados Unidos y sus secuaces”.

En alusión a la guerra en Ucrania, el presidente ruso ha recalcado que Rusia ha visto “cómo se construía una infraestructura militar, cómo llegaban cientos de asesores extranjeros, cómo los países de la OTAN entregaban suministros regulares de armamento de última generación y cómo la amenaza crecía cada día”.
Todo lo anterior para justificar lo que ha denominado “un ataque preventivo a la agresión, una decisión forzada, oportuna y la única correcta”. Putin ha rematado la arenga a sus tropas en la Plaza Roja precisando que país es “soberano, fuerte e independiente”, las tres características que Moscú pretende dejar claras al resto del mundo.

El magno desfile del Día de la Victoria es la ocasión en que el Kremlin muestra los nuevos vehículos, aviones de combate y misiles de todo tipo que quiere dar a conocer a sus aliados y competidores, en especial a la Alianza Atlántica.
Pero la parada militar del presente año ha sido más reducida que de costumbre. El Ministerio de Defensa ruso ha precisado que han desfilado 131 vehículos y un total de 11.000 oficiales, suboficiales, soldados, cadetes y alumnos de academias militares de todas las ramas de las Fuerzas Armadas de Rusia. En cambio, en el año 2021 participaron 12.000 militares y 190 vehículos, mientras que en 2020 intervinieron 14.000 efectivos y en torno a 250 vehículos.

Han rodado por la Plaza Roja unos pocos ejemplares del T-14 Armata, el carro de combate que aspira a ser el principal sistema de armas del Ejército de Tierra ruso, que quiere adquirir nada menos que 2.300 unidades para potenciar sus divisiones acorazadas. Se trata de una plataforma de 55 toneladas que debe servir de base para desarrollar toda una familia de vehículos de combate de infantería, de zapadores, lanza misiles y de defensa aérea.
También se ha visto desfilar, pero en parejas y transportados sobre camiones, al vehículo oruga de ataque robotizado Uran-9, armado con un cañón de 30 milímetros, cuatro misiles contra carro y una docena de cohetes, que ya fue empleado en la guerra de Siria. El desfile del 9 de mayo se ha cerrado con el paso de una batería del sistema de misiles balísticos intercontinentales RS-24 Yars, que con un alcance cercano a los 13.000 kilómetros y disparados desde las proximidades de Moscú pueden alcanzar Nueva York.