Según el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo, entre 2006 y 2019, Israel proporcionó a Bakú alrededor de 825 millones de dólares en armas

El juego de Israel en Azerbaiyán: venta de armas e informes sobre Irán

PHOTO/AFP - Azerbaiyán y Armenia en plena escalada de violencia

Un país cristiano (Armenia) le dice a uno judío (Israel) que deje de vender armas a uno musulmán (Azerbaiyán). Un triángulo curioso que deja ver que, cuando se habla de negocios y ventas millonarias de armamento, cuestiones religiosas o de otra índole quedan en un segundo plano.

“El suministro por Israel de armamento súper moderno a Azerbaiyán es especialmente inadmisible en medio de una agresión a gran escala de este país contra Armenia y Artsaj (Nagorno-Karabaj)”, dijo Anna Nagdalián, portavoz de Exteriores del Gobierno armenio, durante una rueda de prensa. “Tal postura es para nosotros inaceptable, y tomamos la decisión de retirar a nuestro embajador para mantener consultas”, continuó la portavoz.

Destrucción de vehículos azeríes durante los enfrentamiento contra los separatistas armenios

El jueves por la noche, Armenia llamó a su embajador en Israel para consultas debido a la venta de armas israelíes al país azerí, apenas dos semanas después de que Armen Smbatyan fuese nombrado embajador armenio en Israel. Ese mismo día, Azerbaiyán reconocía el uso de armas de fabricación israelí en sus combates contra las fuerzas armenias.

Por su parte, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel lamentó la decisión de Armenia de retirar a su embajador. Las relaciones entre Armenia e Israel han sido siempre tensas, ya que el país hebrero nunca ha reconocido el genocidio armenio cometido por el Imperio Otomano en 1915.

Pero ¿por qué Israel apoya a Azerbaiyán? La Azerbaiyán musulmana tiene relaciones con la Israel judía casi desde su independencia en 1991 y hoy Azerbaiyán le proporciona información a la inteligencia israelí sobre Irán, por lo que se antoja difícil que Tel Aviv abandone a tal aliado durante una guerra. Parece que poco importa que tanto Azerbaiyán como Irán sean Estados chiíes, ya que el hecho de que el Gobierno de Bakú sea fuertemente secular, a pesar de que su población es en gran medida musulmana chií, hace posible la extraña alianza hebrea-musulmana. Tel Aviv y Bakú comparten el mismo objetivo: controlar la propaganda islamista iraní.

En 2016, la revista Foreign Policy sugirió que la alianza entre Israel y Azerbaiyán se había profundizado y en la misma publicación informaba de la llegada de un acuerdo entre ambos países para que Tel Aviv pudiera utilizar aeropuertos azeríes en caso de que decidera realizar un ataque militar contra las instalaciones nucleares de Irán.

El presidente azerbaiyano Ilham Aliyev

En torno a esta cooperación, el diario israelí Haaretz publicó informes bancarios que revelaron transferencias de dinero del gigante de la defensa israelí Israel Aerospace Industries a dos empresas sospechosas de lavado de dinero para el Gobierno azerbaiyano. Las transferencias, según la información de Haaretz, comenzaron pocos meses después de que se firmara un acuerdo de armas por valor de 1.600 millones de dólares con el régimen azerí.

El país hebreo no es un participante directo en las recientes disputas entre Armenia y Azerbaiyán en la región de Nagorno-Karabaj (que se encuentra oficialmente dentro de las fronteras de Azerbaiyán), pero su colaboración se hace esencial para rearme del Ejército azerí. Ya en 2012 surgieron informes sobre una compra por 1.600 millones de dólares por parte de Azerbaiyán de armas fabricas por la misma empresa israelí.

