Rabat firma un acuerdo de pesca con Moscú y Argel aprieta los dientes

Con la firma de un acuerdo de pesca con Marruecos, Rusia, aliado histórico de Argelia, ha dado un gran paso hacia el reconocimiento del estatuto marroquí del Sáhara; el acuerdo llega pocos días después de la decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea
El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, asisten a una ceremonia de firma luego de sus conversaciones en el Kremlin en Moscú el 15 de junio de 2023 - SPUTNIK/MIKHAIL METZEL
El presidente ruso, Vladimir Putin, y el presidente de Argelia, Abdelmadjid Tebboune, asisten a una ceremonia de firma luego de sus conversaciones en el Kremlin en Moscú el 15 de junio de 2023 - SPUTNIK/MIKHAIL METZEL
  1. ¿Por qué este repentino giro ruso contra Argelia?
  2. Una propuesta de mediación que corre el riesgo de hacer añicos las relaciones argelino-rusas  

La visita del presidente argelino Abdelmadjid Tebboune el pasado mes de junio parece haber asestado un golpe fatal a las relaciones argelino-rusas, en lugar de reforzarlas. A pesar de la exagerada complacencia que le mostró el jefe del Estado argelino, Vladimir Putin ha comprendido la ambivalencia de la posición argelina, que ya no se basa en principios inmutables, como ocurría antes de que el dúo Tebboune-Chengriha tomara las riendas de Argelia. El engaño se ha impuesto a una diplomacia que hace tiempo que se tambalea. 

Durante esta visita, el presidente argelino demostró su ignorancia de las normas diplomáticas básicas. Al expresar en voz alta su deseo de abandonar la zona euro y la zona dólar, y al dar palmaditas en la espalda al presidente ruso, llegando a decir que era “el amigo de toda la humanidad” y que todo el mundo le quería, el presidente argelino incomodó al jefe de Estado del país anfitrión, que sospechó de su hipocresía. Eso fue todo para Argelia y Rusia. Putin es duro. No le gusta la hipocresía. Sabe que los argelinos son hombres de palabra y hombres de principios. Como mucha gente, ha descubierto a un hombre que no tiene nada en común con el argelino que conoce. El jefe del Kremlin se apresuró a dar la espalda a Argelia para meter la mano en la de Marruecos. ¿Por qué este brutal giro ruso contra Argelia?  

¿Por qué este repentino giro ruso contra Argelia?

En un momento en que la guerra fría entre Rusia y Occidente (Estados Unidos de América y Europa) es cada vez más intensa desde la invasión de Ucrania por las tropas rusas, Argel no ha sabido posicionarse. 

Su diplomacia, obsesionada con su vecino marroquí y lanzando todo el peso que le queda detrás del movimiento separatista del Frente Polisario, ha perdido toda orientación en las grandes cuestiones internacionales. A veces está en brazos de los estadounidenses, a veces en brazos de los rusos. Pero es, sobre todo, con los norteamericanos con quienes Argel tiene las espaldas y los ojos blandos. El número de visitas de responsables políticos y militares estadounidenses a Argel se ha multiplicado en los últimos tiempos. Argel ha obedecido las advertencias de Washington sin oponer la menor resistencia, incluso hasta el punto de ofender a Moscú.  

Su posición sobre Ucrania acabó inclinándose a favor de Kiev. Sin embargo, Washington sí reconoció el Sáhara marroquí. Este reconocimiento tuvo un efecto en España y Francia, que siguieron su ejemplo.

Cabreada con Madrid y París por su apoyo al plan de autonomía del Sáhara, Argel actúa como si no hubiera pasado nada con Estados Unidos. Una política de doble rasero. La diplomacia argelina ya no está cargada de principios, como ha constatado la comunidad internacional.  

Otra razón de la frialdad entre rusos y argelinos es la “traición” de estos últimos en el conflicto entre Moscú y Kiev.  

A finales de julio, el Ejército maliense, apoyado por mercenarios rusos de Africa Corps (antes Wagner), sufrió una dura derrota a manos de los rebeldes tuaregs. La inteligencia ucraniana afirmó que esta victoria fue posible gracias a su apoyo. Los rusos sospechaban que Argel había facilitado la intervención ucraniana en la región. Esto tuvo graves repercusiones para las posiciones rusas en el norte de África. No hay que ser un genio para adivinar que el reino cherifiano salió beneficiado. El acercamiento entre Rabat y Moscú empezaba a hacer temer lo peor a Argel. Y lo peor ha ocurrido, para gran disgusto de la diplomacia argelina, que ya no sabe a qué atenerse.   

Marruecos acaba de anunciar que acaba de firmar un “prometedor” acuerdo de pesca con Rusia. Este anuncio se produce después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) anulara los acuerdos pesqueros y comerciales entre la UE y el Reino. Según Europa Press, este acuerdo con Rusia “cubre las provincias del sur”, reafirmando la nacionalidad marroquí del Sáhara. Sólo podemos concluir, sin dudarlo, que Moscú reconoce prácticamente la naturaleza marroquí del Sáhara. Sólo falta el anuncio oficial.

Un barco pesquero marroquí ingresa al puerto de la ciudad del Sáhara Occidental, El Aaiún - AFP/FADEL SENNA
Un barco pesquero marroquí ingresa al puerto de la ciudad del Sáhara Occidental, El Aaiún - AFP/FADEL SENNA

Una propuesta de mediación que corre el riesgo de hacer añicos las relaciones argelino-rusas  

El anuncio oficial del reconocimiento por Moscú de la naturaleza marroquí del Sáhara no tardará mucho. Sin duda, llegará tras el rechazo argelino a la mediación rusa entre Argelia y Marruecos, propuesta recientemente por el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguei Lavrov, a sus homólogos argelino y marroquí. 

Tras haber rechazado todas las propuestas de mediación hasta el punto de sufrir un aplastante revés en la cumbre de la Liga Árabe de 2022 en Argel, boicoteada por todos los Estados del Golfo, es difícil imaginar que el régimen argelino acepte la mediación de paz de ninguna parte. El conflicto entre los generales de Argel y Marruecos es vital para ellos. Cualquier cosa menos la paz con su vecino marroquí. Y mucho peor si Moscú rompiera sus relaciones históricas y estratégicas con Argelia. La primera reacción de Putin a la negativa de Tebboune a mediar será inevitablemente el reconocimiento oficial del Sáhara marroquí.  

A Putin le interesa no dejar que los estadounidenses vayan por libre en un reino en el que las perspectivas de un gran auge económico son ampliamente perceptibles. Por no hablar de la posición estratégica de un país con dos fachadas marítimas. Una en el Mediterráneo y otra en el Atlántico. Una posición estratégica y económica que los dirigentes marroquíes gestionan con gran tacto y serenidad.