Al Real Madrid no se le puede dar por vencido hasta que pita el árbitro el final del partido, sus remontadas son épicas y famosas en el mundo del fútbol

¡Hasta el final! ¡Vamos Real!

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El equipo de la capital de España es considerado por la gran mayoría de los aficionados al fútbol como el mejor equipo de fútbol del mundo y para muchos como el mejor club deportivo también.

No solo por ser el club de fútbol con más títulos, con más trofeos nacionales e internacionales, por sus principios éticos, deportivos y de respeto al rival, sino por ese espíritu de sacrificio que les hace pelear hasta el final, aun teniendo los partidos muy desfavorables en el resultado.

En situaciones en las que otros deportistas darían su brazo a torcer y pensarían en el próximo partido para desquitarse de una mala actuación o un mal resultado, los jugadores blancos siguen peleando hasta encontrar un mínimo resquicio en el equipo contrario y agarrarse a ello para seguir peleando y dar vuelta a la situación.

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Este año ha habido dos ejemplos claros de ello. Primero en la eliminatoria contra el París Saint Germain donde el equipo parisino tenía dominada la eliminatoria por juego y resultado.

En París, los Mbappé, Messi, Di María, Marquinhos y compañía dominaron el encuentro desde el principio. Los jugadores de Ancelotti se vieron superados en todo momento, pero se agarraron a la magnífica actuación de su portero Courtois para seguir trabajando y dejar esa clara y manifiesta superioridad en un resultado de 1-0 para el partido de vuelta. Un 1-0 que no reflejó ni mucho menos la diferencia entre los dos equipos.

La vuelta en el Bernabéu estuvo rodeada de un clima de euforia que siempre se tiene en los encuentros de Champions. La afición se volcó como siempre hace. Primero con un gran recibimiento al autobús del equipo, la llamada “previa” y después dentro del estadio animando en los inicios del partido.

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Una gran pancarta ponía: “Somos los reyes de Europa”

El equipo francés aguantó un primer cuarto de hora de empuje blanco con más corazón que juego y ocasiones. Y, a partir de ahí, se fue poco a poco haciendo con el control del partido.
Mbappé tenía un par de ocasiones claras, pero al igual que en París, el meta belga las paraba. También Messi tuvo otra ocasión.

El equipo blanco de nuevo se veía superado y fruto de ello fue en el minuto 39 un gran gol de Mbappé en una contra. El Madrid se había salvado en un par de ocasiones de sendos goles anulados por fuera de juego.Se llegaba al descanso con los aficionados muy pesimistas. La eliminatoria con un 2-0 en contra y una gran superioridad en el juego por parte del PSG.

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Pero los aficionados blancos comentaban que había que marcar un gol al inicio de la segunda parte para meterse en el partido y seguir peleando. 

Nadia abandonaba el estadio a pesar de seguir al inicio del segundo periodo la misma dinámica. Los jugadores corrían y se implicaban, pero los de Pochettino eran mejores. Solo quedaba seguir peleando.

La máxima expresión de esta pelea que parecía poco efectiva era el francés Karim Benzema que no paraba de presionar la salido del balón del equipo rival.

Fruto de ese esfuerzo y de un grave error del meta del PSG Donnarumma, en el minuto sesenta, hizo anotar un tanto que disminuía la ventaja, pero que además hizo encender la mecha de una estampida blanca a medias entre la afición y los jugadores.

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El cambió fue radical en el partido. Los blancos parecían aviones y los franceses aturdidos parecían agarrotados y sin saber que pasaba. Modric termina filtrando un gran pase a Benzema y llega el segundo gol que igualaba la eliminatoria. 

Las caras de los jugadores franceses eran de incredulidad y más cuando otra vez fruto de la presión y el trabajo blanco y sin tiempo reaccionar recibían el tercer gol.
El fallo del portero había dado una pizca de esperanza que los jugadores blancos y su público lo acogió como un clavo ardiendo. Les reactivo al mismo tiempo que congeló a los rivales.

Una vez más “hasta el final” el Madrid superaba la eliminatoria. Acababa el partido y los aficionados no se movían de su localidad aplaudiendo la gesta durante muchos minutos.
Llegan los cuartos de final contra el Chelsea. El escenario es completamente distinto. El Real Madrid supera en Stamford Bridge al equipo inglés y trae para el Bernabéu un resultado muy a su favor 1-3.

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Gran ambiente en el Bernabéu, pero no como en la anterior eliminatoria con sabor a remontada. Los propios jugadores salen relajados sabedores de su renta. Al descanso se pierde por 0-1, pero los de Ancelotti guardan la calma.

Minuto sesenta y el Chelsea anota el empate en la eliminatoria, 0-2. Empiezan los rumores y los miedos en el templo madridista. Sobre todo, cuando el exmadridista Marcos Alonso, que ojalá lo tuvieran actualmente en las filas madridista, anotaba el tercero, aunque era anulado por fuera de juego.

El equipo madrileño no carburaba y llegó el tercero del Chelsea, minuto 75 y el Madrid estaba virtualmente eliminado después del 1-3 de Londres.

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Otra vez con el agua al cuello, pero con los veteranos presionando y trabajando hasta el final. Modric se inventa un pase magnífico que convierte Rodrygo en el empate de la eliminatoria.

Pero el Chelsea seguía dominando y teniendo ocasiones. El Madrid con una defensa de circunstancias por las lesiones logra llegar a la prórroga.

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Toma un poco de aire y a seguir trabajando. Sacan fuerzas y Benzema anota el 2-3 a pase de Vinicius. El público, como loco, no para de animar y de sufrir muchísimo porque las ocasiones del Chelsea se suceden.

Hasta el final no se bajan los brazos y no se deja de pelear. Hasta que aparezca una señal que les hace reaccionar. Fruto de un error del contrario o de la calidad de algún jugador al desequilibrar en una jugada, pero siempre hasta el final. Nunca rendirse antes del pitido final.

Esto ha sido el ADN del Real Madrid desde tiempos inmemoriales.
Yo recuerdo, aunque era pequeño, los goles de Santillana al Derby County para remontar un 4-1. (1976). Ya más mayor en el campo recuerdo el gran gol de Ulli Stilike en 1980 al Celtic de Glasgow, seguido de otro de Juanito para remontar un 2-0.

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En la década de los 80 fueron muy habituales las remontadas en el Bernabéu.

El vendaval Emilio Butragueño al Anderlecht 6-1 en 1985 junto con Valdano, Sanchis, Santillana…

4-0 al Borussia en el 86 con Valdano y Santillana de protagonistas. 

5-1 al Inter de Milán con Hugo Sánchez, Michel, Gordillo, Butragueño y, como no, con dos goles de Santillana.

Un denominador común que parece que en los últimos tiempos se recupera: “No dejar de pelear hasta el final”

Partidos épicos. Los rivales lo saben, pero sigue sucediendo.

“En el Bernabéu no te puedes confiar hasta el pitido final”

“Hasta el final, vamos Real”
 

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