Origen de las relaciones

Israel y el país del Cáucaso establecieron relaciones diplomáticas en abril de 1992, y en 1993, el país hebreo abrió su Embajada en la capital azerí. Desde entonces, las relaciones se han mantenido e incluso profundizado, como ejemplificó el viaje en 2016 del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Bakú. Ese mismo año, Netanyahu dijo que el país azerí había comprado armas por valor de 5.000 millones de dólares a su país, entre los que había vehículos aéreos no tripulados y sistemas de satélite. Un año después, el Instituto Internacional de Investigación de la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), un grupo de expertos en conflictos armados informó que Bakú había comprado 127 millones de dólares en tecnología militar. El Instituto también informaba de que durante 2006 y 2019, Azerbaiyán gastó en torno a los 825 millones de dólares en armas, incluyendo drones, munición, misiles antitanques y un sistema de misiles tierra-aire.

Proyectil de cohete en la comunidad de Ivanyan en la región escindida de Nagorno-Karabaj el 1 de octubre de 2020.

En 2012 el Instituto ya hablaba sobre las adquisiciones armamentísticas de ambos países, que indicaban un riesgo alto de reanudación del conflicto en la región. Por otra parte, en una entrevista en vídeo con el sitio web de noticias Walla de Israel el miércoles, el asistente presidencial azerí Hikmat Hajiyey aseguró que Azerbaiyán estaba usando “algunos” drones de fabricación israelí en los combates alrededor de Nagorno-Karabaj, sin especificar cuántos.

“(Tenemos) una de las flotas (de drones) más fuertes de la región. Y entre ellos tenemos los israelíes, también tenemos otros drones, pero especialmente los drones israelíes, incluidos los drones de reconocimiento y ataque, y los drones kamikaze 'Harop', (que) han demostrado ser muy efectivos”, dijo Hajiyev.
Esta alianza tiene como base una seria de factores geoestratégicos: el primero, la pérdida del control político de Azerbaiyán sobre Nagorno-Karabaj y la necesidad de invertir esta situación a través de un programa militar potente, que ha hecho que se convierta en un relevante importador de tecnologías de defensa israelí. Las compañías de defensa judías han capacitado a las fuerzas especiales de Azerbaiyán, han construido un sistema de seguridad para el aeropuerto de Bakú y han mejorado el equipo militar (tanques) de la era soviética.

Irán se suma al tablero

Para complicar aún más las cosas, Irán parece apoyar militarmente más a Armenia, pero su posición debe fluctuar entre un apoyo real y declaraciones mesuradas, debido a que posee una gran población azerí dentro de sus propias fronteras. Las relaciones entre Azerbaiyán y la República Islámica son complicadas. Ambos comparten frontera y herencia. Los azeríes vivieron durante un tiempo bajo el Imperio Persa. En 1813, el Tratado de Gulistán firmado después de la primera guerra ruso-persa dividió al pueblo azerí en dos. Los que están en el norte, vivieron bajo dominación soviética y ahora están en un Azerbaiyán independiente, y los del sur vivieron bajo el Imperio Persa, ahora la República Islámica de Irán.

El Ayatolá Alí Jamenei, del 21 de septiembre de 2020, lo muestra dando un discurso en la capital, Teherán

Si el rompecabezas en el que se ha convertido el Cáucaso es complicado, los intereses rusos y turcos en la región lo enmarañan algo más. Rusia es un importante proveedor a ambas partes. Ereván tiene una gama limitada de proveedores y depende de Moscú como su provisor armamentístico. Por el contrario, Azerbaiyán ha llevado a cabo importantes acuerdos de producción con Israel, Sudáfrica y Turquía, en su intento de utilizar tecnología extranjera para desarrollar una industria de armas autóctona, señala el SIPRI.

Ankara se ha convertido en el principal valedor de Azerbaiyán y así lo ha hecho público el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan a través de un comunicado esta semana: “Apoyamos a Azerbaiyán en el terreno y en la mesa de negociaciones”, y también a través del envío de mercenarios a Bakú, aunque el Gobierno azerí ha negado la presencia de combatientes procedentes de Siria a suelo azerí.

¿Qué dicen los organismos internacionales?

En 1992, como respuesta al conflicto armado entre Armenia y Azerbaiyán por la zona Nagorno-Karabaj, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) solicitó a sus Estados participantes que impusieran un embargo a las entregas de armas a las fuerzas que combaten en la zona. Se trataba de un embargo de armas multilateral voluntario, por lo que varios estados participantes de la OSCE han suministrado desde entonces armas a Bakú y a Ereván, como Rusia y Turquía.

En 1994, la OSCE creó el Grupo de Misk con el objetivo de restablecer la paz en la zona. Formado por diplomáticos rusos, franceses y estadounidenses, se apostó por la retirada de las fuerzas armenias y la devolución del territorio a Bakú, pero a pesar de lograr un alto el fuego en 1994, el conflicto continuó sin estar resultó y han sido varias las veces que se ha vuelto a una escalada de violencia. Este jueves, los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, Estados Unidos, Donald Trump, y Francia, Emmanuel Macron, condenaron de “manera firme” los choques armados en la zona. “Llamamos a (…) Armenia y Azerbaiyán a asumir inmediatamente, de buena fe y sin condiciones previas la obligación de reanudar las negociaciones para el arreglo” del conflicto, señalaron en una declaración conjunta.

En 2016, tanto la Unión Europea como Naciones Unidas rechazaron la anexión de Nagorno-Karabaj y el uso de la fuerza en la región por parte de Armenia. Para Europa, la tubería que atraviesa Bakú-Tiblisi-Ceyan que suministra recursos energéticos es crucial para cubrir sus necesidades energéticas. En esta nueva escaramuza los organismos internacionales han vuelto a pedir una moderación y el respeto de un alto el fuego, así como el inicio de un proceso diplomático que conduzca a una paz sostenible.

Cada vez más lejos el alto el fuego

Con el recrudecimiento en los últimos días de los combates en la zona, el Ministerio de Defensa de Azerbaiyán señaló que las fuerzas azeríes se hicieron con las alturas que dominan la localidad de Madagiz, perteneciente al distrito de Tartar, ocupado por los armenios y que se encuentra al este de Nagorno-Karabaj.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de la autoproclamada república de Nagorno-Karabaj (RNK), Artsaj para los armenios, aseguró que “se libran combates en todos los sectores del frente”. El viceministro de Defensa de la RNK, Artur Sarkisián, informó este viernes de que otros 54 militares armenios murieron en los combates con las Fuerzas Armadas de Azerbaiyán, con lo que el total de bajas mortales ascienden a 158 desde el pasado 27 de septiembre.

Gráfico en el que se comparan las fuerzas militares presentes en la región de Nagorno-Karabaj y mapa de la zona de conflicto

Hasta ahora, ninguno de los dos países ha podido establecer una ventaja militar que pueda traducirse en avances en el campo de batalla. Sin embargo, ambos han declarado la ley marcial y han comenzado a movilizar a sus Fuerzas Armadas, con el riesgo de una intensificación de los combates.
Azerbaiyán y Armenia han desafiado los pedidos de un alto el fuego en medio de los peores combates en décadas entre los dos por un territorio en disputa.
Estados Unidos, Francia y Rusia condenaron conjuntamente los combates en Nagorno-Karabaj, en el sur del Cáucaso. Pero Turquía, un aliado de Azerbaiyán, también rechazó las demandas de un alto el fuego. Nagorno-Karabaj es oficialmente parte de Azerbaiyán, pero está gobernado por armenios de etnia separatista. Años de negociaciones nunca han dado como resultado un tratado de paz.

Azerbaiyán y Armenia libraron una guerra en 1988-94 por el territorio que causó 25.000 muertos. Armenia respalda la república autoproclamada pero nunca la ha reconocido oficialmente. Definido en el ámbito de las relaciones internacionales como un conflicto congelado, la escalada de violencia en el Cáucaso sur ha vuelto y los intereses geoestratégicos en cuanto a los recursos energéticos pueden llegar a convertir la zona en un escenario bélico con la intervención de múltiples actores.
 

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